Capitulo Treinta y tres.

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No me hago responsable de traumas post-ultimocapitulo, ganas de querer asesinar a la escritoras, o llantos repentinos. Se recomienda tener pañuelitos alrededor, ah(?)

-¿____? -Mi mirada estaba perdida en la alfombra que adornaba mi habitación. Sentía algo extraño en mi pecho, estaba a punto de llorar, pero no podía. Me sentía impotente, necesitaba hacer algo pero, irónicamente, no podía ni siquiera mover un brazo. -_____.

Alguien se sentó a mi lado y, de un segundo a otro, mi mano estaba siendo sostenida por la mano de otra persona. Mis ojos se estaban nublando y ni siquiera podía levantar la cabeza, estaba en una especie de shock.

-¿Qué ha pasado? He llegado al hotel y tu madre me ha dicho que estabas aquí, se veía preocupada, pero prefirió que tú me lo digieras. ¿Te ha pasado algo? ¿Le ha pasado algo a Rachel? -Travis no paraba de hablar.

Levante mi cabeza para mirarlo a los ojos y, debido a su expresión, supe que probablemente mis ojos estaban llenos de lagrimas, mi cara estaba hecha un desastre y mi expresión mostraba la gravedad del asunto.

-Es… es Shanna.

-¿Shanna? -Pregunto él, algo confundido.

-Shanna, ella… ella ha tenido un accidente, esta en el hospital ahora -Mis palabras salían lentamente por mi boca, como si aun no pudiese creer lo que estaba diciendo. Travis me miro con el ceño preocupado.

-¿Cómo te has enterado?

-Su padre nos ha llamado. El este medianamente bien, en el hospital. Pero su madre y ella… -Mi voz se quebró y apoye mi rostro en el hombro de mi amigo, quien comenzaba a acariciar mi pelo. -Los médicos han dicho que no saben si podrán hacerlo, Travis. Esta… esta conectada a una maquina, es la única razón por la que puede respirar -Comencé a llorar como una magdalena, literalmente. Me costaba respirar y la polera de Travis había quedado empapada con todas las lágrimas que caían desde mis ojos.

Mis manos habían estado temblando desde que mi madre me dijo la noticia y no pararon de hacerlo ni siquiera cuando intente tomar una taza de té calmante. Pero era de esperarse. Mi mejor amiga estaba en el hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte y yo no podía hacer nada para evitarlo.

-Me siento tan inútil estando a miles de kilómetros, Travis -El paso su brazo por mi espalda mientras besaba mi frente.


-Tranquila, si estuvieras allá tampoco podrías hacer mucho -Su brazo me atrajo más hacia él mientras intentaba sostener la taza de té sin botar ni un poco encima del pantalón de mi amigo.

-Pero estaría cerca de ella, podría verla, te juro que si le pasa algo y yo no estuve ahí yo… -Mi voz se quebró por segunda vez en la tarde y no pude seguir hablando. De tan solo imaginar que algo malo le llagara a pasar a Shanna me daba un ataque de pánico.

Recordé mi última conversación con ella. Me dijo que iría a ver a su abuela, y que prácticamente tenía que cruzar toda la ciudad y que, además, estaba nevando, pero nunca se me ocurrió que algo así podría pasar.

Comencé a pedir con todas mis fuerzas que Shanna estuviera bien en unas horas, que se recuperara, que dejara de respirar atreves de una estúpida maquina, o porque no, que todo esto fuera un sueño. Ni siquiera estaba segura si creía en Dios, pero en este momento estaba desesperada.

-Por favor no te mueras -Posiblemente parecía una loca, ahí, temblando, encima de la cama, repitiendo mi intento de plegaria. Travis se paró de mi lado y camino hacia mi madre, que estaba en la otra habitación, pero aun así se podía ver, pues nuestras puertas estaban abiertas.

Vi como Travis se acercaba a ella y le decía algo que, claramente desde mi distancia no podía escuchar. Mamá lo escuchaba atenta y luego abría la boca, casi con una sonrisa, como si estuviera totalmente de acuerdo con lo que él acababa de decir.

Out Of My Limit. (Luke Hemmings y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora