Cuando esa mañana sonaron sus despertadores, las dos mamás se levantaron con el corazón a cien por hora. Separadas por decenas de kilómetros e ignorantes de la existencia de la otra, sin embargo tenían el mismo sentimiento: cada una iba a volver a ver a su hijo. Estos tendrían muchas cosas que contarles, sus hazañas deportivas o sus nuevos compañeros...Incluso querrían enseñarles las fotos.
Estaban contentas ante la idea de volver a ver a sus hijos queridos de los que llevaban separadas diez días. ¡Cómo les había parecido de largo el tiempo sin ellos! ¡Qué difícil era la vida cuando ellos estaban tan lejos! Con el corazón lleno de alegría se pusieron en marcha, cada una por su lado, para ir a buscar a su querido pequeño.
La salida del campamento había tenido lugar a lo largo de toda la mañana. Como a la ida, dos autocares habían sido dispuestos: uno para Boston y otro para Maine. Los seis compañeros de las cabañas Pino y Roble se habían agrupado en círculo, y las lágrimas parecían querer caer por sus rostros.
«Prometamos que nos escribiremos, chicos, ¿de acuerdo?» había preguntado tristemente Leo
«Prometido, nos escribiremos e incluso podremos llamarnos» había respondido Matthew
«Sería guay que nos volviéramos a ver el año que viene...» se había proclamado tímidamente el pequeño William.
«Oh, sí, sería una buena idea, y sin duda podríais venir a verme a Escocia, prometido, en cuento llegue, hablo con mis padres» parecía que Leo había reencontrado su entusiasmo en un parpadeo. Después se dio la vuelta hacia los dos hermanos, lado a lado y se había dirigido a Henry, que llevaba como estaba planeado, las ropas de Matthew.
«Matt, de verdad espero que puedas ir a verme, estoy muy contento de haberte conocido...¿sabes?»
«Yo también, Leo, y haré lo que pueda, te lo prometo»
En ese momento los monitores del campamento les pidieron a cada uno que subieran a sus respectivos autocares. Henry y Matthew se habían alejado algo del grupo y se habían mirado seriamente. Uno podía leer su propio miedo mezclado con la excitación en los ojos de otro. Henry habló primero
«Bueno, ¿estás listo? Aún podemos dar marcha atrás, ¿sabes?»
«No, Henry, estoy más que listo. Creo que es lo más excitante que he hecho en toda mi vida. Y quiero que conozcas a nuestra madre»
«Ok...entonces, tienes mi número de teléfono, el número de mi madre. Por mí...lo tengo todo...» había dicho Henry verificando por la sexta vez no haberse olvidado de nada.
«Henry, recuerda, mamá estará en la parada del autobús, alta, rubia, seguramente en vaqueros y con una inmensa sonrisa en el rostro cuando te vea, ¡no te puedes equivocar!»
«¡Sí! Y tú, recuerda, tu parada es Storybrooke, y normalmente el único que se baja ahí. Mamá también estará en la parada. Y mañana nos llamamos, ¿ok?»
«Sí, ¡mañana nos llamamos!»
«Tengo miedo, Matt...»
«Yo también...¡Valor, hermano!»
«¡Chicos, al autobús, por favor, nos tenemos que ir!» había ordenado Liz al pasar por delante de los últimos atrasados.
Sus miradas no se habían desviado sino cuando los dos autocares tomaron direcciones opuestas. Por suerte, Leo había podido sentarse al lado de Henry, en el autobús hacia Boston, y esa presencia amiga había logrado hacerle pensar en otra cosa.
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Siempre te encontraré
FanfictionTRADUCCIÓN del fin francés Je vous retrouverai toujours de Bonne Ame. ¿Y si Emma no hubiera tenido un hijo, sino gemelos? ¿Y si esos dos hijos, que no se conocen, se encontraran por casualidad? ¿Y si, gracias a esos niños, Emma conociera al amor de...