La decisión de Regina

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Era temprano cuando Regina salió de la cama. Graham dormía aún a pierna suelta, acostado boca abajo y la cabeza hundida en una almohada. Sentada en el borde de la cama, la joven se tomó unos minutos para observarlo. Un débil resplandor solar atravesaba las persianas y se posó sobre el rostro del joven. Era guapo. Una ligera mueca en el rostro, su cabellera brillaba al sol y la luz le daba un aire a la vez infantil y angelical. Con paciencia y atención, ella fue detallando esa espalda que normalmente le gustaba besar, esos cabellos morenos en los que adoraba hundir sus manos, esos brazos en los que en otro tiempo se sentía tan bien...

Pero esa mañana, Regina no sentía ninguna emoción. Lo miraba como si estuviera mirando a un amigo o un hermano. Pero, en ningún caso, como a un amante. Eso no la entristecía. Después de todo, ninguno de los dos nunca había sentido esa pasión loca. Siempre había sido tranquilo y sereno.

Hace algunos meses, esa relación cómoda le convenía, le bastaba, incluso. Se conformaba con poco y no esperaba nada más. Nada de sentimientos, nada de atadura, solo sexo, y todo iba muy bien.

Regina comprendía que ese hombre no tenía culpa de nada, pero sabía que todos los esfuerzos que él hiciera no serían suficientes. Pues hoy, finalmente había alguien que le hacía sentir cosas mucho más fuertes.

Esa mañana, esa hermosa mañana de verano, Regina Mills tuvo una revelación: nunca sentiría por Graham lo que estaba sintiendo por Emma Swan. Como hundido en ella desde hacía años, un sentimiento desconcertante acababa lentamente de despertarse. La quería, quería a Emma Swan como nunca había querido a nadie desde Daniel y Henry.

Por esa razón tomó su decisión. Seguramente esa decisión le rompería el corazón una vez más, pero tenía que tomarla.

Tendría que dejar de darle esperanzas a Emma Swan.


«Ah, buenos días Graham» dijo Henry al sheriff sentado en la cocina

«¡Hola! ¿Has dormido bien?»

«Sí, gracias...»

Henry estaba acostumbrado a encontrarse con Graham en el desayuno. Cuando ocurría, sabía que eso significaba que su madre y él habían pasado la noche juntos. Así que no apreció verlo allí esa mañana. Pensó en Matthew, y su loca idea y la "Operación Tórtolas" Pensó en todo lo que su hermano le había dicho, los sentimientos de Emma por su madre, su futura vida estando los cuatro juntos...

Así que, inspiró profundamente. "¡La Operación Tórtolas, parte 2: deshacerse de Graham" ha comenzado! ¡Por Matthew! ¡Por nosotros!, pensó. Y se lanzó

«No te voy a hacer la misma pregunta, también has dormido bien» dijo como si nada mientras echaba su chocolate en polvo en su leche.

«Euh...¿qué quieres decir?»

«Por lo que escuché anoche, tú y mamá os divertisteis bien»

Era un farol, por supuesto, pero tenía que asustar a Graham y hacerle creer que él lo escuchaba todo.

«¿Qué estás diciendo? No hicimos nada...» respondió el sheriff, asombrado

"Maldita sea", pensó Henry...Comprendiendo su error, intentó corregirlo como pudo

«Ah, perdón, he debido confundirme. A lo mejor es que os he escuchado tantas veces que lo soñé. Deberíais prestar un poco de atención, ahora, ya sabes. Estoy creciendo...¡y comprendo muchas más cosas, eh!»

Graham parecía no saber dónde meterse. Henry daba saltos de alegría interiormente. Continuó, muy contento del malestar del joven.

«Pero bueno, ya sabes, no tienes por qué estar incómodo. Debe ser halagador para un hombre que una mujer le muestre su satisfacción de esa manera. ¿No crees?»

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