Revelaciones

2.2K 138 3
                                    


«¿Le apetecería cenar esta noche conmigo?»

Ante esas palabras, el corazón de Emma había dado un salto y aceptado rápidamente la invitación de Regina. Habían quedado en regresar a casa para cambiarse y encontrarse una hora más tarde en casa de la alcaldesa. Con el corazón desbocado, llegó corriendo a Granny's donde le gritó a Ruby, que, por casualidad, acababa de terminar su turno.

«¡Ruby, es una urgencia! ¡Te necesito, ahora!»

«Ehu, sí, hola, Emma...»

«Sí, sí, hola...Te lo suplico, ¡necesito que me ayudes!»

«¿Pero qué ocurre? ¿Es grave? Pareces estar en pánico...»

Emma se acercó a su amiga y le susurró al oído

«¡Regina me ha invitado a cenar esta noche! Y no sé qué ponerme...»

Ruby se contuvo para no soltar una carcajada. Todo ese jaleo por eso...¡Mira que se puede ser tonto cuando se está enamorado! Sin embargo, si una parte de ella quería burlarse de su amiga, en su yo más profundo estaba feliz por ella. Y orgullosa de que confiara en ella en ese momento difícil que era su primera verdadera cita.

«¡Te has dirigido a la persona correcta! Vamos, y gracias a mis consejos, ¡vamos a volver a la alcaldesa aún más loca por ti!»

Tras decir esto, la camarera rodeó los hombros de Emma en un gesto protector y las dos se dirigieron hacia su habitación.


Tras haber dejado a Graham, Regina y los niños se habían dirigido al 108 de Mifflin Street. Habían llegado al acuerdo de que los dos se quedarían juntos esa noche, y sus madres les habían hecho prometer que se portarían bien. Pensaban mantener fielmente su promesa. No era el momento de arruinar la operación, cuando de verdad empezaba a resultar.

Regina estaba en plenos pensamientos. ¿Sería ese vestido demasiado serio? ¿Este, por el contrario, sería demasiado atrevido? No quería llevar algo ni demasiado cubierto, ni demasiado abierto. Ni demasiado escotado, ni demasiado cerrado. Ni muy austero, ni muy provocativo...Hacía mucho tiempo que la joven no lo pasaba tan mal al tener que vestirse para alguien. El recuerdo de sus primeras citas con Daniel le vinieron a la mente, y sus ojos se humedecieron.

«¿Estarías orgulloso hoy de mí, Daniel?», pensó ella con emoción. Su amor por él aún estaba presente en ella y lo estaría, sin duda, siempre. Pero hoy, ella lo sabía, estaba preparada para amar de nuevo. Esa noche, había decidido ignorar las amenazas aún presentes en su espíritu. Gold no le daría miedo. Por hoy. No al lado de Emma. Ella la hacía más fuerte y su presencia le hacía olvidar la pesada amenaza. Hoy, ella quería disfrutar y, sencillamente, amar.

La ausencia de Emma le había pesado en el corazón durante todo el día. Pero una parte de ella, le daba las gracias a Graham por haberse entrometido. Gracias a él, finalmente había comprendido la importancia de la rubia en su vida. Y, sin ese día, nunca se habría atrevido a terminar con el sheriff.

Por su parte, Emma luchaba con la misma vacilación frente a su guardarropa. No había traído mucha ropa de Boston, y su abanico de elección era muy restringido. No iba a llevar unos vaqueros a una cita amorosa con la señora alcaldesa. Finalmente, las dos amigas se pusieron de acuerdo en una vestimenta sencilla, pero que cambiaba radicalmente el look habitual de la joven: blusa blanca, y un conjunto de pantalón y chaqueta negros. Ruby observó atentamente a su amiga. Parecía reflexionar.

«No está mal, pero falta una pequeña cosa que marcará la diferencia con respecto a un normal traje de trabajo...»

«¿Normal traje de trabajo? No, espera, ¿tú crees que voy a trabajar así? Esto ya es genial para mí...»

Siempre te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora