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PRIMER CAPITULO.
- ¡Por Dios Charlie, párate! -gritó mamá jalándome de la camisa-Si sigues bostezando te juro que al llegar a casa me las pagas.
-no jures el nombre de Dios en vano-dije recibiendo un manotazo como respuesta, sobé mi cabeza para luego abrir la boca algo asustado-estamos en la iglesia mamá, no deberías hacer eso-dije conteniendo un bostezo.
Domingos de misa, en domingo y con sueño, lo peor que me puede pasar en mi corta vida. A pesar de las muchas veces que le había rogado a mamá par que me dejara en casa viendo televisión y disfrutando de esta grandiosa mañana, ella prefería traerme a la misa a soportar dos horas esto-Cállate o te voy a pellizcar-completó interrumpiendo mis pensamientos. -te comportas como la gente normal-dijo regañándome.
Cerré la boca antes de que cumpliera su amenaza, (la última vez que le respondí de forma irónica, me hizo un pellizco que casi me hace llorar), me volví a sentar luego de que mis pies me empezaron a doler, todos cantaban un cantico al señor junto con el sacerdote. Vi el techo de la iglesia por un largo tiempo mientras el sacerdote hablaba y hablaba sobre unos discípulos, alabanzas y golpes y no sé qué más. No me malinterpreten, no odio a Dios ni soy ateo, pero da la casualidad que ahora mismo mi papá y mi hermana menor se encuentran en casa viendo el estreno de una película en Netflix y mamá dijo:
-¿Quién irá conmigo a la iglesia?-
Y papá contestó:
-yo no
Y mi hermana dijo:
-yo me quedo con papá.
Y entonces mamá resoplo cruzándose de brazos para luego decir:
-alístate Charlie, me acompañaras a la iglesia-lo dijo mientras me miraba sostener un bowl de palomitas, en retrospectiva, yo era el más emocionado por la nueva película, que sería de miedo y es una de las más esperadas del año, ¿puedo verla en otro momento?, claro que sí, pero ya no es lo mismo cuando papá ya la vio porque no tendría a nadie para formar críticas y hacer hincapié de los errores cometidos.
-¡pero mamá!-respondí dejando caer mis hombros-yo no quiero ir.
-si vas, pasamos a la librería y te compro el libro que quieras-
Pasé una mano por mi nuca-puedo comprarlo con la mesada que me dará papá.
-eso es cierto-corroboró mi papá echándose varias palomitas a la boca.
-él no te dará mesada esta semana.
-si lo haré-contradijo papá mientras bebía un trago de su refresco.
-¡no, es No!-mencionó mamá mientras se empezaba a enojar.
Papá la vio para luego verme a mí, la volvió a ver a ella y luego se concentró en la tele-ya escuchaste a tu mamá, Charlie.
