Paso toda la noche en vela, apreciando a la mujer que sostengo en mis brazos. Su pecho sube y baja de manera tranquila cada vez que toma una respiración, sus delicadas facciones están relajadas y una pequeña sonrisa se forma de manera inconsciente en sus labios. Suspiro. Camila es hermosa y yo estoy tan enamorada de ella que simplemente verla dormir me causa un remolino de sentimientos.
Pero a la vez, Tampoco puedo dejar de pensar en la conversación que tuvimos. A pesar de que aún faltan cientos de cosas sobre las que hablar y discutir, hemos empezado por algo y aprecio mucho que ella haya sido capaz de asumir sus errores y darse cuenta de que para que una relación funcione se necesita el compromiso de todos los involucrados. Sin embargo, confío en ella. Camila siempre cumple sus promesas y una vez que se da cuenta de que ha actuado mal, evita equivocarse dos veces seguidas.
Sin duda, puedo ver que nuestro matrimonio está por dar un gran cambio. Y me emociono de solo pensarlo.
— Mi amor— murmura Camila sobre mi cuello, con la voz ronca.
— Buenos días— digo alegremente. Siento que hace siglos no compartíamos un momento como este.
— Buenos días. ¿Dormiste bien?
— Si— miento, incapaz de poder decirle que pasé toda la noche despierta mientras la miraba—. ¿Y tú?
— Eres bastante cómoda y calientita, así que sí, dormí como un bebé.
Sonrío. Me gusta que Camila esté feliz. Y me gusta mas aun ser la razón de ello.
— ¿Quieres desayunar?—
Camila asiente, y la libero de mis brazos para que ambas podamos levantarnos para ir a lavarnos los dientes. Me muero de ganas por besarla, pero ninguna de las dos ha hecho el intento luego de conversar en la tarde, y a la vez considero que es mejor mantener algo de espacio entre nosotras mientras las cosas terminar de caer en su lugar.Son las seis y quince, por lo que tengo tiempo de desayunar con Camila y de tomar una ducha antes de tener que correr para el trabajo. Y decido que quiero disfrutar los pocos momentos que me quedan de la mañana con mi esposa.
Bajamos hasta la cocina, y Camila saca la mezcla para preparar waffles. La ayudo a batirlos y a estar pendiente mientras se cocinan; ella prepara los platos y las cosas con las que vamos a acompañarlos. Esta solía ser nuestra rutina por las mañanas antes de que empezaran todos los problemas; y se siente bien volver a tenerla.
Mi teléfono suena mientras estamos desayunando, y no quiero contestarlo porque me parece de mala educación hacerlo mientras estoy comiendo, pero después de la tercera llamada seguida considero que podría ser importante.
Veo el nombre de Liam en el identificador de llamadas y frunzo el ceño. Sabe que estaba enojada con él y no me llamaría a menos de que fuese algo muy importante.
— ¿Qué pasa? —Le pregunto, sin molestarme en saludarlo.
— Encontraron otro cuerpo.
Suelto mi tenedor y trago con dificultad mientras proceso lo que él me está diciendo. Su última víctima no tenía ni siquiera setenta y dos horas de haber sido asesinada, y apenas habíamos conseguido un poco de información sobre él antes de que agregara toda una nueva red a nuestro ya enredado enjambre. Me paso la mano por el cabello frustrada y suspiro.
— ¿Estás seguro de que fue él?
— Es la misma modalidad y las puntadas son igual de precisas que siempre.
— Voy a darme una ducha y salgo para allá.
Cuelgo la llamada y encuentro a Camila mirándome con atención.
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roses; camren
Roman d'amourCuando equilibrar el trabajo y la vida personal se vuelve demasiado, Lauren Jauregui se ve envuelta en un enredo del que no sabe cómo salir. Su matrimonio parece estar cayéndose a pedazos y ella está lejos de conseguir el ascenso que se propone obte...