Me siento impaciente mientras Liam toca la bocina de su auto para informarle a su hermana que hemos llegado. Liam se voltea y nos mira a todos con escepticismo.
— Sé que ya deben de saberlo, pero les recuerdo que mi hermana está fuera de los límites. Y no dudaré en cortarles los dedos de las manos uno a uno, a cualquiera que se le ocurra acercársele— dice, conectando su mirada con cada uno de nosotros.
Liam y yo nos habíamos conocido el primer día en la academia de policías, y él había tomado la posición de caballero valiente en caso de que alguna vez yo necesitara protección. Lo que no sabía es que dos días más tarde sería yo quien salvaría su culo: había conocido a una chica y se la había llevado a los dormitorios para tener sexo con ella. La mañana siguiente, cuando no se apareció en los entrenamientos, el superior encargado de nosotros fue a buscarlo a su habitación. Pero yo me le adelanté y fingí que estaba muy enferma y tenía muchas nauseas.
Era la única chica de la cuadrilla y más que verme como una incompetente, me respetaban por no dejarme llevar por demostrar que ser una mujer no me impedía seguir mi pasión. Era la favorita del supervisor, y siempre se preocupaba por mi bienestar.
Después de cubrir a Liam, me habían llevado a la enfermería, en donde dos chicos se habían quedado cuidándome; Albert y Pierre. Ambos eran tercos, maleducados e indisciplinados. En mi opinión, unos completos brutos.
Tras escoltarme hasta mi habitación, pensaron que ya habíamos forjado una amistad y al siguiente día se sentaron conmigo y Liam en la mesa del almuerzo. Con el tiempo, empecé a soportarlos y se convirtió en una costumbre, y terminamos por convertirnos en un grupo de amigos.
Ninguno de los dos trataba de intentar algo conmigo porque les había dejado muy en claro varias veces lo que podría pasar si lo hacían, y como nunca me mordía la lengua cuando algo me molestaba, no me importaba decirles que eran unos brutos y unos cerdos maleducados cuando tenían actitudes que me molestaban. Ellos se disculpaban y ponían más o menos en práctica los modales que debían haberles ensañado en casa.
— Dios me salve de tener que ser tu familia— bromea Pierre, y él y Albert comienzan a reírse. Hasta que el sonido de la puerta abriéndose hace que se detengan.
La hermana de Liam, Camila, entra al auto y ni siquiera se molesta en mirar hacia el puesto de atrás para saludar a los amigos de su hermano. En ese momento me doy cuenta de que los brutos y maleducados no solo son Albert y Pierre, porque al parecer Camila también decidió unirse al club.
Liam nos advirtió sobre la actitud de su hermana mucho antes de acceder a salir a un club con ella; y mencionó algo sobre volverse petulante y odiosa después de la muerte de su padre, que no era el mismo de Liam.
Su madre había tenido a Camila dos años antes con un millonario de la costa oeste. Las cosas entre ellos no habían funcionado y se habían separado antes del nacimiento de su hija. Ella se había casado un año después, y había tenido a su segundo hijo, Liam.
Al llegar al club, mostramos nuestras identificaciones falsas y logramos entrar. Liam me arrastra a un costado antes de que tenga la oportunidad de ver a mi alrededor.
— Necesito que cuides a Camila— me dice, como si estuviésemos en otra dimensión en la que yo aceptaría ser la niñera de una prepotente como ella—. No le quites los ojos de encima.
— No vine de niñera. Para eso estás tú.
— Camila odia que la cuide tanto y si me atrapa vigilándola va a cabrearse mucho conmigo.
Suspiro y pongo los ojos en blanco.
— Gracias, Lauren— dice con sinceridad—. No dejes que ningún idiota se acerque a Camila. Ella aún es muy inocente y no quiero que le hagan daño.

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roses; camren
RomanceCuando equilibrar el trabajo y la vida personal se vuelve demasiado, Lauren Jauregui se ve envuelta en un enredo del que no sabe cómo salir. Su matrimonio parece estar cayéndose a pedazos y ella está lejos de conseguir el ascenso que se propone obte...