CAPITULO 39

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Alfonso

Llego a casa algo tarde, hoy fue un día muy complicado y de mucho trabajo, lo único que quería era ver a Fer y acurrucarme con ella en la cama.

Cuando entro al departamento está todo oscuro y es algo extraño porque Fer nunca llega tarde, siempre hace lo posible por estar en casa antes que yo y cuando no es así me llama, y hay es que me doy cuenta que hoy no he recibido ninguna llamada de ella, de tanto trabajo ni siquiera almorcé a la hora y no había estado pendiente del teléfono en todo el día.

Saco mi celular de mi chaqueta y me doy cuenta que ha estado apagado, enseguida lo prendo y le marco a Fer pero su teléfono me manda a buzón de voz, lo vuelvo a ser infinidad de veces y no me entra la llamada y eso comienza a preocuparme.

Le marco a mi madre para preguntarle si esta con ella y me responde que no, también lo hago con su padre y recibo la misma respuesta, con la última que lo hago es con Bárbara pero ella solo me dice que no sabe nada, pero la siento extraña, al parecer lloraba.

Mi preocupación con cada hora que pasa es más fuerte, Fer no es de las mujeres que se pierde de esa manera, algo debió de haberle pasado para que haga eso.

Pasaban las horas y no tenía noticias de ella, volví a llamar al papá y le conté lo que estaba sucediendo, enseguida me dijo que vendría a casa, así mismo lo hice con Rodrigo el cual me dijo que estaba en su casa ya que había discutido con Bárbara porque ella estaba muy mal pero no le quería contar que le sucedía.

No dormí nada en toda la noche a las primeras horas de la mañana nos acercamos a la policía pero estos nos dijeron que teníamos que esperar 48 horas para poner una denuncia de desaparición, llamamos a los hospitales y a muchos lugares más y nadie nos daba razón de Fernanda.

Estaba desesperado, por mi mente pasaban muchas cosas malas las cuales le pudieron haber pasado, llamamos a Samuel para saber si Lucia sabía algo pero nada, ella no había hablado con Fer los últimos días y lo que hicimos fue preocuparlos, ya que no podían siquiera viajar porque Martín estaba muy pequeño.

La mamá de Fernanda llego a mi departamento unas horas después y de verdad se la veía preocupada, comenzó a llamar a conocidos y se puso en contacto con un amigo que tenía un rango importante en la policía para que le ayudara en el caso.

Entre al dormitorio y abrí el closet, todas sus cosas se encontraban allí, no faltaba absolutamente nada, tome mi camisa que era con lo que ella había dormido la últma noche y la lleve a mi nariz, aún tenía su olor, su perfume.

No pude más y comencé a llorar, no quería que le pasara nada, quería que estuviera bien, esas horas habían sido un infierno para mí, y sin ella mi vida no tenía sentido.

Me recosté en la cama, y todos los buenos momentos compartidos vinieron a mi mente, pero no sé cuándo me quede dormido, estaba cansado el día de ayer había sido muy pesado y con lo que estaba sucediendo no había pegado un ojo en toda la noche.

Sentía que alguien me llamaba y me movía, de a poco fui reaccionando y me di cuenta que era Ro, me levante enseguida y me di cuenta que ya había anochecido, entre al baño, me lave la cara y salí enseguida, quería saber que había pasado en las últimas horas.

¿Han sabido algo de Fer?, le pregunte a Ro.

¿Porque me dejaron dormir tanto?, yo tendría que estar buscándola no durmiendo.

Alf amigo, tranquilo, aún no sabemos nada, pero Bárbara está afuera y necesita hablar con todos nosotros, los padres de Fernanda ya llegaron y solo te están esperando a ti para comenzar.

CONTIGO... PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora