CAPITULO 36

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Rodrigo

Desde que había llegado de Galápagos, lo único que hacía era trabajar, no podía sacarme a esa mujer de mi mente, estaba pensando pedirle al investigar privado que la buscara pero ni siquiera una fotografía tenia de ella, solo sabía que era Doctora y de eso me entere por una llamada que ella recibió en una ocasión cuando estábamos juntos.

Era la mujer más especial que se había cruzado en mi vida, atenta, delicada, y tremendamente sensual, las noches con ella fueron maravillosas, tenía todo lo que un hombre podía pedir en una mujer.

Después de todo lo que sucedió con la madre de mi hija, me había cerrado en el amor, me dedicaba a pasar las noches con distintas mujeres, pero ya me había cansado de todo eso, siempre me gustaron las relaciones serias, dedicarle el tiempo a la mujer que este conmigo, preocuparme por ella, pero estaba tan desilusionado que me dedique a buscar solo mujeres para pasar la noche, y no involucrarme sentimentalmente con ninguna de ellas.

Yo sabía que era hora de establecerme, de darle una verdadera familia a mi hija, ella necesitaba la imagen de una mujer en su vida, pero tampoco quería que ella se encariñara con cualquiera por eso nunca le había presentado a nadie, mi hija estaba lejos de cada conquista, no había la necesidad porque sabía que no era la indicada.

Pero con esta mujer todo era diferente, aunque ni siquiera quiso que le dijera mi nombre, y estoy seguro que ella me mintió con el suyo, compaginamos tan bien que la extrañaba, me hacía falta y eso que solo fueron noches de pasión, pero Dios que noches, que besos y que momentos los que compartí con ella.

Fernanda varias veces me había invitado a que me juntara con ellos para que conociera a su amiga, pero le metía excusas para no ir, no tenía ganas de conocer a nadie más y estaba más que seguro que ella quería actuar de cupido entre nosotros y yo no estaba para eso, mis pensamientos estaban en otra mujer que no sabía ni como encontrarla pero que iba a hacerlo costara lo que me costara.

Hoy era el matrimonio de Samuel y Lucia y aunque no hubiese querido ir tenía que cumplirle a mis amigos, antes de eso pasaría por Alfonso al aeropuerto, mi gran amigo estaba completamente enamorado y yo estaba feliz porque él se haya dado una oportunidad en el amor, que deje el pasado atrás y vuelva a sonreír y ser feliz.

Aun me dolía todo lo que había pasado con Alberto, pero con los días entendí que yo no tenía la culpa de que el fuera así, que todo fue la envidia y la ambición y decidí enterrar todo eso, los buenos momentos junto a él no se olvidarían nunca ya que a pesar de todo fueron hermosos y muy especiales ya que lo consideraba un hermano, pero lo que hizo fue demasiado doloroso y malvado como para sentir un poquito de consideración o lastima por él.

Esa tarde recogí a Alfonso en el aeropuerto al verlo salir de la sala de arribo me di cuenta de lo ansioso que estaba, a este hombre le había pegado duro el amor.

¿Qué tal el viaje amigo, todo bien?- le pregunte.

Algo cansado, pero todo bien, vamos salgamos de aquí que quiero llegar rápido a casa, tengo poco tiempo para arreglarme y poder estar a la hora en el matrimonio, quiero darle la sorpresa a Fernanda antes de que empiece todo, ya que no quiero que las cosas se compliquen y dañar el día de la boda con mi presencia. Me respondió y comenzó a caminar hacia el estacionamiento.

Alfonso me había pedido que le ayude con algunas cosas acá mientras él llegaba y todo estaba listo, la compra del departamento listo para habitar y el coche que a ambos les gustaba eran varias de las cosas que ya estaban listas y solo para su uso.

Cuando llegamos al estacionamiento estaba un Hyundai Santa Fe 2017 último modelo esperando por nosotros, ese coche era lo máximo y era los lujos que se podía dar mi amigo.

CONTIGO... PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora