Todo el fin de semana estudié para mantener mi mente alejada del acontecimiento en el auto. No poseía el grado de comprensión suficiente para entender como alguien podía ser tan patán e ingrato.
Estaba terminando mi desayuno cuando mamá, ya lista para irse a trabajar, bajó y se sentó junto a mí revisando algunos papeles.
-¿Lista para otro día de escuela?- preguntó ella con una sonrisa burlona.
-Quita esa sonrisita de tu cara. - dije tragando mi cereal y señalándola con la cuchara en mi mano.
Ella la amplió más y yo sabía el por qué.
Después de llegar a casa irritada el viernes, azotar la puerta y bufar como toda una exasperada que soy, le conté lo que había ocurrido.
Le causó una inmensa gracia. Desde que Mickey me obligó a hablarle a Kian, hasta que Alex se bajó del auto en mitad de la calle dejándome indignada.
Su sonrisa era principalmente porque al fin, después de casi tres años, Kian me prestaba atención.
Vaya, que desesperada soné.
Ahora, Alex era otra cosa. Le divirtió todo el cuento, pero no le agradaba el chico. Sobre todo, porque creo que cuando hablé de él, siete de cada diez palabras fueron improperios. Ella me dijo que lo ignorara y que demostrara ser más que él. Cosa que no se me dificultaría ni en lo más mínimo.
No es como que yo sea la última "Coca-Cola" del desierto, pero por lo menos en mi desierto tampoco lo era él.
-Es que tu vida es como una novela, y yo soy tu principal espectadora.
Y para mis adentros pensé en lo irónico que fue el comentario de mi madre; mi vida era increíblemente básica.
Ingresaba al instituto cuando una corriente eléctrica azotó mi costado.
-¡Hey! ¿Que fue eso? -pregunté con una sonrisa de oreja a oreja al notar que Kian me había hecho cosquillas.
Mis mejillas ardieron automáticamente.
-Mi nueva forma de saludar. -guiño un ojo. -Hola Kels. -y beso mi mejilla.
Dejaría a este chico hacerme cosquillas en todos lados...
Caminamos juntos hasta el salón hablando de cosas cotidianas e intenté disimular mi emoción cuando se sentó junto a mi mientras parloteaba.
-¿Me podrías ayudar con la exposición?- Preguntó.
-Claro ¿que necesitas? - dejé mi bolso a un costado y sin querer apoyé mi mano sobre la suya. Lo miré retirándola rápidamente y él como niño pequeño soltó una pequeña risa.
-Solo que me ayudes a repasar esto. -dijo señalándome un texto de la hoja.
Estuvimos estudiando unos minutos hasta que llego Mia, que al verme con él formó una sonrisa cómplice hacia a mí y se acercó a nosotros. Lo saludó sentándose a mi lado, esperando que comenzaran las exposiciones. Dieron inicio unos chicos de los cuales no recordaba su nombre.
Esta era mi clase favorita; psicología. Y los dos al frente hablaban sobre el amor y su reacción química y psicológica en el cuerpo. Yo solo podía pensar que yo habría creado un monólogo mucho más complejo y objetivo que el de esos dos.
Por el rabillo de ojo vi a Kian inquieto. Me acerque a él.
-¿Que te ocurre?- me miró y volteó los ojos.
-El imbécil de Alex no llega y es mi compañero. Si no aparece será la mitad de la nota. -susurró para que la profesora no nos escuchara.
-Responsabilidad no parece una cualidad que él posea. -dije sarcásticamente.
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Drug
RomanceLa vida siempre se conforma por varios factores, y personas especifica y delicadamente elegidas por nosotros. Decidimos quienes componen nuestra felicidad, a quien amar y darle un sitio en el corazón que, ademas de regalárselo para cuidarlo, te brin...