Las manos me sudaban, intentaba enredarlas para que no se viera su temblor. Mis ojos volaban en todas direcciones y mi garganta estaba seca.
Tenía un miedo terrible.
"Actúa normal Kelsey".
-Bienvenida a Prado's, ¿le gustaría ordenar algo?
Me sobresalté sin querer. Miré a la mujer rubia que sostenía una pequeña libreta, lista para tomar mi orden. Su sonrisa era amable y cálida. Mi cara en cambio debía de ser un poema.
Tragué un poco de saliva y me aclaré la garganta. Tomé una bocanada de aire antes de hablar:
-Eh... No, gracias. Espero a alguien.
La mujer asintió con su cabeza y se disponía a alejarse.
-Espere.- le llamé.- ¿Tienen alcohol?
"Se supone que debes estar en tus cabales" me reprimió mi consciencia.
Ignoré mi pequeña advertencia y miré esperanzada a la mesera. Por mi tono de voz debe de creer que estoy desesperada o que soy una alcohólica.
-Si, por supuesto. Tenemos cerveza, whisky, vodka, ron...
-Tráigame un ron a las rocas, por favor.
-Tenemos varios tipos señorita. Como el...
-El más fuerte que tenga.- pedí firme.
-Enseguida señorita.- la mesera se alejó con una mueca casi imperceptible pero que aun así noté.
Respiraba tan deprisa y las piernas me temblaban tanto que en cualquier momento me desmayaría.
¿Y que si Alex no venía?
Si descubrían el plan improvisado por parte de mi "increíble triunvirato" todo podría salir catastróficamente mal.
Algo dentro de mí me decía que Alex se arrepentiría, que no aparecería. Además, lo único que me quedaba era confiar en que no se escaparía. Pero, era improbable. Digo, Fletcher tenía la oportunidad perfecta para largarse ahora mismo. Ya conocía todo lo que ocurría. Nadie en su sano juicio se entregaría de esa manera.
Pero hablábamos de vidas en juego, incluyendo la mía.
Quería salir corriendo, eso era seguro.
Apreté los ojos intentando recuperar un ritmo respiratorio normal.
Cuando los abrí, lo vi.
Como si nada ocurriera Alex caminó erguido por la puerta cargando su chaqueta de cuero en una mano. Con la música que sonaba en el lugar su entrada parecía triunfante.
A pesar de sus túneles nuevos en sus orejas, su extraño peinado punk del cual chorreaban agunas gotas de agua por la leve llovizna, sus tatuajes... literalmente, su cambio radical; seguía manteniendo la misma imponencia de siempre. Maldición, ¿Cómo lo hace?
Se dirigió a la barra a pedir algo dándome la espalda. Por un instante a mi mente la azotaron tantos recuerdos... tantas risas, tantas emociones. Él fue el primero en muchísimas cosas de mi vida y eso era algo que, a pesar de que yo no quería fuese así, se quedaría conmigo para siempre. Recordé mi primer beso, las travesuras, la adrenalina... todo. Esas ganas de por primera vez querer entregarme a alguien. De al fin confiar... Y por un momento sentí el impulso de llorar por todo el dolor que él había dejado en su lugar.
Él volteó y pensé que en su papel de fingir no conocer el plan me dirigiría una sonrisa, un gesto o algo. Cosa que yo no tenía pensado hacer, en estos momentos era poco lo que me faltaba para odiarlo.
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Drug
RomanceLa vida siempre se conforma por varios factores, y personas especifica y delicadamente elegidas por nosotros. Decidimos quienes componen nuestra felicidad, a quien amar y darle un sitio en el corazón que, ademas de regalárselo para cuidarlo, te brin...