Todo el Día II.

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Noté casi de inmediato la tensión de Mia presionándose contra mí.

-Andrea, vamos por un jugo tengo sed.- pidió ella, pero de una manera extraña.- No nos la robes mucho tiempo.- Le dijo a Alex con una sonrisa que no le llegaba a los ojos.

-No creo que hoy se pueda. Sera mía toda la tarde.- La miró un poco arrogante pero divertido y mis latidos empezaron retumbar en mi pecho.

Luego posó sus ojos en mí y su mirada se podría definir increíblemente como tierna, me tomó suavemente de la muñeca y subimos el pequeño tramo de escaleras que quedaban para el segundo piso. Era la segunda vez que me tocaba tan delicadamente.

Y que mal sonó eso...

Las muchachas bajaron a toda prisa y las vi dirigirse al cafetín, Andrea me echó un vistazo rápido y se encogió de hombros. Ella también había notado el cambio de humor de Mia y justo en ese momento comprendí que Andrea será el intermediario en toda esta situación entre nosotras.

Alex y yo nos arrecostamos de la barandilla de la escalera sobre nuestros codos, lado a lado, hombro a hombro. Desde aquí podíamos divisar todo el patio del instituto bajo nosotros y la ciudad extendiéndose hasta perderse en el horizonte. En este punto geográfico, y como el instituto se encontraba en una semi-colina, podíamos observar gran parte de la ciudad y las montañas en toda su extensión.

Amaba esta ciudad, el paisaje era impresionante. Digno de admirar como yo lo estaba haciendo en ese instante hasta que unos ojos, que ahora parecían azules, aparecieron en mi área de visión.

Me tomó por sorpresa y parpadee rápidamente. El rio ante esa reacción.

-¿Qué?- Pregunté.

-Es que... si te pareces a la muñequita de Toy Story.- Fruncí el ceño sin entender y el sacó su teléfono para mostrarme una imagen de Jessie, la vaquerita de la susodicha película.

-¿Por qué?- Me reí. Él se encogió de hombros y guardó su teléfono.

-No sé, te pareces mucho. Sobre todo cuando te enojas, haces el mismo puchero.- Rodé los ojos y negué divertida con la cabeza.

Un extraño escalofrió recorrió mi cuerpo al notar que una cantidad numerosa de estudiantes posaban su mirada en nosotros como si fuésemos dos especies clandestinas a punto de extinción.

-Así que...- Volteé hacia él para ignorar esas miradas, me era incómodo.- ¿Cuáles son tus suposiciones sobre mí?

-¿Suposiciones?

-Si. Quieres que nos "conozcamos". Pero quiero saber hasta el momento que piensa esa extraña cabeza tuya sobre mí.

-¿Y por qué quieres saber?

-Para conocerte mejor. Además, piensas de manera diferente a muchos que conozco. Me es interesante saber cómo piensas, entender como maquina tu sentido común y de raciocinio.- coloqué un codo en la baranda y me apoyé en mi mano viéndole inocentemente y con grandes ojos.

Si, acaba de llevar a cabo el consejo de Mickey, tan solo que debía aplicarlo en Kian originalmente, no en Alex.

-¿Qué quieres estudiar?- Entornó sus ojos hacia mí.

-Psicología.- dije orgullosa. Una expresión de entendimiento atravesó su rostro.

-Ahora todo tiene sentido.

-¿Que?

-Es que eres... diferente. Volverás locos a tus pacientes.- esto último lo dijo mientras me observaba de pies a cabeza y se inclinó un poco a mí. Reí para mis adentros.

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