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¿Tienen idea de lo raros, diferentes e inesperados que fueron los días siguientes para mí?

Es decir... no. No tiene sentido.

El resto de la semana paso con naturalidad, exceptuando el hecho de que estuve cada día al lado de Alex. Casi todo el tiempo estábamos juntos. Excepto cuando a los profesores se les daba en gana acudir a clases y teníamos que mantenernos en nuestro respectivo lugar. Él con su grupo, que ahora que me fijaba bien, eran solo cinco chicas y Kian. Y el mío, mis muchachos y las chicas.

Pero en el break y en cada momento libre que teníamos nos sentábamos juntos. O si no podíamos, nos enviábamos mensajes por Whatsapp en mitad de la clase burlándonos de los pelos que le salían al profesor Calvin de la nariz... De los oídos y podría jurar que le salía un bello negro y grueso de ese horripilante lunar en su nariz.

Incluso, habíamos presentado una prueba juntos (muy sencilla y corta en realidad) pero juntos. Jamás creí que estaríamos lo suficientemente serenos como para llevar a cabo la realización de ejercicios matemáticos sin matarnos con la mirada o escupirnos fuego por la boca.

Era más que obvio que ya la gente empezaba a hablar, y los rumores que escuchaba... Dios.

Me enteré de cosas mías que ni siquiera sabía.

Yo nunca fui de prestarle atención a esas cosas. Los rumores en realidad me eran irrelevantes; pero llamar tanto la atención era muy inusual para mí.

Alex y yo nos estábamos volviendo amigos. Y el pedante y grosero chico que conocí, simplemente fue desapareciendo. Aunque aún tenía una que otra cosilla por ahí típica de él. Más sin embargo, conmigo se empezó a desenvolver con tanta naturalidad y franqueza como si fuéramos amigos de hacía años.

Seguía siendo el Alex orgulloso con cara de "todo me huele mal" de siempre. Pero conmigo era... diferente.

Una semana había pasado y su foto de perfil seguía siendo la misma. Alex se había encargado de contarme unos rumores sobre nosotros dos, que él mismo había escuchado. Creo que eso era algo que teníamos también en común; nos encantaba provocar a la gente. Y una vez me enteré de esos chismes, coloqué la misma foto de perfil. Al menos así tendrían algo de qué hablar con más seguridad.

Y siempre que veía la imagen en mi perfil volvía la extraña y cálida sensación en mi pecho.

Pero Alex y yo sabíamos que la gente tenía una vida lo suficientemente patética como para preferir mantenerse al tanto de la vida de los demás. De la nuestra, para ser específicos.

Y digo "nuestra" por separado.

Uno de los rumores que más me había incomodado, y fue el único que en realidad me desagrado muchísimo, fue el de que Alex estaba conmigo porque me parecía a su ex, Haley.

PATÉTICO.

El hecho de que ambas fuéramos rubias, yo un poco más, y tuviéramos los ojos verdes, de nuevo, yo los tenía un poco más claros, no nos hacía parecernos en nada. Ni en físico ni en personalidad. Solo eran ciertas características similares.

De por sí, no es que yo me crea una matusalén al lado de Haley, pero mi personalidad era un poco más madura, consiente y antiparabólica que la de ella. Siempre me pareció una chica hermosa y agradable, pero era muy inmadura y malcriada y eso todos lo sabíamos. Por eso siempre mantuve mi distancia con ella.

Nunca me ha gustado que me comparen con nadie, y menos que dijeran que yo era un remplazo cuando Alex y yo solo éramos nada más que amigos.

Bueno... para mí. Al parecer Alex tenía otra mentalidad sobre eso.

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