Admiraba atentamente mis capacidades estéticas frente al espejo de mi habitación. Quería que todo estuviera perfectamente en su lugar; la camiseta negra con volados en mi cintura, creaba el efecto visual de hacerla parecer de avispa. El pantalón negro, tan ceñido que casi me cortaba la circulación, enseñaba mis torneadas piernas como si de una segunda piel se trataba, y por supuesto, estas se veían mas largas gracias a los botines negros de tacón alto que me coloqué. Me gustaba improvisar con el maquillaje así que opté por ojos oscuros resaltando mis verdes iris, y un rostro limpio. El broche de oro era mi largo cabello castaño que caía en ondas hasta la cintura.
Definitivamente enloquecería a Kian hoy.
-Oh por dios. -se impresionó mamá entrando en mi habitación. - Te ves espectacular. -le sonreí y me miré en el espejo.
-¿Crees que a Kian le guste?- pregunté nerviosa.
Ella abrió los ojos como platos.
-Le encantará. - aseguró. -Ten cuidado. -acomodó mi cabello mientras me advertía.
Levanté una ceja sin entender.
-¿Con que?- fruncí el ceño divertida.- ¿Con que Mia me avergüence con sus bromas o que la novia de Nick me ataque en un desenfrenado ataque de celos?
Ganas no le faltaban a la loca.
-Sabes como son los muchachos de hoy en día, con sus fiestas locas, alcohol, drogas...- continuó ella con seriedad. -Y con los chicos sobre todo, eso me preocupa más.
-¿No confías en mí?
-Por supuesto que sí. -afirmó rápidamente.
-De acuerdo, prometo emborracharme, fumarme un porro, pero no me acercaré a ningún chico. -me burlé acomodando mi camiseta.
Ella me miró sin gracia.
-Muy divertido. -su sarcasmo escondía autentica preocupación.
-Mamá, estaré bien. Estaré con los chicos, ellos me cuidaran. Y además se cuidarme sola.
Ella hizo un ruido negativo con su garganta y se acercó a mí.
-Escúchame Kelsey, yo era exactamente igual que tú. Me divertí mucho, era extrovertida pero siempre me di a respetar y sin embargo eso nunca impidió que uno u otro idiota intentara aprovecharse de mí. Diviértete, pero no confíes en nadie jamás.
Su advertencia me descolocó por un segundo. Asimilé sus palabras y asentí.
-Esta bien...
-Diviértete mucho. -me sonrió con todos los dientes y me reí ante el cambio de actitud.
-¿Sabes? -achiné los ojos.- Hablas como si todos los chicos quisieran violarme.
Ella soltó una risa irónica.
-Por como te comen con los ojos en el instituto dudo que quieran jugar carritos contigo.
Me reí negando con la cabeza.
Jamás me he creído la gran cosa, así que no tenía sentido. Supongo que su amor de madre le hacía verme así.
Que le vamos a hacer.
Mi teléfono comenzó a sonar así que atendí mientras me colocaba un pendiente.
Me decepcioné un poco al ver que era James, el cumpleañero, y no Kian. Eran las 4:30, se supone que Kian pasaría por mí a las cinco y estaba atenta.
-¡Rubia! ¿Cómo estás? -saludó un animado y probablemente ya bebido James.
-Hey, super. -contesté extrañada. -¿Qué ocurre? Ya casi me dirigía a tu casa.
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Drug
RomanceLa vida siempre se conforma por varios factores, y personas especifica y delicadamente elegidas por nosotros. Decidimos quienes componen nuestra felicidad, a quien amar y darle un sitio en el corazón que, ademas de regalárselo para cuidarlo, te brin...