Capitulo 5

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Es complicado asumir que no me quieres, pero más todavía fingir que no me importa...

Casa de campo Abbadie, Primavera 1815.

Castiel tenía sobre su mano el delicado guante de encaje de seda que cubría la mano de Juliette, y está, por su parte, solo lo miraba sin ninguna clase de expresión evidente.

olvídalo — murmuró soltando la mano de ella, y mirándola con evidente tristeza.

Juliette se quedó en silencio algunos minutos, evitando la mirada de Castiel, se aclaró la garganta y entonces hablo — yo... Castiel, yo te quiero... Pero... No puedo condenarte a una vida dónde jamás podría amarte — expreso con casi un hilo de voz. Sabía que le rompía el corazón a alguien que era importante para ella.

lo sabía... Sabía que no lo has olvidado — le reclamó — durante casi toda mi vida he vivido enamorado de ti, idolatrando el suelo que tocan tus pies... — suspiro —y tu solo tuviste que ver un instante a Lysandro para entregarle tu corazón de manera incondicional — bajo la mirada molesto.

si pudiera elegir a quien amar, te amaría a ti — se justificó.

si claro... Olvida todo esto que paso, yo... Guardaré el secreto de ese niño — murmuró aún haciendo una última promesa de amor a Juliette.

Juliette miro con pesar y terrible pena a su amigo, realmente lamentaba no poder amarlo.

Esa misma tarde Castiel partió de regreso a Londres y después de algunos días, se embarcó a Francia. Dejando a Juliette con el corazón en un hilo, ella sabía que Castiel era impulsivo y errático en sus decisiones.

Algunos días más tarde Juliette recibió a sus padres, miro la carreta del Conde y su esposa detenerse delante de la entrada y salió a recibirlos con alegría. Tras algunos abrazos y besos, la joven noto que una segunda carrera se acercaba a la entrada principal, miro entrecerrando los ojos el objeto jalado por caballos y después se giró hacia su madre de forma interrogante.

Pero su madre no hablo, fue su padre el que hablo con firmeza.

es tu prometido Juliette, hemos venido a arreglar el problema en el que te metiste — dijo de forma severa, causando que ella se sintiera pequeña y sumamente frágil.

Por algunos momentos, pensó que podría tratarse de Castiel y se empezó a preocupar; sin embargo, cuando la los caballos se detuvieron y miro quien bajo del coche, su mundo se derrumbó.

Lysandro Ainsworth bajo serio y solo le dedico unos instantes de su mirada a Juliette, evidentemente ya había firmado los contratos y conocía de antemano la razón por la cual Juliette estaba en la casa de campo.

Por simple cortesía beso el dorso de Juliette — Es un placer volver a verle Señorita Juliette — dijo después de volver a su postura erguida.

Juliette sonrió por cortesía también, en ese momento solo deseaba regresar a la casa, entrar en su habitación y jamás volver a salir.

La cena de esa noche fue tensa, eso se percibía en el ambiente. Los cubiertos ocasionalmente sonaban sobre la vajilla de porcelana.

evidentemente Juliette, tu madre trae todos los preparativos para tu boda, que será en diez días — hablo el conde, Juliette miro a Lysandro de reojo y bajo de nuevo su mirada, solo asintió como respuesta.

Su madre se aclaró la garganta y miro con una expresión que Juliette no podía decifrar — decidimos que aprovechando que que el señor Ainsworth, no estuvo en londres casi el mismo tiempo que tú, diremos que se casaron en secreto

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