Creer que vives un matrimonio perfecto, es uno de los engaños mas comunes.
Londres, Verano de 1816.
Lysandro tamborineaba los dedos sobre la pequeña mesa de aquel bar, pasaron algunas semanas para que Castiel se dignara a responder a su carta. Justo en ese momento, aún dudaba que fuera a llegar, ya habían pasado cerca de treinta minutos mientras esperaba a que llegara. Suspiro y dió otro sorbo al whisky que tenía en la otra mano, sintió el ardor del alcohol en la garganta y entonces miro entrar a Castiel por la puerta.
Castiel lo busco con la mirada y se dirigió hasta donde estaba para sentarse delante de él.
— Lysandro. — dijo a modo de saludo y Lysandro asintió — Castiel —
— espero que sea realmente importante — advirtió, y dentro de esa advertencia iba aún un dejo de dolor por el sentimiento de traición que sentía de Juliette.
— Principalmente quería saber si te encuentras bien Castiel, Juliette está preocupada... Bueno, tengo que admitir que también yo lo estoy... — dijo mientras le hacía una seña al camarero para que le llevará un trago a Castiel.
— Tu lo sabías, lo sabías aunque no te dije y por tu comodidad aceptaste — reprocho refiriéndose al matrimonio con Juliette
— Castiel, la conocías de toda la vida y hasta que creíste que la perdias se lo dijiste. — argumento Lysandro sin perder la compostura — tu mismo debes saber, que enamorarse de Juliette es inevitable. —
Castiel dió un golpe a la mesa — No debiste casarte con ella, la hiciste sufrir y seguramente aún sufre con ver a Nina pasearse por todo Londres —
Lysandro por su parte solo lo miro y suspiro cansado de ese tema, todos le decían lo mismo de Nina, que su sola presencia mataba a Juliette por dentro, pero el hecho de ir a decirle a Nina que se fuera sería suficiente para que Juliette pensara lo peor de él.
— Castiel, te aseguro que no me he encontrado con ella, realmente no necesito verla... Con Juliette me basta — aclaró sin temor de lo que pudiera decir Castiel, aunque Castiel al escuchar esas palabras sintio una punzada en el pecho, tan similar a celos con decepción.
— ¿Entonces para eso querías verme? ¿Para decirme lo feliz que eres casado con la mujer que siempre he amado? — frunció el entrecejo
— no Castiel, quería verte porque eres mi mejor amigo — aclaró Lysandro, pero Castiel se puso de pie acomodado su ropa.
— no lo creo — sentenció antes de irse dejando a Lysandro con la palabra en la boca.
Londres, Otoño de 1816.
Aunque Juliette intentaba confiar en Lysandro, cada dia le resultaba más difícil. Nina no se había marchado de Londres a pesar de que la temporada de bailes había terminado. Le preocupaba que Lysandro no deseaba volver a la casa de campo y no quería pensar mal, pero sus celos la estaban enloqueciendo.
Incluso le había pedido a un mozo que cuidara que Lysandro no se encontrará con Nina, y de ser así debía decírselo inmediatamente. Ella misma sabía que exageraba, pero tenía miedo. Lysandro le había dicho que la amaba, pero ella tenía conocimiento de que la carne es débil y su esposo podría terminar en los brazos de la soprano.Pero no hubo panorama mas horrible que pudieran presentarle, que el que tenía delante de ella. Realmente se sentía ridícula sentada en un concierto privado de una de las familias de aristocracia de Londres, donde la cantante principal era Nina. Definitivamente tuvo que ir, para evitar que Lysandro fuera solo y ella tuviera oportunidad de hablarle a solas.
Juliette tenía la vista fija en la señorita (si es que así se le podía decir), a lo largo de su actuación. De todos modos, el ánimo de Juliette no mejoró demasiado ya que la cantante no apartaba sus ojos de Lysandro.
Al principio Juliette pensó que debía ser su imaginación que Nina no apartarse la vista de su esposo, pero a la mitad de la actuación, no había ninguna duda. Nina lanzaba descaradamente con la mirada invitaciones sensuales a Lysandro.
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Por favor, Ámame
Historical FictionLondres 1815, el segundo hijo del Duque de Bouillon está en edad casadera, Lysandro Ainsworth podría ser considerado el soltero más codiciado en la temporada de bailes de Londres; por ser galante, educado y apuesto. Sin embargo, Lysandro debe buscar...