Londres, verano de 1816.
Había sido una noche maravillosa para Lysandro, despues de aquella apasionada reconciliación entre ellos, se deleitó de ver a su esposa dormir acurrucada entre sus brazos. Jamás habría imaginado que ella tenía un lunar en la espalda baja o que tenía el cabello con delicadas ondas.
Le sorprendio descubrir que la figura que ella ocultaba debajo de los abultados vestidos, no era tan exuberante como otras que había visto, pero dentro de sus pequeñas curvas, mostraba elegancia y feminidad. Tenía la piel más tersa que jamás había tocado y roncaba bajo, lo cual le daba cierto toque de gracia a todo lo anterior.
Por la mañana cuando despertó Juliette ya no estaba en la habitación, entonces él se puso a ver con atención y noto que estaba en la habitación de ella de cuando era soltera. Debía reconocer que Juliette tenía un gusto exquisito para la decoración, con toques italianos y franceses. Se sentó en la cama, froto sus ojos mientras bostezaba, aún estaba desnudo y no pudo evitar sonreír de forma traviesa al recordar.
Tan pronto y se vistió se propuso buscar a Juliette, sentía enormes deseos de besarla y pasar horas enteras contemplandola.Salió de la habitación y bajo al comedor donde la ama de llaves se acercó desde la cocina — Buenos días señor, ¿le sirvo el desayuno? — pregunto la mujer desde el otro extremo del comedor.
Lysandro la miro unos instantes y asintió — ¿donde está mi esposa? —
La mujer volteo a mitad de su camino a la cocina — ella bajo temprano a desayunar y ahora está en el jardín pintando ¿quiere que la llame? —
El nego mientras se sentaba en la mesa para desayunar. No tenía idea de que Juliette pintaba, en realidad ahora que lo pensaba, no sabía mucho de ella. Sabía que le gustaba leer novelas de romance, también que le gustaba caminar por los prados y que prefería vivir en el campo. Entre más la conocía, más interesante resultaba.
Se apresuró a comer su desayuno para ir a buscarla al jardín, cuando termino salió a prisa y la miro sentada con el triplete delante de ella y el pincel en la mano. Cuando estaba a punto de llegar detuvo sus pasos, el niño estaba con ella. No supo como debería de reaccionar, nunca lo había visto, pero ella tenía razón, basto verlo para saber que era su hijo.
El niño estaba sentado en el suelo junto a Juliette, tenía el cabello como el suyo y definitivamente ese tono de piel era como el de Nina. Recordó a la cantante de soprano y sintió una sensación extraña dentro de sí, como una punzada en el pecho, se sentía terriblemente decepcionado de ella, no creía que fuera tan cruel de entregar su hijo a una extraña. Fue una suerte que esa extraña fuera Juliette y ella adorara a su hijo.
El pequeño se percató de la presencia de Lysandro — Mami... — murmuró mientras se pegaba a la falda de ella mirando a Lysandro como un extraño. Ella dejó el pincel aún lado y volteo encontrándose con la mirada bicolor de Lysandro.
— Buenos días — dijo ella sonriendo con un pequeño rubor en las mejillas.
— Buenos días — respondió Lysandro tomando la mano de ella para dejar un corto beso y después paso su mirada de nuevo al pequeño. Tenía muchas dudas, ¿sabria que él era su papá? ¿cuantos años tendría? Segun lo que el suponía, debía tener apenas un año.
— le llamé Geroge Lysandro... — murmuró Juliette al ver que Lysandro posó su mirada en el niño — cumplira un año en un par de semanas —
Lysandro se agachó hasta quedar delante del niño y sonrió al ver que tenía los ojos verdes de su madre.
— Lys... — murmuró Juliette y el pequeño volteo su mirada a ella — ¿recuerdas que siempre te hablo de tu padre? El es tu papá — señaló
Lysandro se rió bajo, no podía creer que Juliette le hubiera llamado como a él y su padre. Aunque la idea le había encantado.
Ahora tenía un remordimiento mayor al haber juzgado a Juliette, definitivamente tendría que hacer muchas cosas para sentirse mejor por como la había tratado.Pasaron varios minutos tensos en que el bebé no quería que Lysandro se acercara a él, ni tampoco que se acercara a Juliette. Lloro por algunos minutos y ella se encargó de darle mimos y besos hasta que volvió a reír. Lysandro pensó que era realmente dulce Juliette al tratarlo así. Finalmente Geroge dejo que Lysandro lo cargará un rato, el niño miro sus ojos y se recargo un poco en él mirando a Juliette, fue entonces cuando miro la pintura en la que ella trabajaba. Realmente tenía un talento nato. Estaba seguro al ver los delicados trazos de que algunas de las pinturas en la casa estaban hechas por ella.
— Crei que talvez querrían volver a mi casa — dijo Lysandro sin soltar aún al bebé.
Juliette lo miro alzando ambas cejas y después formó una sonrisa — claro, está bien —
— me alegra que aceptes, en realidad... Te había extrañado mucho estos días — confesó dejando aparecer un ligero sonrojo.
Ella lo noto y miro en otra dirección sonriendo de forma boba — Bueno... Yo debo admitir que estaba un poco molesta —
Él se rió bajo y noto lo tranquilo que era el bebé, estaba acurrucado contra el y no hacía ni ruido. Le gustaba la sensación de tranquilidad que le hacía sentir tenerlo consigo. Al parecer, realmente deseaba que ese niño tuviera algo suyo aparte del apellido de su familia.
— ¿como te sientes? — pregunto Lysandro refiriéndose a lo ocurrido la noche anterior.
— oh — musitó ella y se sonrojo violentamente — bueno, me duele un poco la cadera... — susurro y soltó una risita. Eso le parecio tierno de su parte.
— ya te acostumbraras... — dijo él alzando una ceja en forma coqueta.
Juliette bajo la mirada, pero tenía una pequeña sonrisa traviesa en los labios. Fue entonces que Lysandro se acercó a querer besar a Juliette y el pequeño bebé forcejeo con él para alejarlo de su mamá.
Juliette comenzó a reír al notar los celos del pequeño y la expresión de sorpresa de Lysandro. — Lo siento... Es un poco celoso — aclaró ella tomando al bebé en brazos.
Lysandro sonrió con las palabras de ella — creo que lo saco de mi... — aseguro orgulloso.
Unos días después, Juliette ya se sentía mejor y tal y como pidió Lysandro, había sido trasladada a la casa de él, y no solo eso, ella y él empezaron a compartir la misma habitación. Aquello la reconfortaba y le brindaba una seguridad que nunca había sentido. Quería mostrarle a su marido que quería un verdadero matrimonio. Debían estar unidos. Era así de simple.
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Tenía que mostrarles esto, la familia completa y feliz antes de lo que se aproxima.Espero que les vaya gustando, porque creo que no le queda mucho a la historia.
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Por favor, Ámame
Historical FictionLondres 1815, el segundo hijo del Duque de Bouillon está en edad casadera, Lysandro Ainsworth podría ser considerado el soltero más codiciado en la temporada de bailes de Londres; por ser galante, educado y apuesto. Sin embargo, Lysandro debe buscar...