El placer de amar sin osar confesarlo tiene sus penas, pero también sus dulzuras
Casa de Campo Abaddie, Un día antes de las nupcias con el menor de los Ainsworth 1815.
Juliette miraba por la ventana de su habitación, en silencio, suspiro con terrible pena, debería de haber estado feliz. Siempre había deseado desposar a Lysandro Ainsworth desde que lo miro cruzar el salón entre todos los invitados. Desafortunadamente, no quería que fuera bajo esas circunstancias, algo le dolía dentro de sí y sabía que era el desprecio que Lysandro siempre mantenía hacia ella. Que aunque no fuera grosero o hiriente en palabras, la indiferencia de él la estaba matando.
No se encontraba feliz. Para nada. Ella tenía miedo de lo que se aproximaba. Una vida llena de desprecios, falsas sonrisas a la sociedad y tristeza. Horrible tristeza.
Rosalya había llegado algunos días atrás, diciéndole que aún podía negarse a casarse con Lysandro. Juliette habría deseado poder tener valor para ello, pero por mucho que doliera el desprecio, lo amaba.
El sonido de alguien tocando la puerta hizo que volviera de sus pensamientos - pase - dijo volviendo la vista hacia donde se abría la puerta. La madre de Juliette, Evangeline entro con timidez dentro de la habitación. - te estuve buscando, no creí que estarías aquí cuando ya todos los invitados han llegado a la casa -
- necesitaba estar sola un segundo - sonrió con naturalidad, pero era falso. Deseaba quedarse allí para siempre y olvidar todo lo que venía.
- bueno ya que estás sola - carraspeó incómoda la garganta - hay algunas cosas que debo decirte antes de tu boda - miro hacia algún punto en la habitación, evitando ver a Juliette.
Ella sabía que le diría, Rosalya le había explicado el día que descubrió que ella cuidaba del hijo de Lysandro. Le lanzó una mirada curiosa a su madre, sabía que diría, sabía que ni siquiera lo necesitaría saber, pues Lysandro no tenía ningún interés en ella.
- Cuando... Estés a solas con Lysandro - dijo de forma incomoda. - el... Pedirá atenciones especiales de tu parte, procura complacerlo -
Juliette creyó que sentiría ganas de reír, pero sus mejillas ardieron y sus labios hablaron - ¿que atenciones? - murmuró en su pregunta.
Evangeline tosió por la sorpresa, y miro a su hija asustada, como si hubiera dicho la peor blasfemia de todas - Eso lo sabrás pronto - se apresuró a salir de la habitación.
Juliette ladeó la cabeza sin entender la reacción de su madre, miro de nuevo por la ventana y diviso a Leigh besando amorosamente la mano de Rosalya cerca del jardín, su amiga era muy afortunada. Suspiro y recordó que debía ir a alimentar a Geroge.
Iba por el pasillo aún en silencio, meditando todas esas dudas que la mataban. Miraba como su vestido lila se movía cuando ponía un pie delante del otro. Un par de botas negras aparecieron delante de ella. Alzó la mirada y se encontró con Lysandro, también parecía pensativo y con dudas dentro de sí. Juliette intento sonreír, pero al no lograrlo evito su mirada.
- Juliette, no imaginaba que estarías aquí adentro - dijo como si realmente lo tomara por sorpresa.
- no me apetecía ir al jardín - musitó en el pasillo delante de él.
- Estoy nervioso - salió de los labios de Lysandro, como si intentara con eso salvarse de donde se había metido.
- también yo - agregó Juliette con deseos de decir, no quiero ser tu esposa si no me amas.
Tras aquel mínimo intercambio de palabras, Lysandro siguió caminando y Juliette entro a la habitación buscando al bebé. - y esas son mis futuras conversaciones con mi esposo - se quejo amargamente, llego hasta donde el bebé dormía plácidamente y lo observo por un rato - Haces que todo valga la pena- susurro al bebé para después tomarlo con cuidado.
Casa de Campo Abaddie, El día de las nupcias con el menor de los Ainsworth 1815.
Todo estaba preparado en el jardín, las decoraciones con flores cortadas por los empleados, las sillas traídas desde el salón de bailes, los contratos previos para proteger a Juliette y al bebé, el soborno para el sacerdote de la iglesia cercana, para que accediera a dejar fechas falsas en las actas y así asegurar en verdad que se habían casado el año anterior. Absolutamente todo estaba terminado. Juliette estaba sentada con una sensación extraña en su estomago, mientras Rosalya y Evangeline le terminaban de agregar algunos detalles a su apariencia.
Al verse al espejo con el vestido de color blanco hizo una mueca, sabia que era digna de llevarlo; pero su futuro esposo no lo creía y aunque no lo dijera, le dolía. Suspiro y forzó una sonrisa. Esa misma sonrisa que forzaba siempre cuando se sentía a punto de llorar. Llamaron a la puerta, era su padre indicándoles que debían bajar.
Antes de empezar la ceremonia su padre y ella esperaron a que todos estuvieran sentados - Juliette... Si el no te hace feliz, puedes volver con nosotros - intento consolar a su hija, al notar que ella no estaba muy complacida con todo lo que sucedía. Ella solo asintió como respuesta y comenzaron su caminata por el pasillo formado por las sillas, donde solo habían algunos familiares y amigos muy cercanos de ambos.
Cuando Lysandro la miro, ladeo un poco la cabeza y le dedico una pequeña sonrisa amable. Juliette correspondió a esta, suponiendo que solo era un gesto parte de todo lo que Lysandro debía de hacer. La ceremonia sucedió sin ningún contratiempo, pronto el baile comenzó y evidentemente se veían obligados a seguir con su actuación y bailar.
Juliette coloco la mano sobre el hombro de él y sintió el firme agarre de Lysandro en su cintura; se mantuvieron en silencio, pero Lysandro hablo - No es molesto casarme contigo, si es lo que piensas... - menciono cerca de su oído - Eres una mujer con muchas cualidades... -
Sintió que sus mejillas ardían y solo logro decir un - gracias - como respuesta. Lysandro sonrió de forma sincera, como lo hacia cuando iba a visitarle y le entregaba su taza de té. Quizá no vaya a ser tan terrible, pensó intentando darse ánimos mientras seguía el ritmo de la música.
La fiesta termino, Juliette sintió nauseas, la enviaron a la casa de Jardín junto con Lysandro. Se sentó seria en el sillón individual y suspiro cansada.
- ¿esta casa tiene habitación de huéspedes o servicio? - preguntó sentándose delante de ella y aflojando el moño de tu cuello.
Juliette miro los dedos de Lysandro, intentando imaginar cómo sería su tacto sobre la piel de ella. Agito un poco la cabeza para sacar esas dudas que jamás podría resolver y le miro a los ojos - eh... Si, hay dos habitaciones aquí, esta casa es para huéspedes - bajo la mirada sabiendo que diría.
- Elige una, yo dormiré en la otra - menciono y Juliette suspiro, al notar la acción de ella se sintió un poco culpable al no desear a su esposa - lo siento - murmuró imaginando los posibles pensamientos de Juliette.
- no te preocupes - forzó una sonrisa ella. Ese simple gesto hizo que Lysandro se sintiera miserable, como el peor canalla de todos.
Juliette se puso de pie y empezó a caminar en dirección a una de las habitaciones, necesitaba quitarse el vestido y descansar un poco.
- Juliette.. - le llamo Lysandro con duda aún en su voz y se acercó a ella, no quería dormir con ella, pero sabía que ella lo amaba. Suspiro y se acercó a besar la comisura de los labios de ella. Juliette se tenso al sentir los labios de él tan cerca de los suyos, sintió las mejillas calientes, sonrió un poco y entro a su habitación justo a tiempo para sollozar sobre un almohadón de la cama. Ella quería eso de Lysandro, pero no por pena o lastima.
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Esta cortito, pero ya viene lo bueno.
Díganme qué les parece, que esperan, que sueñan. Me encanta leer sus comentarios.
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Por favor, Ámame
Historical FictionLondres 1815, el segundo hijo del Duque de Bouillon está en edad casadera, Lysandro Ainsworth podría ser considerado el soltero más codiciado en la temporada de bailes de Londres; por ser galante, educado y apuesto. Sin embargo, Lysandro debe buscar...