Las prisiones están construidas con piedras de la Ley, los burdeles con piedras de depravación.
Londres, otoño de 1816.
Existieron algunas semanas de relativa tranquilidad; la noticia del embarazo de Juliette se propagó por Londres como pólvora china y agregar el hecho de que Nina parecía haber desaparecido de la faz de la tierra ponía a Juliette de excelente humor, incluso se dió el pequeño lujo de disfrutar los mimos de Lysandro y toda la familia.
Los padres de ella se pusieron felices con la noticia, pues a pesar de que al inicio tenían cierto recelo sobre la decisión que habían tomado al casarla con Lysandro, ahora parecía que todo resultaría bien.Tenía cerca de 4 meses de embarazo, dejo de usar el apretado corset y de asistir a las fiestas de la aristocracia. Había comenzado a experimentar nauseas matutinas y algunos mareos por las tardes. Lysandro procuraba ayudarle tanto como le fuera posible, mientras se esforzaba también por crear una relación estrecha con el niño que durante más de un año creyó era de otro.
Una tarde, Juliette había acordado ir con Rosalya a pasear cerca de Park Hyde. Estuvo esperando dentro del salón de la casa de Lysandro un rato, pero despues decidió que igual podía esperar fuera. Era un hermoso día de otoño y tal vez sentir un poco de sol en la nariz era justo lo que necesitaba para sentirse mejor de esos malestares matutinos. Al menos un poco mejor. Con la bolsa firmemente sujeta en una mano, abrió la pesada puerta y bajó la escalinata. Se quedó viendo hacia la esquina. El coche no tardaría mucho en dar la vuelta. Cinco minutos, tal vez diez, tal vez...
-¡Juliette Abaddie! - El estómago se le contrajo por el repentino grito a sus espaldas. Era Nina. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Esa loca seguía en Londres. Extrañamente no pudo moverse, paralizada. Miró alrededor y luego los peldaños, tratando de decidir hacia dónde huir. Si volvía a entrar en la casa, alertaría al pequeño y si se quedaba ahí...
-¡Policía! -chilló Nina-. ¡Necesito un policía!- Juliette soltó la bolsa y echó a correr hacia los escalones
-¡Que alguien la detenga! -gritó Nina-. ¡Detenganla! ¡ellase robo a mi bebé! - señaló a Juliette.Juliette continuó subiendo, aún sabiendo que eso la haría parecer culpable. Corrió escaleras arriba con todas las fuerzas de sus músculos, con cada bocanada de aire que conseguía entrar en sus pulmones; llegó hasta la puerta del cuarto del pequeño y al intentar abrir alguien le cerró el paso y de un empujón la arrojó de espaldas lejos de la puerta. -¡La tengo! -gritó el hombre- ¡La tengo! -
Juliette cerró y abrió los ojos, ahogando una exclamación de dolor que llegó a su vientre.
La Nana del pequeño se asomó y Juliette uso la poca fuerza que tenía - no salgan... - ordenó. Se escucho como la Nana paso el cerrojo de la puerta.
La cabeza de Juliette le había chocado contra el suelo en un golpe seco, y el hombre que la atrapo estaba prácticamente sentado en su abdomen. Esto era absurdo, estaban adentro de su casa.-¡Ahí estás! -dijo Nina, corriendo hacia ella. Había entrado a la casa - Juliette Abaddie ¡qué descaro! - tenía Nina los ojos llorosos.
Juliette la miró furibunda. No existían palabras para expresar el aborrecimiento que sentía en su corazón por ella. Por no decir que no podía hablar por el dolor que ya no estaba segura si era del vientre, la cabeza o todo el cuerpo.-Por favor, devuélveme a mi hijo -le dijo Nina con sollozos.
Juliette cerró los ojos y los mantuvo así un rato más largo que un pestañeo normal. Estaba aturdida. Nina afirmó el pie muy cerca de su mano, la que le tenía inmovilizada por la muñeca el hombre, y sonriendo trasladó el pie hasta plantarlo sobre la mano.
-No deberías haberme quitado a mi hijo cuando te pedí ayuda -dijo Nina, con sus ojos brillantes. Juliette se limitó a gruñir. Fue lo único que consiguió hacer. -¿Lo ves? Me quitaste el amor de Lysandro, para eso querías a mi bebé-continuó Nina. - Ahora puedo hacer que te encarcelen por despojarme de mi bebé. Supongo que podría haber hecho eso antes, pero ahora tengo la verdad de mi parte. -
En ese momento llegó un hombre corriendo y se detuvo viendo la escena. Un mozo de otra casa sin duda. -Las autoridades vienen en camino, milady. -
Juliette se llevo el labio inferior entre los dientes, una parte de ella rogando que las autoridades se retrasaran hasta que llegara alguien del servicio, Rosalya o Lysandro, y otra parte rogando que llegaran inmediatamente para que no vieran su vergüenza.
Y al final logró su deseo, es decir el segundo. No habían pasado dos minutos cuando llegaron las autoridades, la metieron en un carretón y la llevaron a la cárcel. Y lo único que podía pensar Juliette mientras la llevaban era que nadie sabría lo que le había ocurrido.
Minutos después Rosalya dió vuelta en la carrera y miro a Nina caminando alejándose de la casa. Frunció el entrecejo y le dijo al cochero que le diera alcance.
Se bajo y no espero a que le ayudarán a bajar cuando alcanzo a la rubia.- ¿Qué haces aquí? - le reclamo Rosalya.
Nina la miro de forma altanera y se negó a hablar con ella, Rosalya se contuvo de golpearla, después de todo era una Duquesa. Entro en la casa y la Nana iba bajando a prisa con el niño en brazos.
- La señora... - murmuró agitada
Rosalya se alarmó al instante - ¿Juliette? ¿Qué le pasó? -
- se la llevaron - respondió y Rosalya la jalo para regresar al carruaje, tenían que ir a buscar a Lysandro.
Camino a donde estaban Lysandro y Leigh, Amanda, la Nana le conto lo poco que entendió de lo que sucedía.
Rosalya entro sin anunciarse al despacho de Leigh, azotando la puerta. Dentro estaba Lysandro sentado en el sillón con un vaso con whisky en las manos, mientras que Leigh estaba sentado sobre el escritorio.-¿Qué pasa? -preguntó Lysandro, levantándose.
-Juliette -resolló Rosalya
-Debe estar en casa -dijo Lysandro - menciono que te vería hoy -
-¡No! -interrumpió la Nana, entrando repentinamente con el niño en brazos. Debia admitir que estimaba a Juliette, despues de todo, ella habia estado a su servicio por muchos años.
Lysandro alargó los brazos para tomar al niño, que al instante de verlo se movía por ir con él.
-¿Qué pasa? ¿Donde esta Juliette? -preguntó, con un nudo en el estómago,al ver que ella no venia.
Rosalya hizo un gesto de pena - Se la han llevado a prisión - .
-¿Prisión? -dijo, su voz apenas un susurro.
-Tenemos que sacarla de ahí -dijo Leigh. Pero Lysandro ya había regresado el niño a la Nana y salido por la puerta.
-¡Espera! -gritó Rosalya, corriendo tras él- Yo también voy. -
Lysandro se detuvo justo antes de llegar a la escalera de la entrada.
-Tú no vienes -le ordenó-. No permitiré que te expongas a...--Vamos, no digas tonterías. No soy ninguna débil florecilla. Y puedo dar fe de la integridad de Juliette. - refutó Rosalya
-Yo voy -dijo Leigh, tomando sus cosas del escritorio - y tu te quedas con el niño - ordeno algo su esposa.
-Pero...- murmuró Rosalya
-Si quieres ir -dijo Lysandro a Leigh, sin hacer caso de Rosalya - tenemos que irnos inmediatamente-
-hay un coche esperando en la puerta... - murmuró rendida Rosalya
Diez minutos después, ya estaban en marcha.
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:) Hasta aquí el capitulo, ya viene el inminente desenlace. Rueguen porque la sociedad no exilie a Juliette.
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Por favor, Ámame
Historical FictionLondres 1815, el segundo hijo del Duque de Bouillon está en edad casadera, Lysandro Ainsworth podría ser considerado el soltero más codiciado en la temporada de bailes de Londres; por ser galante, educado y apuesto. Sin embargo, Lysandro debe buscar...