El nacimiento de un niño es algo tan cotidiano, algo que estamos tan acostumbrados a ver, que a menudo olvidamos la grandeza, la magia de ese acto inaudito. Crear un alma.
Londres, verano de 1816.
Lysandro llegó junto a Juliette justo a tiempo para evitar que Nina dijera algo que pudiera causar un mal rato a su esposa. — Nina... Ya hemos acordado algo, debes esperar... — murmuró con la voz apacible.
— no te desharas de mi Lysandro, te lo advertí — señaló ella
— Marchate ahora... Porque no respondo sobre mis actos — amenazó con un tono que Juliette nunca había escuchado y la hizo sentirse intimidada. Llevo su mano de nuevo al vientre y lo sobo.
— no... Tú deberás responder por tus actos... — sentenció antes de darse vuelta y marcharse.
Lysandro volteo con Juliette y la miro extrañado de que se sobara — ¿Te hizo algo? — pregunto preocupado. Ella negó con la cabeza.
— Solo... Me asustó tu reacción — murmuró sonrojandose.
— lo siento... Ella me hizo perder los estribos — se acercó a besar sus manos quitándolas con cuidado del vientre de ella. — ¿Qué sucede? Estas extraña — susurro para que no escuchara Leigh, quien se había alejado para saludar a su sobrino.
— Estoy en cinta... — murmuró Juliette sin verlo y con la cara totalmente roja. Lysandro sonrió y empezó a reír nervioso, instintivamente beso las manos cubiertas con los guantes.
— Eso es lo más lindo que has dicho en todo el tiempo que llevo de conocerte, Juliette — murmuró sobre sus dedos — y te conocí a los diecisiete — se separó un poco y paso su dedo pulgar por la mejilla de ella sin dejar de sonreír de forma boba.
Los ojos de Juliette se cristalizaron con algunas lágrimas — Me siento tan extraña diciendo esto, crei que jamás pasaría algo así —
— Me alegra que esté pasando... Eres un cielo — volteo a todos lados para asegurarse que nadie viera y le beso la frente. Juliette suspiro al no guardar más el pequeño secreto a su esposo. — ¿Cuanto tiempo tienes? —
— quizá tres meses... — respondió sin poder disimular su sonrisa.
Lysandro recuperó la compostura y miro a su hermano, esté jugaba con el niño, parecía ansioso de tener sus propios hijos y ahora él tendría dos. Regreso la mirada al menudo cuerpo de Juliette — Estoy muy feliz, hace semanas te he notado más linda, seguramente es eso... —
Ella se sonrojo y sonrió mientras pasaba sus dedos por sus ojos limpiando las lágrimas.Volvieron a casa después de contarle disimuladamente a Leigh la nueva noticia, seguramente Rosalya estaría muy feliz con ello también.
Después de la cena, Lysandro acompaño por primera vez a Juliette a dormir al pequeño. El niño lo miro extrañado y Lysandro no sabía exactamente que debía hacer, si solo quedarse en la puerta, cubrirlo con una manta o darle un beso.
Al final lo cubrió con la manta y se inclinó al borde de la cuna sonriendo al niño, realmente solo le bastó verlo para quererlo. Cómo muchas veces le había dicho Leigh.Cuando él y Juliette fueron a su habitación, ella se metió al cuarto de baño y se puso el camisón de seda que usaba siempre para dormir, mientras Lysandro se quitaba el saco y las botas. Cuando Juliette salió del cuarto de baño se sentó delante del mueble francés con espejo y justo antes de desatar su cabello Lysandro se acercó, comenzó a besarle las sienes y los labios, ella soltó un par de risas.
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Por favor, Ámame
Historical FictionLondres 1815, el segundo hijo del Duque de Bouillon está en edad casadera, Lysandro Ainsworth podría ser considerado el soltero más codiciado en la temporada de bailes de Londres; por ser galante, educado y apuesto. Sin embargo, Lysandro debe buscar...