"El amor que siento por ti es una enfermedad y la cura solo será un beso tuyo"
Casa de campo Abbadie, primavera de 1815.
Tan pronto y terminó el beso Lysandro iba a inquirir algo más cuando una fuerte tormenta acabo con el momento.
Juliette se puso de pie, entonces notaron lo alejados que estaban de la pequeña casa de huéspedes, la lluvia a cada segundo estaba peor.
Lysandro se quitó el saco para cubrir a Juliette y evitar que se mojara tanto.
- ¿existe algún lugar donde podamos resguardarnos? - preguntó el preocupado por como se miraba el panorama.
Juliette asintió recordando una cabaña no muy lejana de allí, la usaban antes uno de los empleados cuando hacía recorridos y le atrapaba la lluvia. Siempre estaba abastecida con las cosas mínimas y seguramente ayudaría. - existe una cabaña - murmuró ella cubriendo su rostro con la mano para poder ubicarse y llegar.
Caminaron unos minutos, en los cuales Lysandro comenzó a toser, lograron divisar la cabaña. Corrieron a prisa y abrieron la puerta, al entrar notaron que no había nadie, estaba todo en penumbra, pero era una suerte ya no estar bajo esa terrible tormenta.
- Antes de que cualquiera de los dos vaya a buscar una cama, vamos a encender la chimenea y calentarnos. No quisiera que contraiga una gripe - Juliette lo observó agitarse con la tos, tan fuerte que lo obligó a doblarse por la cintura.
No pudo dejar de comentar:
- Perdon, pero yo diría que de los dos es usted el que está en más peligro de contraer la gripe --Cierto - resolló él - y puedo asegurarle que no tengo el menor deseo de contraerla. Así pues... -nuevamente se dobló, atacado por la tos.
-¿Lysandro? -dijo ella, preocupada.
Él tragó saliva y escasamente logró decir -Ayúdeme a encender el fuego - dio un pequeño escalofrio y tosio- antes de que la tos me deje inconsciente - bromeó.
Juliette frunció el ceño, preocupada. Los ataques de tos eran cada vez más seguidos, y la tos sonaba más ronca, como si le saliera del fondo del pecho.
No le llevó mucho tiempo encender el fuego; ya tenía bastante experiencia en encenderlo, le gustaba ayudar a la servidumbre con esa clase de tareas, y muy pronto los dos estaban con las manos lo más cerca posible de las llamas sin quemarse.
-Me imagino que su ropa no estará seca -dijo él, haciendo un gesto hacia el empapado vestido de ella.
-Lo dudo - repuso ella con pesadumbre -. Pero no importa. Si estoy bastante rato aquí, se me secará la ropa. -
-No sea absurda -se mofó él, girándose para que el fuego le calentara la espalda-. Seguro que debe haber algo por aqui para cambiarte de ropa. -
-¿Crees que encuentre ropa de mujer en este lugar? -preguntó ella con un ligero sarcasmo.
-No seas tan quisquillosa, seguro que ponerse unos pantalones y una camisa bastara para pasar la noche -
Hasta ese momento ella había sido tal vez algo quisquillosa, pero dicho de esa manera, le pareció bastante tonto.
-Supongo que funcionara-dijo tranquila. En ese instante sí que parecía atractiva cualquier ropa seca.
-Estupendo -dijo él enérgicamente - Entonces usted podría ir a encender algun hornillo mientras yo busco ropa para los dos -
-Solo tiene una pequeña habitación esta cabaña segun recuerdo - se apresuró a decir Juliette.
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Por favor, Ámame
Historical FictionLondres 1815, el segundo hijo del Duque de Bouillon está en edad casadera, Lysandro Ainsworth podría ser considerado el soltero más codiciado en la temporada de bailes de Londres; por ser galante, educado y apuesto. Sin embargo, Lysandro debe buscar...