-¿no puedes hacer nada bien?- me gritó Clary.
Un día, apenas unas horas y ya no aguantaba más estar cerca de ella.
- son las indicaciones que tú me has dado.-le grité de vuelta.
-¿cómo te atreves a gritarme?- se hizo la ofendida.
-¿qué diablos ocurre contigo?- vi que ella prestaba atención más allá de mi.
Ahí estaba la respuesta, que injusto es que se vea tan bien con un traje, aunque me había acostumbrado a verlo con vestimentas informarles, dios, éste hombre está como quiere.
Oí llorar a alguien, sin creerlo, me voltee hacia mi secretaria, de ahí provenía el llanto.
-¿qué ocurre aquí?- preguntó poniendose entremedio de ambas.
-Marie me ha gritado señor.- me miró y volvió a ella.
-¿quién es Marie?- interrogó confuso.
-la chica a la que contrató.- me apuntó.
-Su nombre es Sam...digo Samanta.- contó indignado.- por cierto tengo dos anuncios, el primero, Clary el viaje a Paris se postergó dos semanas, y va a acompañarme la señorita Dunne.
-pero señor...
-ah, nada de peros.- le advirtió.
-en cuanto a ti, te quiero en mi oficina ahora.- me miró alzando una ceja.
No entendía ni el cómo ni el por qué, detestaba a ese hombre, o es lo que quería lograr, pero en éste momento le haría barras cuan animadora de instituto fuera.
Sam uno, Clary cero.
-cierra la boca cielo, pueden entrar moscas.- me burlé. Y pasé por su lado para entrar al despacho.
Cerré la puerta no sin antes mirar la cara de frustración y enojo de Clary, celebré internamente, a lo que venías Dunne.
-¿en qué puedo ayudarlo?- pregunté, puso los ojos en blaco.
-oficialmente eres la editora de ésta empresa.- sonrió con orgullo.
¿orgullo?¿eso era orgullo?
-espere, esto no tiene nada que ver con.- quise explicarme.
-¿con qué?-sonrió burlon.
-con las cosas involucradas en el viaje y así.- dije apenada.
-creí haberte dicho que no involucraras eso con el trabajo.- dijo con pesar.
-está bien.- sonreí ahora.- entonces... ¿subí de cargo?
-exacto.- sonrió.
-¿significa que ya no trabajaré con Clary?- pregunté esperanzada.
- ella es tú secretaria también, tienes que trabajar con ella.- comentó.-pero ya no la verás todo el día.
-esa si es una buena noticia.- suspiré.
-ya lo creo, quería hablar sobre el viaje.- dijo serio.
-pues yo no.- dije firme, el alzó la ceja.
-un cargo superior ¿y ya mandas?- dijo ironico, con una pizca de ternura.
-lo siento, yo...
-Es sólo para que te prepares, es en dos semanas más.- comentó.
-ah, era ese viaje.
-estaremos casi una semana entera allí.
-¿es necesario que yo vaya?- me aventuré a preguntar.
-necesario, si, necesito a la editora de mi empresa.- respondió.
-antes iba a ir con la secretaria.- dije burlona.
te pillé Salvatore.
-antes no tenía editora.- dijo como si fuera una tonta.
-¿eso es todo?- pregunté enojada.
-no te enfades, después de todo, tienes que dejarme ganar alguna vez.- sonrió de lado.
Quise sonreír, pero me aguanté.
-lo que diga, señor Salvatore.- salí de allí.
xxx
Me miré al espejo para confirmar nuevamente si sería un vestido adecuado, después de todo, ya me estaba acostumbrando a usarlos, tenía un escote decente, me era cómodo, de la cintura hacia los hombros era ajustado, lo continuaba una falda estilo plato, el cinturón era negro, quedaba perfecto con el blanco del resto de la tela, golpié la pared que separaba los vestidores.
-¿estás lista All?
-lista,¿tú?
-lista.
-a la de tres, uno.
-dos.
-tres.- dijimos juntas.
Ambas abrimos la puerta de el cubículo, nos miramos una a la otra evalunado.
-te queda fantastico.
-que envidia, me gustaría lucir como tú.- dijo ella.
-ni que se te ocurra, si luces como yo, Peter va a dejarte.- lamenté.
-deja de hablar idioteces.- se enfadó de broma.- no me siento cómoda.- dijo mirandose al espejo.
-es porque no estás acostumbrada a andar de faldas.
- es que no son lo mío.- dijo abriendo la cremallera del vestido.
-no, no, ¿cómo vas a casarte? tienes que usar un vestido.
-usaré un short blanco.- dijo enfadada.
-como si tu mamá fuera a permitirtelo.- reí yo.
-da igual.- chasqueó la lengua.
-puedes usar una calza del tamaño de un short pequeño bajo el vestido, para que te dé comodidad.
-¿eso se puede?- preguntó emocionada. le revolví los ojos.
-si All, si se puede.
-entonces, ¿se ve bien?- preguntó mostrando su vestido.
-más perfecto, imposible.- le dije.
-no seas exagerada.
-no lo soy.
-entonces llevaremos éstos.- dije.
-si, quitatelos, voy a pagarlos.- entré al vestidor.
Era la sexta compra del día, tomando en cuenta que cada compra equivalia a mínimo cinco prendas, mis pies rogaban no tocar el piso, pero All estaba tan emocionada comprando, que no pude pedirle que fueramos a casa, mi estómago sufría con el olor a comida que reinaba en el tercer piso del centro comercial, sólo quería comer, pero Allison ignoró olimpicamente a los ruidos de mi estómago.
Llegamos a casa, y yo lo único que quería era dormir, pero All decidió no darme en el gusto, me hizo ver unos videos de bodas, que función cumplía la madrina o primera dama y así será una larga noche.
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The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.