-Paula, ¿sabes si Ian dejó terminada la lista de los nuevos?
-Si, la enviaré por correo, llegará en un segundo.- dijo sin mirar.
-Que amable, muchas gracias.
-Señorita Sam.- dijo muy a su pesar y me entregó una pequeña cajita.- el señor Salvatore me ha pedido que le entregue esto.
La caja a simple vista carecía de contenido, pero una vez en mi mano sentí tintinear algo. Paula me miró con curiosidad.
-¿por qué no me la has dado antes?- quise saber.
-Porque el señor me pidió que fuera el día en que regresara de su viaje.- explicó.
-¿por qué no me lo dio él?- dudé.
-Es usted la novia, no yo.- sonrió burlona, se dio media vuelta y se fue.
No pude controla las ganas de imitarla muda, recordé la cajita en mi manos y corrí a la oficina, puse el seguro y con cautela saqué la tapa, había una especie de cadena, con un flecha de goma, a un lado decía "encuéntrame." y por el otro, dejaba la dirección y la hora, 8:00 pm. Recordé el día de nuestra cita, cuando me pidió ser su novia, claro que esta vez era el doble de misterioso.
-Lara, ¿sabes dónde queda esto?- le mostré la dirección de la flecha.
-Es el parque temático West, ¿por qué?- preguntó.
-Curiosidad.- respondí.
Al menos ahora sabía como ambientarme al lugar. Llegué a casa más temprano que de costumbre, tomé un baño reparador y apresurado, busqué mis jeans ajustados favoritos y me puse mis amadas converse, no andaría por ahí en el parque de tacones.
Tomé el abrigo más calentito que tenía y salí en busca de un taxi. El cabello comenzaba a flamear un poco más ligero con el viento, claramente se estaba secando.
Cuando el taxista se detuvo le di la dirección, estaba ansiosa, muy nerviosa, hasta paranoica. Cuando el chofer se detuvo mi corazón se aceleró de una manera extraña.
Me bajé en la entrada, un guardia, al parecer, me sonrió.
-Señorita Dunne, estabamos esperándola.- se inclinó para mostrarme el camino.
-Muchas gracias.- le sonreí.
-No olvide su nota.- me entregó un papelito.
<<¿Recuerdas cuando nos conocimos? sé que te diste cuenta de lo guapo que soy, porque sé muy bien que yo estaba pensando en lo hermosa que eres.>>
Las flechitas en el piso comenzaban desde donde estaba el portón de la entrada, las mejilla me dolía solo de sonreír. El primer árbol que vi tenía una nota pegada en el tronco.
<<¿Recuerdas aquel viaje a Londres? fue cuando me di cuenta de lo que sentía por ti.>>
Arranqué la nota con cautela y resistí la emoción, las flechas doblaban a la izquierda y se detenían junto a un biombo de madera.
<<No habrás olvidado el comienzo de nuestra historia, en la pasarela de Solferino.>>
Continué con las flechas, hasta llegar una especie de sala de ventanales grandes, habían al menos unas doscientas velas de color rojo, habían copas, vino y puede que comida, una manta descansaba en medio del piso y las paredes estaban cubiertas completamente por espejos, Ian daba la espalda a la entrada y hacía como que se miraba, maldito vanidoso.
-¿hola?- pregunté sonriente.
Ian se tensó y se volteó hacia mi, fue recién cuando me di cuenta de los sobres pegados en la pared.
-¿qué tal?- preguntó acercandose.
-Dime tú.- grité la última palabra cuando me levantó en brazos.
-Tengo un juego, es sencillo.- dijo sobre mis labios.
-¿es con aquellos sobres?- apunté.
-Exacto.- los miró.
-¿y si no quiero?- dejó de sonreír.
-Sam, cállate.- me miró mal y rió.
-cállame.-me besó.
-Entonces, ¿jugarás?
-Si, jugaré.- sonrió cuan niño pequeño cuando le dan permiso de salir.
-La regla es sencilla.- me mostró con su dedo.- es solo una elección.
-entiendo.- me tomó la mano.
-Hay dos sobres allí.- me hizo mirar.- debes escoger, ¿verdad o reto?
Fue cuando recién divisé las letras de los sobres, uno era verdad y el otro era reto.
-¿qué?- dije incrédula.
¿todo esto para jugar a verdad o reto?
-¿verdad o reto?- volvió a preguntar.
Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando.
-Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.
-Deberías abrir el sobre entonces.- susurró.
Avancé y con manos temblorosas despegué el sobre, vi en el reflejo del espejo a Ian acercarse, me tomó por la cintura y miró mis manos a través de la imagen frente a nosotros.
-Abrelo.- lo sentí nervioso.
Entonces lo abrí, deslicé el papel despacio por el sobre y lo giré hacia mi, Ian enterró aún más sus manos en mi cintura y sentí que se me iba la respiración, pero no a causa de él, bueno si, si era por si culpa.
<<¿te casarías conmigo?>>
-Sam, tu debes responder, es parte del juego.- susurró un tanto apresurado.
Intenté hablar, pero no podía. Subí mi mirada al espejo, se encontró con la de Ian, su sonrisa era débil, radiante, pero nerviosa.
Soltó una de las manos de mi cintura y buscó algo en su pantalón. Volvió su mano al lugar de mi cuerpo y esta vez mostró una cajita. La abrió lentamente y yo bajé la mirada para verla. Una lagrima resbaló, por Dios, este momento era real.
-¿Te casarías conmigo Samanta Dunne?- preguntó esta vez.
Me volteé entre sus brazos y lo besé, por todo la cara y finalmente en los labios.
-Tomaré eso como un sí Dunne.- sonrió aliviado.
-Tómalo como un claro que sí.- dejé que deslizará el anillo por mi dedo.
Era el momento más perfecto de la vida y estaba segura que jamás nadie había tenido un anillo tan hermoso como el que yo tenía.
xxxxx
No subí ayer, porque se me borró el capitulo y tuve que escribir todo again😭. Espero que hayan tenido una linda navidad, eso.
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The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.