-Peter Howe, sigue así y saldrás con el ojo morado en tus fotografías de la boda.- advertí.
-Samanta Dunne, exijo ver a mi esposa.- habló fuerte.
-Ella aún no es tu esposa.- Habló Josh detrás de el.
Hasta que aparece.
-Voy a entrar Sam.
-¡NO! es de mala suerte ver a la novia antes de la boda.- dije gritando.
-¿mala suerte? al diablo con la...
-Sabes que Allison es supersticiosa, no querrás arruinar su boda ¿o si?- intenté convencerlo.
-También es mi boda.- dijo tajante.
-no puedes... ¿llamarla por teléfono? - sonreí.
Me miró no sé si frustrado o aguantado las ganas de golpearme. Sacó el movil de su pantalón sin despegar la mirada de mis ojos, digamos que no permitiré que Peter me gane en el juego de las miradas.
-Hola Amor.- dijo llevándose el teléfono a la oreja.- sucede que la lunática que tenemos por amiga no me deja entrar...¿mala suerte?- sonreí triunfante.
- ¿Estará nervioso?- se acercó Josh a mí y me besó en la mejilla.
-No creo que Peter conozca la inseguridad.- hablé.
-¿es bueno que la experimente justo ahora?
-no, no es tan bueno...cambiando de tema ¿qué pasó con mi futuro Oliver?- pregunté entusiasmada.
- Hoy por la noche será todo tuyo.- me sonrió galán.
-pero es que... sí, comprendo...también te amo.- escuchamos decir a Pet.
-Vas a pagarmelas pequeña Dunne.- me apuntó con el dedo indice.
-Lo que digas Howe.- alcé una ceja retándolo.
-Josh, ¿nos vamos?¿o también vas a traicionarme?- me miró acusativo.
-Que resentido estás.- negó Josh.
-Yo no te traicioné Pet.- dije cuando comenzó alejarse.
-Me voy, antes de que comience a llorar.- bromeó Josh. - cuídate dulzura.- volvió a besar mi mejilla.
Cerré la puerta y me recargué sobre ella, ¿qué fue eso? digo...¿por qué me ha dicho dulzura?¿y por qué no me ha molestado?. Tantee la cabeza a ambos lados para despejar esas extrañas interrogantes.
-¿cómo va la novia más guapa?- pregunté cuando estuve en la sala.
-Estoy nerviosa Sam.- dijo apretando con fuerza mi brazo.
-¡cuidado Allison! con ese brazo como.- me quejé y ella rió.
-Algo puede salir mal.- insistió.
-Lo peor que puede pasar es que te caigas en plena caminata a...
-¿y si eso pasa?¿qué hago?- abrió mucho los ojos.
- levantarte quizá.- dije pensando.
-no seas tonta.- rió.
-sirve de distracción.
-¿qué haría yo sin ti?- preguntó haciendo un puchero.
-¿nada?- le sonreí y la abracé.
-si lloras se te va a correr el maquillaje.- dije.- y nadie quiere eso...en especial Margot.
Vi a la hermana de mi amiga soltar un gran suspiro cuando All volvió a su asiento, pues el trabajo que hacía requería de tiempo y paciencia, pero digamos que la cliente de hoy es una de las más difíciles... y consideremos que tampoco va a pagarle.
Margot movía el pincel de ojos con bastante gracia, cuan Picasso fuera sobre un lienzo.-Samanta, cariño, deberías ya tomar un baño.- habló mi madre.
-¿All me necesitas para algo más?- pregunté.
- de momento no Sam, gracias.- sonrió.
Caminé en dirección a mi cuarto, abrí la llave del agua para que esta se entibiara y saqué rápidamente unas toallas.
Dejé que mi cuerpo se relajara bajo la lluvia artificial que propinaba mi bañera, fue ahí recién cuando me dí cuenta de cuan tensionada estaba, los nervios no estaban siendo buenos amigos conmigo.Pasé los dedos por el cuero capilar de manera que rascara sin dañarlo ni ser algo desagradable.
Me quedé quizás más tiempo de lo normal bajo el agua de puro gusto, era casi tan relajante como dormir una siesta.
-Samanta, hija, ya va siendo tu turno de ponerte guapa.- escuché a mamá al otro lado de la puerta.
-¿estás diciendo que no soy guapa naturalmente?- bromee.
-¿dije guapa? quise decir más guapa bebé.
-Mamá ya no soy un bebé.- le aclaré.
-para mi sí.- rió.- aún no debes ponerte el vestido.- avisó.
Me puse una camiseta de una banda que me había dejado de gustar hace bastante tiempo, el pantalón de pijama y la bata que Margot obliga usar para ser maquillada.
- bien, hazme bella.- dramaticé.
- no hago milagros.- aguantó una risa Margot.
-haz lo que sea que hagas.- le saqué la lengua como una niña pequeña.
-¿dónde está All?- pregunté al notar su ausencia.
- en la habitación con la tía Anne.- me respondió.
Sentía la mirada de Margot pegada en mi rostro, lo cual me ponía notablemente incomoda, vi la hora reiteradas veces, mis nervios se multiplicaban por cada minuto.
-¿podrías dejar de moverte?- pidió.
-pero no estoy moviendo la...
-pierna, mueve todo tu cuerpo lista.- sonreí tímida.- ¿estás nerviosa?
La pregunta era, ¿debería estar nerviosa? Solo es el día en que mi mejor amiga se casa, se abre a una nueva vida, quizás no lejos de mi, pero tampoco junto a mí, confirmado está que en su boda veré a mi ex-jefe, que no estaría mal agregar también es mi ex-novio.
-no, no lo estoy.- mentí.
-si tú lo dices Sam.- me miró burlona Margot.
-exacto.- alcé una ceja.
Intenté concentrarme en no mover la pierna, pero mientras más intentaba que no se moviera más lo hacía.
- estás lista.- anunció luego de un cuarto de hora más.
-¿tanto tuviste que trabajar en mí?- dije casi ofendida.
-no fue tanto, me hubiera demorado menos si tu pierna nerviosa no sufriera tanto antes de una boda.-explicó.
-lo siento.- sonreí sincera.
Fui por mi vestido de dama de honor a la habitación, puse cada tacón en su lugar, tomé el pequeño bolsito de gala y fui por Allison.
-¿cierras la cremallera del vestido?- dije en el quicio de la puerta.
- igual que siempre.- sonrió ella.
Allison tenía una belleza indiscutible sin hacerse ningún arreglo, con la ayuda de Margot quedó perfecta, quizás sea la novia más hermosa del planeta.
-¿cierras la cremallera del vestido?- preguntó ella ahora.
-Esto si va a ser un gran honor.- froté mis manos y ella rió.
Se posicionó frente al gran espejo que allí había, cerré con cuidado el vestido, le acomodé el cabello a los lados y le sonreí.
-mírate.- me miró fijamente a través del espejo.
-mírate tú.- dije emocionada.
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Hola, espero que estén bien, ahm quería agradecer los comentarios, varias pidieron maratón dlfnjk pero a estas alturas ya no puedo hacer maratón, aún faltan capitulos, pero no quedan tantos, intentaré subir lo antes posible ¿si?:-)
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The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.