Miré fijamente a Josh mientras hablaba con el garzón en nuestra mesa, que facciones tan masculinas, tenía unas pestañas larguísimas, que le venían perfecto con el marrón de sus ojos, siempre pensé que ese color de ojos era ordinario y normal, pero Josh los luce diferentes no sé si es la dulzura en su mirada, pero son tan hermosos. Volteó hacia mi e hice como si nada hubiera pasado.
-¿Disfrutas de la cena?- preguntó sirviendo el vino.
-está deliciosa.- confesé.
-sabía que iba a gustarte.- me miró a los ojos.
-¿cómo estás tan seguro?- le reté.
-te conozco a la perfección.- tocó mi nariz como si fuera un timbre.-ya, claro.
-es verdad.
-¿qué tanto sabes?
-el mejor regalo de cumpleaños es un libro.- sonreí.
-amas la comida y te cuesta despertar en las mañanas.- finalizó.
-eres un principiante.- golpié su hombro.
- sé mucho más, pero sería poco caballeroso decirlo.
Me sonrojé, creí que jamás volveriamos a tocar el tema, debía cambiar el rumbo de la conversación.
-¿de cuando acá quieres ser caballeroso?
-desde que me propuse conquistar a alguien.- sonrió autosuficiente. -¿crees que dé resultado?
-hasta la mujer más fría cae con el chico caballeroso.- conté.
-perfecto entonces.- sonrió de lado como lo hacía Ian.
Ian, Ian, Ian, sacatelo de la cabeza Dunne.
-¿en qué piensas?- me miró.
-nada.- comenzó a reír.-me refiero a nada, de nada importante.- expliqué.
Era la primera vez que me sentía tonta con Josh.
-Peter dice que te lleve a casa, Allison te necesita.- dijo haciéndo un mohin.
-claro.- le sonreí.
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-Jane, ¿eres tú?- dije tocandole la cara.
Jane era la unica de toda la gente de la empresa a la que le hablaba, trató sus problemas de vista con una operación, lo que la tuvo fuera del trabajo por unos días.
-Sam, no hagas eso.- me quitó las manos riendo.
-¿estás segura de que no necesitas un par de días más, yo podría hablar con...
-¿hablar con quién?- interrumpió nuestro jefe.
Sentí su cercania y mis piernas temblaron, al oír sus palabras cerré los ojos como esperando un golpe, sabiendo que no sería eso lo que recibiría, más bien un comentario irónico, uno de los tantos.
-hablar con el de administración, para que le eche un ojo, es el que más cerca está.- expliqué sin voltearme, Jane rió.
-¿tu mamá jamás te enseñó a mirar a las personas a los ojos cuando les hablas?- preguntó sin más.
-si, me lo enseñó.- volteé a mirarlo.
Me despedí de Jane agitando la mano, pasé por el lado de el idiota de Salvatore sin mirarlo otra vez.
-como siempre un gusto hablar con usted señorita Dunne.- gritó caminando por la recepción.
¿Ahora va a tratarme de usted? Ignoré su comentario, ¿por qué me fastidiaba? como si no bastara trabajar con él. Me cuestioné mil veces tratarlo como lo hago, más bien ignorarlo cuando se me da la gana, pero el me usó físicamente para su tranquilidad, eso me da privilegios, ¿no?
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The practice
Storie d'amore-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.