capítulo #12 "¿con o sin él?"

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-no digas lo mismo que yo.- le regañé.

-tu dices lo mismo que yo.- se defendió.

-¿por qué tenemos que discutir por todo?- dije mirandolo a los ojos, tenían un deje de diversión.

-porque yo siempre quiero ganar y tú no me dejas hacerlo.

-está haciendo frío, ¿podemos entrar?- dije señalando la entrada del hotel.

-claro.- dijo pasando por mi lado para abrir la puerta.

Subimos en silencio mientras estuvimos en el ascensor, Ian miraba el piso, yo lo espiaba por el espejo, observé sus labios, como amaba esos labios cuando se doblaban en una sonrisa, cuando estaban rectos con ganas de reír, o simplemente ahí, adornando el rostro de mi muy hermoso jefe, subí la mirada hasta su nariz, tamaño perfecto, seguí con sus ojos, color de extraordinaria belleza, llegué hasta la parte superior de la cabeza y sentí unas infinitas ganas de pasar mis manos por su cabello.

-deja de espiarme.- ladeó una sonrisa hacia mí.

-no estoy espiandote.- le saqué la lengua.

-¿sabes? en Estados Unidos, si una persona te mira más de tres veces puedes demandarlo por acoso.

-¿vas a demandarme por acoso?- dije haciéndome la indignada.

-no, me gusta ser acosado por ti.- besó mi mejilla.

Las puertas se abrieron e Ian me tomó de la mano para caminar por el pasillo hasta nuestras habitaciones.

- descansa ronquiditos.- dijo una vez fuera de mi habitación.

-descansa... maldición.- dije buscando nuevamente en mi bolza.

-¿qué ocurre?- preguntó el alarmado.

-perdí mi tarjeta de acceso.- dije como una niña cuando confiesa alguna travesura vergonzosa.

-¿Hablas en serio?- interrogó con una carcajada.

-No es gracioso Salvatore.

-podemos pedir otra, supongo.- dijo intentando calmar su risa.

-claro, ¿a estas horas?- pregunté enfadada.

-no te enfades, no es culpa mía.- posicionó sus manos en el pecho en gesto de "yo no hice nada."

-claro que es tu culpa.

-no, tu fuiste la despistada que la perdió.

tenía razón.

-puedo compartir mi cama.- ofreció.

-brincos dieras.- respondí sarcastica.

-no uses sarcasmo conmigo.- me apuntó severo.

Reí y él también, fui interrumpida por un bostezo, miré la hora 3:30 am.

-Vamos a dormir bonita.- me tomó de la cintura para arrastrarme hasta la habitación.

No me di tiempo de admirar la habitacion, me saqué el abrigo y bajé el pantalón sin una pizca de vergüenza, puesto que ni tiempo de sacarme el pijama me dió.

-con que ositos.- carcajeó otra vez.

-hablo en serio Salvatore, deja en paz a mis osos.- amenacé.

-está bien.- hizo un mohin.- ¿compartiras la cama conmigo?

-el sillón se ve bastante cómodo.- comenté.

-no lo creo.-dijo abriendo la cama.- ven acá.- tiró de mi de modo que quedé encima de el sobre la cama.

-buenas noches.- le besé.

-Verás Ivan, debo agradecer el tiempo que me has dado para tomar mi decisión.- dijo Ian mirando sus manos, las cuales descansaban entre lazadas sobre la mesa.

-Venga hombre, he esperado tu respuesta mucho tiempo.-habló Ivan.

-si lo sé, terminó por encantarme ésta ciudad.- me miró.- así que mi respuesta final es un si.

La cara de Ivan se tornó alegre, después de todo a quién más le beneficia el negocio es a él. Se acercó rápidamente a nosotros.

-Estaré a gusto trabajando contigo Ian, igual con usted señorita Dunne.- le sonreí.

-¿puedo entrar?- se escuchó al otro lado de la puerta.

-si Paula, adelante.- dijo Ivan.

-¡Ian!- corrió a abrazarlo.

indudablemente la misma estúpida del día miércoles.

-hola Paula.-dijo incómodo.

-¿cómo has estado guapo?- le acarició el pecho.

- ¿y-yo?

-si, tu tontito.- le sonrió ahora.

perra, perra, perra. Ian dile algo.

-bien, gracias, ¿y tú?- le sonrió sin ganas y permitió que ésta le abrazara.

-Fue un placer señor Ivan.- dije besando su mejilla.

Salí de aquel cuadro tan espantoso, ¿por qué no podía soportar ver a Ian con alguien más? por dios, no debería importarme, no debería afectarme, Ian y yo no somos nada, no debí besarlo, menos haber dormido con él.

Espere a que saliera de la sala de juntas, me miró preocupado, le sonreí para calmarlo, esta vez no diría ni haría nada, después de todo, yo no soy quién para criticar lo que hace o deja de hacer.

The practiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora