Observé el plato de sopa que All había preparado, tomé un cubierto de mala gana y la escuché suspirar, traté de llevar un sorbo a la boca, pero simplemente no pude.
-¡Tienes que comer Sam!- casi gritó.
-no te enojes All.- pedí casi llorando.
-no puedes no comer Samanta.- se sentó frente a mí en la mesa.
-créeme, huele delicioso, pero no puedo, no va a pasarme ningún bocado.-expliqué tocando mi abdomen.
-¿que tal si te vueles anorexica?- dramatizó.
-eso no va a pasar por un día que no coma.- sonreí.
-ya, pero preparé sopita, la que tanto te gusta.- resopló frustrada.- a la que no te resistes.
-oye, también me frustra como a ti no comer esta sopa.- rió ante mi comentario.
-¿qué quieres hacer? ver una película de romance, comer helado de chocolate, quemar fotos, comprar ropa... tú solo dime.- dijo con voz de anfitriona.
-no me trates como a una pequeña a la que le han roto el corazón.- sorbié la nariz.
-¿como quieres que te trate? si eso es lo que ha pasado.- sonrió de medio lado.
-bueno yo... voy por la película.- me dispuse a ir.
-y yo por el helado.- rió All.
-¡que sea de frambuesa!- grité desde mi habitación.
-¡que sean los juegos del hambre!- gritó de vuelta.
Hora y media de película y Allison yacía sobre la alfombra con uno de los almohadones más grandes de la sala, fui en busca de mantas, apagué el televisor, y levanté los residuos de el helado, se sintieron ahora más fuerte los ronquidos de mi querida amiga, sonreí ante la imagen de Peter desvelado por culpa de su futura esposa, ¿unos tapones de oídos serían un mal obsequio de bodas? de todos modos los necesitará para su cumpleaños ¿no?
Sentí el olor a huevos y tocino, solo eso bastó para que mi estomago despertara con el más temible de los rugidos, Allison maniobraba con la sartén de un lado a otro con el mejor look de un sábado por la mañana.
-¿cómo dormiste?- pregunté besando su mejilla mientras peinaba mi cabello en una trenza.
-no sé, pregúntale a tus ronquidos.- bromeó.
-pregúntale a los tuyos.- me defendí buscando el jugo en la nevera.
-yo no ronco.- se hizo la ofendida.
-lo que tú digas All.- le revolví los ojos.
-sigues así y vendrás a prepararte tus propios huevos.- amenazó.
-no, no seas mala, tengo muuuucha hambre.- intenté dramatizar.
-te pasa por renegar de mi sopa.- puso un plato frente a mi.
Sentí el timbre sonar y Allison corrió a la puerta, claro está, era Pet.
-¿qué haces despierta un sábado "temprano"?- hizo comillas con sus dedos.
-es que tenía hambre.- le sonreí como una niña pequeña.
-eso lo explica, ¡tranquilos todos, el mundo aún no se acabará!- gritó y agitó mi cabello.
- no te sale el tonto Peter.- escuché a alguien más.
Un tímido Josh caminaba detrás de Pet, encontré su mirada y enseguida la quitó.
-¿qué tal va todo Josh?- quise saber.
Me miró sorprendido con un deje de tranquilidad en su expresión, sé que quizás debería odiarlo por lo sucedido, pero si analizamos completamente la situación, ningún hombre se controla con alcohol en la sangre, ¿por qué Josh sería la excepción? además conozco a este chico desde hace ya años.
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The practice
Romansa-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.