-¿puedo pasar?- pregunté pasando de igual manera.
-¿para qué preguntas?
-Educación, quizás.
-Eres todo un caso.- rió ligero.
-¿te habló Peter a ti también?- me acerqué al escritorio.
-Si, quería saber que tan "grave" era la enfermedad que padecía Allison, porque a ti no te creía ni una palabra.
-Yo tampoco lo haría, ¿qué podemos decirle?- quise saber.
-¿la verdad?- ofreció Ian.
-Sabes que Allison nos mataría a ambos y lo haría pasar por suicidio si le decimos la verdad a Peter.- Ian soltó una carcajada.
- Dios, ¿por qué me fleché a una chica con semejantes ocurrencias?
-No te quejes con el de arriba.
-No me quejo.- saltó de su asiento para abrasarme.
-¿qué más podemos inventar? veamos, las tres semanas de visita ya se fueron volando.- marqué con los dedos.- dos semanas para sus supuesta enfermedad, pero ¿y luego?
-Nada, Peter no aguantará, o Allison vuelve, o él viene a buscarla.
-Se siente horrible mentirle a Peter.- me lamenté.
-Pero te sentirías aún peor de traicionar a Allison ¿a qué si?- asentí.
Durante casi un mes había intentado que Allison le dijera la verdad a su esposo, pero cada vez que tocaba el tema terminábamos discutiendo. No me mal entiendan, yo estoy feliz de que All esté aquí, pero bajo estas circunstancias a ella le corresponde estar en su casa, siendo mimada por alguien que realmente la ama; para ser sincera, ella se estaba comportando de los más inmadura, pero a mí no me quedaba más que ayudarla y apoyarla, aunque fuera en contra de mi voluntad.
-¿qué haremos esta noche?- preguntó.
-Intentar conquistar al mundo cerebro.- cité de la seria que veía en mi infancia.
-ven acá y dame un beso.- exigió con una gran sonrisa en el rostro.
Y entonces hice lo que el dijo, me senté sobre su regazo, cuan niña sobre santa, y lo besé.
-Señor Salvat...- quedó a mitad de la frase.
Me separé de Ian a tiempo mesurado, y miré a Paula, ahora la odiaba más que nunca, él permanecía quieto, nada inmutado, lo cual me parecía fantástico. Ella nos miraba mal, con cierto desprecio, sobre todo a mí, era obvio que nuestro sentimiento era mutuo.
-¿decías Paula?- Ian palmeó una de mis piernas.
-Sólo venía a dejarle el archivo de la pasarela en Liverpool.- dejó la carpeta sobre el escritorio y se alejó hasta la puerta.
-Gracias Paula.- dijo y ella se fue.
Iugh, como la detesto, es peor, el doble horroroso que odiar a Clary.
Por suerte, para mí, vivía con el recuerdo de Clary día a día, está Paula, que me recuerda a la Clary de un principio, y luego está mi secretaria, que es como Clary en la actualidad, aunque ninguna se compara a ella realmente.-Que agradable tu secretaría.- bufé y el rió.
-No seas mala.- sino aún riendo.
-No soy mala, es la verdad.
-Entonces ¿qué haremos esta noche?- preguntó él.
-No lo sé, lo planearé en lo que llegues a casa.- le besé cortamente en los labios y me paré.- ah, que no se te olvide de quien eres.
-Nunca amor.- negó con la cabeza y me fui.
El camino a casa se hacía bastante corto desde que había conseguido un auto, aunque prácticamente no lo usaba jamás, excepto cuando Ian se quedaba a alguna reunión o algo, creo que era más de Allison que mío, en fin.
Llegué a casa en eso de diez minutos, al principio todo fue silencioso, pero el interior estaba ambientado en sollozos. Me aventé al cuarto que ahora era de Allison, ella estaba acostada, panza abajo, su celular reposaba junto al ropero roto en mil pedazos.
-¿qué ocurrió Allison?- hablé intentando mantener la calma.
Me miró durante lo que pareció una eternidad.
-Todo terminó.- contestó seca y sin lágrimas en los ojos.
Las ideas más horribles y asquerosas se cruzaron como una película por mi mente.
-¿qué hiciste?- la advertencia se hizo presente en mis palabras.
-Le dije a Peter que había conocido a Alguien más.- otro sollozo.
-¿qué?- dije incrédula.- dime que no es cierto.
-Es cierto Sam, créeme que...
-No, ahora si, firmaste tu fin.- le contesté sin precauciones de nada.
-Es que tú no entiendes.- declaró con enojo.
-Claro que entiendo Allison, se supone que tú conoces a Peter más que yo, se supone que sabrías que al contarle él hasta hubiera llorado de la emoción, que andaría como loco buscando juguetes, ropa y se haría el tiempo de ir a cada sesión con el doctor. ¿por qué no admites de una vez que tienes miedo? no castigues a Peter por tus mierdas, no le quites a tu hijo su padre por culpa de tu inmadurez.
Allison escuchó cada una de mis palabras y cada vez que abría la boca ella se encogía más, cómo si quisiera esconderse. Vale, se me había pasado la mano, pero si de esa manera ella no entendía yo no me imaginaba otra, era mi mejor amiga, casi mi hermana, no podía dejar que arruinara lo que podría ser su felicidad a causa de un lapsus de capricho por una idea que estaba completamente equivocada.
-Es mi vida, ¿lo sabías?- contestó ella con la voz rasposa.
-¿quieres decir que no tengo derecho a meterme?- ella asintió.- perfecto, pero quiero que sepas, que fuiste tú quien me involucró en todo este asunto.
- Sam, es que...
-Y de antemano te digo, Allison, yo no voy a seguir mintiéndole a Peter.- cerré de un portazo sin dejarla que respondiera.
Estaba enojada, sentida y dolida, se supone que yo era su mejor amiga.
Caminé al parque más cercano sólo para calmarme con lo que fuera que allí encontrara.
Recibí un par de llamadas de Allison, pero no quise contestar, apagué el móvil y simplemente me dediqué a cerrar los ojos.
-¿esperas a alguien?- sentí ganas de llorar al escuchar su voz.
-¿cómo sabías que estaba aquí?- no me atreví a mirar.
-Iba de camino a casa, miré para acá y una chica llamó mi atención, venía para coquetear, pero resulta que eras tú.- resopló frustrado, aún sin mirarlo dimensioné para pegarle en el estomago.
-¿qué haces aquí entonces?- pregunté.
-Ya te lo dije.
-Pues ve a coquetear a otro lado Ian.
-¿qué ocurrió?- me abrazó desde la cintura y apoyé mi espalda en su dorso.
-discutí con Allison, pero tampoco es como si quisiera hablar del tema.
-Te invito a un helado.- propuso.
Y no pude hacer más que sonreír ante su cambio de tema, aunque juraba que le quedaban ganas de insistir.
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The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.