El sol se colaba por entre las cortinas atentando contra mi rostro, abrí y cerré los ojos intermitentemente intentando acostumbrarme a la luz del lugar.
Saqué el cabello de la cara e intenté buscar las zapatillas de dormir.
Fui a la cocina con la misión de encontrar el desayuno más rápido y delicioso. Abrí la gaveta de la colaciones, saqué un paquete de galletas y lo acompañé con un jugo de naranja.
Revisé mi movil, en caso de encontrar llamadas o mensajes, pero no había nada allí. Me senté a tomar mi desayuno instantáneo en el sofá de la sala.
Aprecié el silencio sepulcral de aquel departamento, y de algún modo me sentí más sola que nunca. Supongo que todos disfrutamos de los momentos de soledad, para compartir con nosotros mismos cosas que no queremos compartir con nadie más, pero... si bien los disfrutamos es porque sabemos que habrá alguien que en algún momento del día llegará con sus ocurrencias a sacarte de tu paz mental, en mi caso, esa es Allison, sin ella este lugar se ve demasiado grande incluso aunque consiguiera una nueva compañera, lo cual veo bastante difícil, pues no quiero a nadie más, pero no podría decírselo, siquiera lo intentaría, eso sería demasiado egoísta, además en algún momento iba a pasar ¿a que si?
Busqué ropa cómoda para comenzar a ordenar todo allí, pues las cajas de Allison no ayudaban mucho a que la fachada se viera decente, por otro lado, ya sería completamente mía, lo cual significa, que podría hacer lo que yo quisiera con ella.
Deslicé el dedo por la pantalla del movil para contestar a la llamada.
"Josh:-)"
-¿Sam?- habló desde el otro lado.
-¿qué hay Joshua?- le molesté.
-nada muy nuevo.- se quejó.-¿ y por allá?
-nada muy nuevo.- reí.
-¿recuerdas la idea del regalo?- preguntó.
-oh, claro que sí.
-me preguntaba si...¿podemos ir hoy?- habló con nerviosismo.
-¿hablas en serio?- me animé.
Era ese momento del día en que dejabas de sentirte sola. Gracias Josh.
-si, ¿puedes?
-si, si puedo.- sonreí para mi.
-paso por ti en veinte.
-¡Josh!- hablé antes de que cortara.
-¿si?- le escuché reír.
-debo tomar una ducha.- alargué la última palabra.
-Sam, el regalo queremos comprarlo hoy.- bromeó.
-no me demoraré.
-le concedo diez minutos más, bella dama.- se hizo el galán.
- Pero que bondadoso se ha comportado, amable caballero.- dije con sarcasmo.
-Yo que tú corro.
-y yo que tú... yo que tú... adiós Josh.- reí.
-Adiós Sam.- cortó la llamada.
Seguí el consejo de Josh y me apresuré en buscar la ropa y tomarme un baño.
Me miré en el espejo y esta vez no me gustaba lo que veía, ¿quién puede verse bien en prácticamente veinte minutos?
Pasé los dedos por el cabello usándolo como cepillo, terminé de abrochar los zapatos y volví al espejo, intenté hacer un buen trabajo, pero nada ayudó a controlar las ondas que para ese entonces se alocaban en las putas del cabello.
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The practice
Romansa-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.