Capítulo 13 "Vidrios"

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—. ¡Asher!—gritó Linda furiosa— ¡Vuelve acá!

Jane se quedó congelada por unos micro segundos por la impresión, pero cuando vio a Linda correr a toda velocidad rumbo a ella, no tuvo dudas para irse del otro lado.

Era como una persecución de una película de horror o donde estás en la casa de un asesino peligroso, pero mucho peor. Ya no dudaba de lo que podía hacer una neoyorquina enojada, y más que nada, porque Jane no tenía la suficiente fuerza como para golpearla.

—Jane... Jane ¡Ven!—Freda vio este espectáculo.

Logró entrar en el cuarto del fondo, justo a microsegundos de que Linda la jalara del cabello. Freda cerró la puerta frente a sus dedos. Linda empezó a golpear la puerta y a patearla con todas sus fuerzas, pero no le abrieron.

— ¡Freda! Me voy a encargar de que te corran, ¡Ya verás!

—Shh—Freda le ayudaba a Jane, escóndete.

El lugar para resguardarse no era nada seguro. Estaban en la lavandería del comedor de los estudios, donde se guardaban y limpiaban los platos. El mueble tenía un pequeño espacio en medio con otro y Jane se quedó ahí, casi sin poder moverse.

—Shh...

— ¡¡Freda!! —Linda seguía pataleando.

Freda no sabía el monstruo que había desatado, no creía en la fuerza que Linda tenía para hacer las cosas, así que siguió confiada sin abrir la puerta, sin decir nada. Pero la rabia combinada con la brutalidad de Linda fue un peor detonante, porque logró abrir la puerta.

—Estoy lista para pelear—dijo Freda con valentía.

— ¿Ah, sí?—Linda preparó sus manos— ¡Pues bien!

Pero Freda mentí, puso sus manos en frente y ni siquiera pudo prevenir los golpes que ya tenía sobre su rostro, Jane contempló esto con total horror y no supo que decir o hacer.

La pelea fue horrenda y desencadenadora, Freda quiso hacer algo por ella, pero era imposible. Había una ventana cerca de este hecho mediático, pero no pasó nada grave.

Freda, al ver que ya no tenía manera de responderle, se agachó lentamente hasta la pared, para quedarse totalmente pegada sobre el muro. Se bajó y cubrió con sus manos, pero los puños de Linda eran totalmente difíciles de esquivar. Ella furiosa, decidió tomar su cabeza y golpearla en repetidas ocasiones en la pared.

—Basta... ¡Basta!—pedía la pobre Freda contra la fuerza de aquella mujer mayor.

—No, no... ¿Querías pelear, no? Pues dime... ¡Aquí tienes!

—Ya... ya—sollozaba— Linda, por favor... ¡Detente!

—Dime... ¿Dónde está Asher? ¿DÓNDE?

—Co... ¿Cómo sabes que ella estaría aquí?

—Oh...—Linda le jaló el cabello— ¿Quieres saber?

El rostro de Freda estaba sumamente golpeado y le salía un mar de sangre de su nariz, era algo terrible y difícil de sobre exponerse y llevar. Tenía moretones en sus ojos y quijada, sin duda, fue una gran golpiza.

—Ella no... no está aquí, se fue corriendo.

—. ¿Me crees tarada?—jalaba con más fuerza su cabello— ¡No lo soy! Obvio que no... ¡La vi! Además, como te he dicho, yo ya sabía que ella iba a venir.

—P-pero... ¿Cómo lo supiste? ¿Por qué?

—Bueno... no pierdo nada con decírtelo.

Jane aprovechó ese momento para salir de su escondite, tenía una jarra de vidrio sin agua en sus manos, y le pegaría con todas sus fuerzas sobre la cabeza de Linda, caminaba despacio, lenta y silenciosamente rumbo a la escena de la pelea, no podía hacerlo rápido, además para disimular.

—Bueno—decía Linda—, yo me entere de esto porque...

Y en ese momento, Jane descargó con toda su rabia el jarrón sobre su cabeza.

El vidrio rompiéndose sonó muy agudo y desgarrador, ella esperaba ver a su enemiga caer inconsciente en el suelo, pero fue su total horror verla normal como si nada le hubiera pegado. Jane se espantó y paralizó tanto que no supo que decir.

Linda le dio un puñetazo tan fuerte que si la hizo caer, fue tan horrible que le provocó sangre en su labio al instante. Estaba furiosa y Freda no soportaba el dolor en su cabeza, así que cerró sus ojos sin haberlo pensado.

—Vas a morir... ¡Aquí!—gritó Linda al contemplar a Jane en el suelo.

Ella se movió con la fuerza de sus manos antes de que Linda fuera a hacer algo, estaba a punto de salir, pero Linda le impidió la salida totalmente.

—Paul va enviudar antes de que se case contigo.

—No... no ¡No lo hagas!—pidió horrorizada y seguía en el suelo.

—Lo siento Jane, pero yo no voy a hacer nada. ¿Sabes quién si lo hará? Esta pila de trastos.

El mueble de platos estaba justo arriba de Jane, así que Linda no dudó ni un segundo y tiró dicho objeto con mucha facilidad. Jane abrió los ojos antes de que platos, cucharas, tazas y vasos de vidrio cayeran sobre todo su cuerpo.

El ruido que sonó fue horrido y muy estridente, cayó frente a los pies de Linda y ella no dejaba de reírse sin parar, no había duda de su maldad entera. Los residuos de vidrio cayeron del lado izquierdo, por lo tanto, ella no salió herida ni nada por el estilo.

Esa pila de utensilios inundo el cuerpo de Jane, absolutamente todo. Linda miró con victoria una vez más y salió tranquilamente, creyó que no había testigos, aunque no contaba con que Freda fuera a despertar después de unos minutos:

—Oh... oh por Dios.

Miró la escena tan putrefacta y terrible, le quitó el mueble a Jane y aventó todos los platos lejos, el piso parecía un mar de vidrios y algunos estaban cruelmente estancados en la cabeza, piernas y brazos de Jane.

—Despierta—la volteó y le quitó todo lo que pudo— ¡Jane!

Pero su cabeza no reaccionaba, tenía mucha sangre en las mejillas, nariz y boca, sus brazos estaban llenos de vidrios y no había nada que hacer.

Freda aprovechó para llamar a la ambulancia y quitarle todos los vidrios que pudo. Llegó rápidamente y se la llevaron a un hospital de inmediato.

A Freda también le curaron sus heridas y la policía se hizo presente también. No tuvo pelos en la lengua para decir quién había sido la autora intelectual y acreedora de créditos de aquella miserable masacre.

Pero lo que importaba más, era Jane, Freda no sabía los números telefónicos de Cynthia, Pattie o Maureen, no quería decirle nada a los Beatles y tampoco avisó a nadie por el profundo miedo que tenía. Pero al saber el diagnostico que le dio al doctor, no dudó en hablarles a John, Paul, George y Ringo.

—Freda... ¡Freda!—Lógicamente, Paul era el más asustado y preocupadoi— ¿Qué pasó?

Ella no dejaba de llorar, los chicos temían lo peor, Paul sentía un dolor incontrolable en su garganta.

—Chicos... Jane... Jane...

— ¿Qué pasa?

—El doctor dijo que ella—sollozó— ella...

Si Jane hubiera dicho "Sí" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora