My School Days→Vkook/Taekook

13

Todo el drama que había vivido el día de ayer me tenía increíblemente mal.

Lo horrible fue que me di cuenta de algo que siempre estuvo ahí pero ignoraba...

Nadie confía en mí.

Pelear con tu mánager porque según "acusas a su mejor director" distaba de ser algo bonito de presenciar, y menos cuando teníann que llamar al mismo CEO para resolver todo gracias a que nadie, aparte de tus hyungs te creía, o al menos eso pensaba porque hasta ellos dudaron.

Lo que más había dolido era que fuera capaz de creer algo tan espantoso de mí...

—"Tu fama de los problemas siempre interfiere"

—"No me fío mucho de tu actitud y menos en este tipo de situaciones"

Palabras hirientes resonaban en mi cabeza, dichas por un persona a la que supuestamente debía cederle toda mi confianza y preocupaciones, que siempre estaría allí para cualquier problema y me apoyaría sin importar qué.

Me consterna que todos crean que los problemas en el colegio podía traerlos al trabajo sin rechistar.

Nunca combinaría esas dos...

Nunca.

Todos pensaron que por fin había salido mi verdadero ser, que estaba tomando la actitud que tenía en SOPA aquí.

Es horrible que nadie espere algo bueno de tu parte...

No tenía otra cosa en la que pensar mientras escribía un análisis de quinientas palabras para la clase de historia, Vernon prefirió dormir antes de que matarse realizándolo como el resto de la clase y yo. Ni verlo babear me subía el ánimo, definitivamente hoy no era mi día.

Ni siquiera esperé a Vernon cuando sonó el timbre indicando la hora del almuerzo, me dirigí a los sanitarios sin importar el tropezar a todas las personas en mi camino.

Ya no podía ganarme más odio.

Me encerré en uno de los cubículos y me descargué con las paredes del baño una y otra vez, los golpes sonaban fuertes y mis lágrimas caían sin represión alguna. Podía desahogarme todo lo que quería, nadie iba a verme de todos modos. Sabía que había llorado lo suficiente en la almohada pero sencillamente la miseria no me dejaba escapar.

Te importa lo que digan de ti, aunque lo niegues miles de veces y trates aparentar que no.

Sumido entre mi frustración y dolor me dejé caer en el suelo, atrapando mi cara entre mis manos, tratando de que las lágrimas desaparecieran como en la almohada.

—¿Por qué lloras? —me asusté al oír una voz proveniente del cubículo a mi lado. Paré de chillar y quedé en shock momentáneamente—. Puedes contarme —aquella voz grave... Sabía a quien le pertenecía, pero era incapaz de reaccionar.

Limpié las gotas saladas que caían de mis ojos con la manga de mi abrigo. No quería responderle, pero si seguía reprimiéndolo iba a colapsar de nuevo.

Iba a contárselo, él desconocía quien era en aquel momento, no importaría de todas formas. —Todos me juzgan mal por mi actitud —alcancé a decir antes de sumirme en otro sollozo—, ni siquiera las personas que dicen conocerme confían en mí —volví a cubrir mis rostro al soltar un gimoteo débil. 

—¿Por qué les permites herirte?

—Porque me importan demasiado. No tomo en cuenta a nadie de aquí, pero sí a los demás —dije con apenas un hilo de voz.