My School Days→Vkook/Taekook

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Taehyung P.O.V.

La primera semana de clases era tan jodida y estúpida como cualquier otra, sólo que hoy día tuve tres o cuatro asignaciones extras, dos percances y la estimada dicha de "modelar" por los pasillos siendo reconocido como una celebridad renacida.

Esto, es, demasiado, raro.

Punto.

Estaba soñando, o tal vez los extraterrestres por fin me raptaron y ahora experimentaban con mi cadáver en un mesón y estaban a punto de colocarme una sonda en... Bueno, de todas formas no explicaba el cómo todo el mundo estaba siendo tan amable conmigo. ¿Podría ser esto un complot? ¿O el inicio del Armagedón?

Estas escorias se traen algo.

Y ahí vi a Vernon, o bueno, Hansol, acompañado de un chico al que nunca creí ver con él en esta vida, pero al parecer todo el club de música se había enfocado en repartir la información de sus dos nuevas adquisiciones. Taeyong y Hansol eran una sub-unidad de hip hop, los vi ayer en Instagram. Pero no iba a enfocarme en esa gran impresión ahora porque si no terminaría de vomitar.

—Ganaste, por Dios, ¡ganaste! —las grandes perlas en la boca de Yerim aparecieron delante mí, venía cargando el estuche de un violín como un bebé en sus brazos.

—... ¿Qué? —no pude comprender, ¿qué se supone que gané?

Entonces me dirigí a aquella cartelera informativa a la que todos estaban escrutando, y para mi mayor sorpresa, mi nombre no estaba pegado en una sola nómina, conté despacio y mi mente hizo un gran alboroto al momento de procesar lo que estaba pasando.

Dos, tres... Cin-, vaya...

Por un segundo pude escuchar la pequeña distorsión que había hecho mi cerebro con la realidad y descubrí que mi nombre estaba siendo pronunciado en los parlantes. Todas las personas en rango a mi alrededor comenzaron a aplaudir. Seguí la línea de felicitaciones hacia la oficina del programa musical, en donde el director Lee me esperaba afuera con los brazos abiertos enhorabuena.

—Kim Taehyung... ¡Nuestra leyenda escolar!

Puta mierda.

Le envié una foto de aquel pizarrón y las nóminas a Jungkook, probablemente lo leería ya muy tarde porque justo ahora estaba en un vuelo a Estados Unidos para promocionar el próximo álbum de BTS.

Me presenté en la oficina, el director del colegio también estaba ahí, a quien no me gustaría ver en un día normal, pero suponía que para ellos hoy era diferente, ahora me pondría a esperar a que no comenzara a amenazarme. —¡Ow, Kim, nuestra estrella, vamos toma asiento! —fruncí el ceño cuando el hombre de corbata gris estorbosamente colocada me sacudió la mano muy enérgico.

En el lugar estaban presentes nada más y nada menos que dos representantes de la aclamada beca Hwarang, que recién enterado, yo tuve la suerte de ganar. Dios mío, tenía que transformarme en un príncipe cortés en menos de lo que torciera la espalda para reverenciar.

—Buenos días, señor Kim, ¡y feliz año nuevo! —el hombre bajito de traje negro y corbata colorida (que me recordaba al personaje de Leslie Cho en Hangover) estrechó mi mano, la verdad era que esperé a que no notara que estaba traspirando como un cerdo—. Un placer, Lee Hangseok.

El otro, un señor de metro ochenta en el mismo traje negro, pero con una corbata más seria, y el mismo aspecto teatral artístico se volvió hacia mí. —También es un placer, te vimos en el recital... Una perla entre tanta mugre —reconocí ese tono de voz gangoso, casi muero de la risa con la cara que pusieron ambos directores, ¡ya! ¡Eran la pareja quejosa que estaba sentada en el palco VIP que no habló con nadie aquel día!—. Para servir: Yang Jacques —ni siquiera tenía un acento francés, pero si destilaba mucha finura; eran el tipo de persona que verías en Fashion Police sirviendo el té o como jurados en Rupaul: Drag Race.