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Mis gafas de sol se salpicaron del chapuzón que causó Taehyung en el clavado que se dio, justo en frente de mí, estaba provocándome de nuevo.

Ojalá y pierdas ese short negro nadando y todos te vean pasar pena, estúpido.

Nadó hacia la orilla -en dónde estaban los niños forrados de salvavidas. Dae movía las piernas cómicamente para perseguir a Kai, y la niña intentaba alcanzar a Tae. El mayor se acercó más para tirarme agua; estuve nadando hacía rato pero Tae no daba para cansarse aún, me especialicé en tomar fotos.

Las chicas pululaban en el otro extremo, muy lejos de nosotros, paz para mis oídos no escuchar su griterío absurdo; un alzamiento que rodeaba la mitad de esta piscina semi-olímpica nos separaba a la perfección y nos daba el espacio que necesitábamos.

Fui al bar y segundos después escuché una mini lluvia de agua cayendo al piso y de la nada tenía estampado el pecho desnudo de Tae contra el mío, jugueteamos por ahí porque Tae era muy inquieto y yo que ni se dijera. Tae perjuraba que podía atraparme fácilmente, lo esquivé pero no duró mucho para pellizcarme la nuca y darme zapes en la frente, yo le apretujaba el trasero porque él odiaba que lo hiciera y también porque iba a aprovecharlo, era bonito para mí, más estando casi apretado en ese short.

Ver a Tae con poca ropa y las gotitas de agua cubriéndole el torso, el cabello dorado mojado por completo y a sus largas piernas dar zancadas para perseguirme, era otra de esas percepciones suyas que me volvían loco.

Antes de que siguiera molestándome le sujeté de sus caderitas y lo subí en la barra, V era delgado sí, pero eso no lo hacía liviano.

—Qué impresionante, míster músculo.

—Ya deja de llamarme así —le iba a exprimir la cabeza como a la naranja que tenía en la mano. Mezclé algo de vodka con jugo. En el descuido Tae deslizó sus manos por mi espalda, haciendo el amago de refregar el protector solar—. ¿Que no te cansas de manosearme? —Tae me miró con una sonrisa ingenua que pronto se apenó—. No creas que no me doy cuenta...

Tae llevaba inmerso en este jueguito un rato largo, por algo fue a correr a ponerme el bloqueador como si yo fuera otro de sus niños.

—Yo manoseo lo que quiera —se enfurruñó, hoy él eran tan infantil y jovial que automáticamente me apretaban las ganas por ir a besarle o apretujarle la carita; sonreía más que nunca, y eso que venía de hacer berrinches por estar con las chicas—. Hey tú, no te bebas eso así, exprímele un limón y mételo en la licuadora para que no te sepa a jugo artificial —a mí no me importaba en absoluto lo que me estaba señalando; no debí subestimar que estuviera siendo tan tierno—. Ah, no sé cómo te la voy a meter ahora si eres más grande que yo...

Me paralicé en mi sitio, vaya, esa no me la esperé, de espaldas y con una sonrisa incomoda de película proseguí en hacerle caso a la sugerencia anterior. Tae me tiró los brazos al pecho y así mismo me arrastró cual pulpo, descansó la cabeza en su lugar de siempre inocentemente, pude notar que volteó su cara para verme.

—No puede ser que siempre te pongas así de rojo —susurró curioso al jadear en una risa—. Ah, vamos —me besó la mejilla y continuó pegándome la respiración en el cuello.

Puto koala besador.

Estaba prendiendo la licuadora pero él no me dejaba hacer mucho. —Basta de joderme la vida, diablos —ya no podía concentrarme con tantos piquitos en el hombro y manos bajando por mi pecho—. ¡Yah! —me dio algo de escalofríos y terminé por alejarlo, el tonto se quedó haciendo morritos como un niño perdiendo un berrinche.

—¡Hyung Kai quiere ahogarme! —se escuchó el alarido desesperado a la distancia, aunque estuvieran en la parte más baja y con varias manos de salvavidas ellos no dejarían de protagonizar desastres.

My School Days→Vkook/TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora