VIII

772 54 1
                                    



LAUREN J.


La horrible sensación que ha estado en la boca de mi estómago no se ha ido, incluso con el tiempo que he estado hablando con la Srta. Taylor y después de buscarla en su casillero y en su lugar habitual debajo del árbol que está afuera, ninguna señal de ella por ningún lado, y empiezo a darme cuenta la razón de este sentimiento extraño. Camila siempre ha sido una criatura de costumbres. Bueno, ni siquiera sé si sea en realidad una costumbre, más como una rutina, pero cuando no está en clases o en casa, solo hay dos lugares donde que está. He pasado frente a ella un montón de veces en el pasillo, usualmente caminando por ahí y mirándola mientras tiene su cabeza metida en un libro. Cuando no está ahí, está afuera observando cómo el mundo camina debajo del árbol más horrible en todo el campus entero. 

El que no esté en ninguno de esos lugares me preocupa. Sé que debí haberla perseguido cuando se fue y ahora la prueba se muestra en mi cara. Solo me hace sentir peor, porque si tan solo me hubiera alejado de ella de la forma en que quería, quizás no estaría perdida ahora. Meto mi cabeza en la biblioteca, sabiendo que será una pérdida de tiempo y me reciben miradas en shock de algunos estudiantes de nivel avanzado. Jamás he puesto un pie en la biblioteca y es obvio que todos lo saben.

—¿Puedo ayudarte? —pregunta la Srta. Reid, nuestra bibliotecaria, mientras viene a pararse directamente en frente de mí vista de la habitación.

—No, estoy bien. Solo estaba buscando a alguien.

—¿A quién estaría buscando aquí, Srita. Jauregui?

No lo dice de frente, pero créeme; puedo oírlo en el tono de su voz. Sabe que no vengo aquí y que ni muerta me juntaría con alguien que viniera aquí. Es tan solo una forma más de cómo los rumores funcionan aquí. Todo mundo sabe quién soy.

— Camila Cabello. Pensé que la encontraría en su casillero, pero no está ahí así que pensé que a lo mejor habría venido aquí.

— Hoy no ha estado por aquí, pero si viene, puedo decirle que la estás buscando.

— Eso sería genial. Gracias.

Jamás he sido tan educada antes y me sorprende. Normalmente, trato de pasar debajo del radar cuando estoy cerca de maestros, imaginando que si puedo tan solo encajar, no me llamarían o incluso no notarían mi presencia. Y aquí estoy ahora, de hecho teniendo una conversación con uno de ellos y actuando muy decente al hacerlo.

¿Cuándo diablos pasó esto?

— Bueno, sino hay nada más en que pueda ayudarte... — dice mientras se dirige a la puerta.

— De hecho, la Srta. Taylor me dio algo que necesito leer y regresárselo. ¿Cree que esté bien que lo haga aquí?

Puedo decir que la he impactado. No es secreto que no tienes que pedir permiso para pasar tiempo aquí, pero me imagino que con lo extraña que está actuando conmigo estando aquí, lo menos que puedo hacer es pedirle permiso.

— Claro que puedes. Todos son bien venidos aquí.

Se aleja de mí después de que le disparo una de las sonrisas más falsas que he hecho y camino hacia los estantes de libros en la esquina, esperando que haya un lugar al final donde me pueda sentar en privado y leer. Lo que Camila escribió está quemando un hoyo en el bolsillo trasero de mis pantalones, así que mientras más pronto lo saque y lo lea, más pronto ésta casiobsesión que tengo con mantener este pedazo de papel cerca de mí, terminará.

COUNT ON MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora