XII

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CAMILA C.


Probablemente  esta  es  la  primera  vez  en  mucho  tiempo  que  estoy realmente feliz. La forma en que el viento se mueve a través de los árboles, el olor  de  la  hierba  recién  cortada  crujiendo  bajo  mis  pies  mientras estoy corriendo tan rápido como puedo de Lauren, su  risa fuerte y clara mientras me  persigue.  Todo  esto  me  hace  feliz.  Es  un  día  ventoso  por  ser  principios  de otoño,  pero  no  lo  bastante  frío  para  molestarme.  Es  bastante  cercano  a  la perfección. Comenzando  a  sentir  la  quemadura  en  la  garganta  que  me  advierte  que necesito ir más despacio, la ignoro y me impulso incluso más hacia ade lante. Estoy casi  en  el  lugar que Lauren  señaló desde el auto y por alguna razón quiero  ser  la primera en llegar. Podría no venir aquí tanto como solía hacerlo, pero lo recuerdo muy bien. Mamá, Tristan y yo veníamos aquí antes, traíamos una cesta de picnic y mantas.  Son  algunos  de  los  mejores  recuerdos  que  tengo,  por  lo  menos  antes  de que todo cambiara.

Cuando  llego  a  mi  destino,  me  doy  la  vuelta  para  celebrar  y  soy  arrastrada por un fuerte par de brazos conocidos, siendo girada en el aire. No estoy segura de lo que es, pero un sonido de chillido sale de mi boca mientras me balancea. Ella deja que mis pies toquen el suelo e inmediatamente trato de cubrir mi boca.

— Ni siquiera lo pienses.

Estoy  confundida.  ¿Cómo  sabe  lo  que  estoy  pensando?  O  mejor  aún,  ¿qué parte  debería  dejar  de  pensar?  Es  una  locura,  pero  justo  cuando  empiezo  a sentirme bien a su alrededor, pasa algo así y me lleno de incertidumbre.

— Camila, solo no quería que te cubrieras la boca.

Todavía no lo entiendo y es obvio por la mirada que me está dando, que ella lo sabe. Se  acerca  a  mí,  estira  su  mano  hacia  mi  cabello  y  atrapa  un  mechón  en  su mano, metiéndolo detrás de mí oreja. Su cuerpo está tan cerca al mío que siento la respiración  escapando  a  través  de  su  nariz  en  mi  rostro,  haciéndome  cosquillas. Cuándo levanto mi mano para frotar mi nariz, toma mis dedos y los lleva hacia ella.

No sé si es por la carrera o una reacción por ella estando tan cerca de mí, pero puedo  sentir  el  sudor  aumentando,  no  solo  en  mi  rostro,  sino  también  en  mis manos  y  estoy  avergonzada.  Está  sosteniendo  mi  mano,  seguramente  siente  el sudor. Espero que lo note y aleje su mano, pero después de un minuto o algo así, sigue  sosteniéndola  sin  siquiera  un  mínimo  intento  de alejarse,  y  me  doy  cuenta que lo estoy pensado demasiado.Ha sido tan incómodo estar cerca de Lauren, sobre todo cuando estamos así. No es el contacto lo que me asusta tanto. Es la forma en que es conmigo. Hace dos semanas  ni siquiera parpadeaba  en mi dirección y ahora  es todo lo contrario. No estoy segura de cómo reaccionar. Por mucho que me guste, me pregunto cuándo se va a dar cuenta que soy exactamente lo que sus amigos piensan, se va a aburrir de mí y dejarme.

— Estás  frunciendo  el  ceño.  Deberías  saber  que  eso  no  está  permitido  aquí. Es una regla bastante grande y estás rompiéndola.

No  estoy  segura  desde  cuando  el  parque  comenzó  a  tener  reglas,  pero definitivamente  no  quiero  romperlas.  Saco  el  teléfono  de  mi  chaqueta  y  le  envío un  mensaje.  Si  hay  más  reglas  que  necesito  saber, ella es  el  único  que  puede decírmelas.  Es  tan  hermoso  aquí;  lo  último  que  quiero  es  ser  echada  antes  de disfrutarlo.

¿Hay más reglas que necesite saber? No quiero que me echen.

Se  ríe  y  no tiene sentido  para  mí. Leo mi mensaje y no veo  donde dije algo gracioso. Cuándo mi teléfono zumba con un mensaje, todo tiene sentido.

COUNT ON MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora