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CAMILA C.


No había  estado  aquí  desde  que  su  madre  se  fue.  Es  lo  que  estoy pensando cuando abre la puerta y me hace señas para entrar. De la manera en que la veo ahora, definitivamente no es como lucía antes. Es completamente diferente y esto me entristece. Hay botellas rotas por todos los sitios, envoltorios viejos de alimentos y hasta todas  las  clases  de  latas  tiradas.  En  verdad  no  tengo  ni  idea  de  qué  decir  o  hacer viendo esto. Mi madre ni siquiera bebe, por lo tanto, ver una gran cantidad de esto aquí, supera cualquier cosa que yo pueda entender. En mi casa cuando comemos, siempre  limpiamos  después  de  haberlo  hecho  sin  importar  lo  que  hayamos preparado  o  lo  que  hayamos  comprado,  pero  aquí  parece  que  ni  siquiera  se molestan.

¿De verdad tiene que vivir con esto?

Puedo decir  que  no  sabe  qué  decir  o  hacer.  No  creo  que  haya  tenido  la intención de que alguien viera esto. Es bastante malo que ella lo tenga que ver, pero para otras personas, debe ser mucho peor. Nunca la he visto tan incómoda antes. Por  primera  vez,  es ella quien está  diferente  y  puedo  decir  por  el  ceño  fruncido cruzando su rostro, que no le gusta ni un poco.No  puedo  decir  que  la culpo.  No  estoy  segura  tampoco  sobre  cómo  me sentiría con esto.

— Lamento  cómo  luce  el  lugar.  Dean  no  es  muy  fanático  de  la  limpieza — explica y solo asiento.

Fue  amable  por  traerme  aquí,  así  que  lo  mínimo  que  puedo  hacer  es  ser comprensible  con ella.  Podría  fácilmente  haberme  dejado  tirada  en  el  césped delantero después de sacarme de la escuela sin pensarlo dos veces. No lo hizo y lo apreciaba. Lástima que no le pueda decir esto.Después   de   estar   parada conmigo   en   el   baño   un   rato,   se   alejó   para conseguirme el cambio la ropa que me había prometido y dentro de cinco minutos estaba  de  regreso  entregándomelo.  Pasé  al  cubículo  de  baño  para  cambiarme  y limpiarme  tanto  como  me  fue  posible, asegurándome  en  el  minuto  que  la  puerta se cerró detrás de mí, estuviera bloqueada tan fuerte como se podía.


Estaba haciendo algo amable por mí, pero no significaba que confiaba en ella. No  creo  que  alguna  vez  haya  confiado  en  nadie  más  que  mi  mamá  cuando  me pasaba  esto. Es  la  única  que siempre  ha  tratado con  ello y  no  parecía  triste  o con pena.  Necesitaba  eso  ahora,  pero  desde  que  no  está  aquí, Lauren tenía  que  ser suficiente. Fiel a lo que le prometió a Jim, limpió mi desastre mientras me cambiaba. Vi el  contorno  del  cubo  de  limpieza  cruzando  el  suelo  y  no  pude  impedir  estar impresionada. Esta no es la Lauren que conozco, al menos no la que fue durante casi ocho años. La Lauren que todo el mundo conocía no hubiera sido pillado ni muerta haciendo algo como esto. Hubiera sido el que lo causaría.

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— ¿Te  quedan  bien? — grita  a  través  de  la  puerta  y  al  minuto  que  llega  la pregunta, lo escucho jurar por debajo.

Mi mamá me enseñó algo hace un par de años. Si no estaba bastante cómoda para  hablar  con  ella,  especialmente  cuando  estábamos  afuera  en  público,  me  dijo tocara la mesa o la puerta del probador para contestarle. Un toque significa sí y dos toques significan no. Y esto fue lo que le hice aunque estaba bastante segura que no lo entendería. Toqué  una  vez  la  puerta  tratando  de  hacerle  saber  que  me  quedaban...  Solo  le tomó un minuto o dos parecer descifrarlo.

— ¿El toque significa que sí? — pregunta y yo toco una vez de nuevo.


Escucho su risa y a pesar de lo disgustada que estoy y cuan desesperadamente quiero salir de aquí,  estoy  feliz.  Por  lo  menos  uno  de  los  dos  puede  reír  de  la  situación  que estamos.

COUNT ON MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora