Capítulo 42- El Fin de todo.

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(No es un justo... No somos lo que parecemos...)

(...)

—¿¡Qué!?— gritó Chloe. —Tú no puedes hacer eso.—

—Si puede Chloe.—respondió el kwami amarillo. La rubia solo bajó la mirada triste, resignada.

Miré a mi alrededor, tratando de entender qué pasaba. Todos se despedían tristemente y me sentí mal. Yo no podía separarlos, no iba a hacerlo.

—Tikki, debo hablar con Fu. —

Ella me miró, y limpió unas lágrimas de sus ojos.

—Ema, veo lo que tratas de hacer. No creo que funcione.— se forzó a sonreirme.

—Debe haber algo, lo que sea. — todos me miraron. —No voy a dejar que esto terminé así.—

—¿Qué harás?— preguntó Plagg.

—Primero iré a hablar con el maestro... lo convenceré, Ya se me ocurrirá algo. Necesito que se transformen y que vayamos a casa.— pedí.

Los kwami me miraron y obedecieron dudosos. Una luz emergió de ellos, y lo primero que vi cuando ésta se dispersó fueron unos lindos ojos morados; intensos e hipnotizantes. Pertenecían a un chico pelinaranja... fue cuando entendí una cosa...

—¡Santo Dios!, ¿¡Trixx es hombre!?— no podía apartar mi vista de él. Eso sí que no me lo esperaba.

—Y ahí acabó el momento emotivo... Ema, concentrate.— pidió Nath.

—Perdón, me sorprendí. Creí que era una chica... ¡Santo Dios!, ¡y aparte es guapo!— chillé.

—Muy bien, vámonos...— Nathaniel me empujó a la puerta impidiendome seguir contemplado la belleza de Trixx.

Salimos de la mansión tratando de no hacer ruido, pues todos estaban ya dormidos. Me pareció extraño y miré ma hora, 4:00 A.M. ¡Dios!, era muy tarde, y yo no había dormido nada.

Caminamos por las frías calles de París hasta llegar a casa, abrí la puerta decidida a lo que iba a hacer pero lo primero que vi al entrar a la sala de estar fue al abuelo tirado en el suelo, inconsciente.

Me asusté y corrí a él pensando lo peor. Lo moví, y lo moví pero no reaccionaba.

—¡Maestro Fu!— llamé desesperada. —¡Abuelo despierta!— pedí.

Todos los kwamis miraban desde atrás asustados, Nathaniel fue el único en acercarse a mi.

Fu pareció reaccionar un poco, abrió sus ojos lenta y débilmente.

—Ema...— me llamó en un susurro sonriendo. Luego giró un poco su vista, encontrándose a Nath.— Tú. —su sonrisa se borró.

—Si, si, soy yo.— llamé su atención de nuevo.—Tranquilo, todo está bien.— decía tratando de calmarme.

—Ema... querida... Lo lograste, arreglaste mi error ...— se quedó callado un largo rato, luego parpadeó.—Ahora puedo morir en paz...-

—No diga eso, por favor...—

—Ema...—intentó tomar aire, pero se le dificultaba mucho.— Ema estás...—

—¿Maestro?— me sentí débil al imaginar lo peor. Mis ojos ardieron y amenazaron con dejar caer  lágrimas.

—Estás... —

—¿Si?—

—¡Estas aplastandome, quítate!— me gritó. Yo miré hacía abajo, tratando de entender lo que decía, y efectivamente estaba literalmente encima de él. Entré En pánico al verlo tirado en el suelo que ni siquiera noté que lo estaba asfixiando.

—¿No te ibas a morir?— pregunté incrédula.

—¿Qué?, no. Aún no pienso morir, sólo estoy cansado. Aunque no me creas, mi energía al igual que la tuya fue absorbida por el hechizo, no fue tanta pero si logró agotarme.— explicó. —Sólo quería dormir, y después buscar en internet alguna agencia de viajes...—

—¿Viajes?—

—Si, ahora que soy libre de la maldición quiero ir a México. — comentó sonriendo de oreja a oreja.

—Me alegra que todo esté bien.—susurro Nathaniel para sí, aunque todos lo escuchamos. Supongo que también se asustó.

—Tu cállate cabello de ketchup.—el abuelo le lanzó un cojín que estaba cerca. Nathaniel no se esperaba el golpe así que no pudo evitarlo. —Bueno Ema, ¿de qué querías hablar?— preguntó ignorando a mi adolorido novio.

—Quería hablar sobre... los kwamis...—

—Si, Plagg y Tikki tienen una relación pero no lo aceptan porque les da pena.—

—¿Qué?— dijimos todos los presentes, excepto los mencionados, sorprendidos.

—¡Maestro!— le gritó Tikki, totalmente sonrojada. Plagg no pudo quejarse adecuadamente porque todos los demás ya lo estaban rodeando con preguntas incómodas.

—¿No era esa tu pregunta?—

—La verdad no... Yo eso ya lo sabía.— respondí. En ese momento Tikki fue arrastrada al mar de preguntas junto con su "novio".

¡Si, el shipp se hizo cannon!

—En verdad quería saber qué es lo que va a pasar con ellos ahora que no hay villano.—

—Lo que tu quieras.—

—Digo, como usted es el maestro quería saber si es posible que ellos se queden en... ¿qué dijo?—

Él sonrió y me entregó una taza de té.

Y de nuevo con el té, ¿de dónde rayos sacó la tetera?

—Ema, ahora eres la guardiana. Eres la responsable. Y aunque yo no quiera puedes hacer lo que creas correcto con los prodigios.—

—¿Aunque no quiera?, ¿qué quiere decir con eso?— pregunté fastidiada ignorando todo lo demás.

—¡Oh, Wayzz!, ¡cuánto tiempo!, ¿me ayudas a usar el Internet?— se levantó y se fue con la lagartija. Ignorandome.

Miré la tetera que me había entregado. Esto me convertía oficialmente en la guardiana.

—¿Ema?— me llamó Nath.

—Tengo la tetera.—

—¿Qué?—

—Nathaniel apellido raro, ¡tengo la tetera!, ¡soy la persona más poderosa de París!— y luego, como persona normal, empecé a reír malvadamente al imaginar mi poder.

—Oh, si. Gran guardiana de los prodigios, le rindo respeto eterno.— soltó sarcástico mientras reía.

—¿Sabes qué?, no me importa tu sarcasmo. ¡Soy tu jefa ahora!—

—Yo prefiero que seas mi novia.—

—Aw, que cursi eres.—

Él se comenzó a acercar lentamente a mi, dispuesto a tal vez besarme.

—¡Chicos tengo la tetera!— me levanté de mi lugar llamando la atención de los kwami e ignorando olímpicamente a Nathaniel.

Y no, no es que me haya puesto nerviosa o que haya entrado en pánico al ver que mi sexi y perfecto novio intentara besarme, claro que no. Mucho menos recordé el "incidente" con Lino. Obvio no.

Todos los demás se acercaron a mi, y me felicitaron. Quedamos en vernos más tarde, pues todos estábamos muy cansados por todas las emociones del día.

Los kwami volvieron a casa con su portador. Adrien me pidió que lo dejara quedar conmigo, pues quería darles privacidad a sus padres -cosa que no entendí pues toda la clase estaba en su casa, seguro que le daba pereza regresar- , Mari se transformó el Ladybug y se fue, Nathaniel también pidió quedarse.

Asi que mientras el abuelo preparaba una gran maleta, nosotros tres nos preparamos para dormir.

Está vez, después de mucho tiempo, París dormiria sin temor a que un akuma atacara mañana. Porque ya todo había acabado por fin.

[...]

Changement de lame, nouveau dessin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora