12.- Somos un capricho.

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POV Camila.

Al despertar, sentí mi celular vibrando en la bolsa de la chaqueta que llevaba, claro, lo había olvidado, no le había avisado a mi madre que estaría con Lauren, y de hecho, me sorprendí bastante al notar que esa era la primera y única vez que mi celular había sonado, era un mensaje, nada más, sólo uno.

"Karla Camila Cabello Estrabao, no me canso de decirte que, si vas a estar con Lauren, por lo menos tengas la gentileza de avisármelo, señales de humo son suficientes, en fin, tu padre estaba enojado, pero creo que el escuchar "Lauren Jauregui" lo ayuda a relajarse.
que estás con ella, así que, mándale saludos de nuestra parte, y no hagan cosas que yo considere malas.
Te quiero, hija, muy feliz."

Estaba tratando de comprender qué había leído, cuando sentí unas manos pasar por mi espalda y abrazarme por detrás, claro, Lauren había despertado ya.

-Camz.- Su voz rasposa y adormilada era lo mejor de éste mundo.

-Lolo.- Le respondí para darme la vuelta y quedar de frente a ella.

Besó mi frente para después levantarse e indicarme que iba a bañarse, yo sólo asentí y me dediqué a escuchar música en lo que Lauren terminaba.

Cuando salió de bañarse, fue mi turno, y claro, ya sabía lo que Lauren haría.

Había caminado un poco mejor que ayer, eso era suficiente para que ella dijera que estaba bien y no tenía problemas en bajar las escaleras y preparar un delicioso desayuno.

Lo más lindo, es que así fue, cuando bajé, Lauren estaba sentada en la pequeña mesa situada en la cocina esperándome con el desayuno ya servido.

Disfrutamos éste día, pues sus padres regresaban al siguiente, vimos películas toda la mañana, preparamos demasiadas palomitas, queríamos invitar a las demás chicas, pero eso podría esperar un poco más, éste sería un día sólo de Lauren y mío.

-Siento que voy a explotar si como una palomita más.- Dije poniendo mis manos sobre mi estómago y recargando mi cabeza sobre el hombro de Lauren.- ¿por qué no tan solo vives sola y me llevas contigo?, éstas son las razones por las que amo despertar a tu lado, éstas y muchas más.

Lauren levantó mi cabeza y me besó tal cual lo había hecho antes, no tuvo que decir ninguna palabra para comprender que realmente quería hacer eso, y al separarnos, sólo miró mis ojos y me abrazó sutilmente.

-Eres la mejor, lo sabes, ¿no?- Susurró en mi oído.

-Siempre puedo ser la mejor, la única condición para serlo, es que lo sea a tu lado.- Me sonrojé, lo sentí, mi cara ardía, pero no era incómodo, al contrario, me hacía sentir bien, y especial.

La tarde fue un poco más tranquila, Lauren me recitaba algunos de los poemas que había escrito, me contaba de dónde sacaba sus ideas y cómo es que se le hacía tan fácil plasmar sus sentimientos en una hoja con tinta.

Me contó que antes, se sentaba en las bancas de la cafetería sólo para acercarse a las personas y escuchar sus pláticas de amor, a veces hermosas, a veces dolorosas, y a veces ambas, me platicó cuántas veces tuvo que preguntarle a la gente qué era lo que sentían cuando se enamoraban, y trataba de redactarlo de tal forma que pareciese un sentimiento suyo.

-Pero ahora ya no hago eso.- Tomó mi mano al terminar de decir aquella frase.- Ahora tengo mis propios sentimientos, mis motivos, mis historias y mis palabras.- Sentí mi cara sonrojarse por segunda vez en el día.- Y sobre todo, ya no tengo que preguntar qué se siente estar enamorada, porque ahora puedo sentirlo por mí misma.

Y ésta vez fui yo quien la besó.

Comimos un poco de lo que había sobrado del desayunado y unas cuantas cosas que había en el refrigerador.

Nos sentamos en el suelo como era nuestra costumbre, me acosté sobre las piernas de Lauren, y fue cuando me animé a preguntarle lo que había pasado por mi mente las últimas 36 horas.

-Y ahora, ¿qué somos?- Le pregunté mientras jugaba con sus dedos.

-No lo sé, no somos amigas, mucho menos mejores amigas, somos más que eso.- Me contestó acariciando la palma de mis manos.- Lo somos todo y somos nada a la vez.- Suspiró.

-Somos un capricho.

-¿Lo somos?- Preguntó.

-Podríamos serlo.- Le contesté al tiempo que me levantaba para mirarla a los ojos.

-¿Y te gustaría ser mi capricho?- Me preguntó con la sonrisa más sincera que había visto.

Y desde ése momento, Lauren Jauregui se convirtió en mi primera, y única novia.

La ayudé a ponerse de pie para subir hasta su habitación, teníamos planeado ver las estrellas.

Nos recostamos después de hacer un espacio, y vimos que había una en específico que brillaba más que las demás.

-¿Lo recuerdas?- Me preguntó volteando su cara hacia la mía para verme.

-La pequeña luciérnaga.- Dije y también la miré.- Brilla más que las demás, brilla más que cualquier luciérnaga.

-Esa estrella, te la dedico, porque está en cada verso que escribo y cada estrofa que sale de mi mente, porque con ella riman tantas palabras para hacer un poema tan hermoso como debería serlo, para que las metáforas sean dulces, y más importante que todas las anteriores, esa estrella te la dedico por el simple hecho de que tú brillas más que cualquier persona en el mundo.

-¿En el mundo?- Pregunté.

-En mi mundo, sí.- Afirmó.

Hablamos durante mucho tiempo, y hablamos, y hablamos, y hablamos, cantamos, reímos, lloramos, fuimos felices.

Era el primer día de toda una vida a su lado, y hoy lo confirmo.

Y después de todo, ser un capricho no es tan malo.

Decidimos recostarnos en su cama cuando nuestros ojos apenas podían mantenerse abiertos, y aún así, ella seguía jugando con mis manos, y yo también lo hacía, me acomodé sobre su pecho y escuché su corazón latir.

-Te prometo que estaré contigo cuando tu corazón lata por última vez.- Le dije.

-Y yo te prometo que te dedicaré el último latido de mi corazón.- Fue de las cosas más lindas que pudo haberme dicho.- Te amo, Camz, con todo mi corazón, y aún más con cada latido de éste.

-Te amo, Lolo, y no hay número que defina cuánto.- Y dicho esto, el sueño nos venció.

Jamás había sido tan feliz en mi vida.

Un poema.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora