27.- Oculto en mi ser.

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POV Lauren.

Desperté y pude notar la ausencia de Lucy justo en la cama donde ambas dormíamos.

Me senté en el borde de ésta mientras recordaba el gran día que había tenido hace algunas horas.

Fue bueno ver a Taylor sonreír, a Esteban con ella, nuestra familia reunida, y sí, también ver a Camila, aunque no es precisamente lo que debería estar pensando.

-¿Estás ahí, Laur?- Preguntó Lucy entrando a la habitación, justo a mi espalda.

Me volteé para verla de frente y poder contestar con mayor facilidad.

-¿Creíste que de alguna manera huí mientras tú estabas en quién sabe dónde?- Le pregunté como respuesta y sonreí levemente, esperando su respuesta.

-No estaba en "quién sabe dónde".- Me contestó y cruzó sus brazos, devolviéndome la sonrisa.- Estaba comprando esto.- Salió por la puerta y diez segundos después, regresó por la misma con un montón de libros en ambas manos.

-¿Eran necesarios tantos libros, Lucy?- Me reí al ver la cantidad de libros que llevaba.- Vaya, a penas y puedes aguantarlos, déjame te ayudo con eso.- Me acerqué a ella y tomé la mitad de los libros para ponerlos sobre el estante que estaba junto a la cama, a unos cuantos centímetros.

-Decidí que es momento de hacer algo productivo por las noches, cuando no hay nada más que hacer.- Me contestó dejando los libros que ella llevaba justo a la izquierda de los que yo había dejado.

-¿Estar conmigo no es algo productivo?- Fingí indignación y la miré esperando su respuesta.

-Estar contigo en esos momentos implica gastar toda mi energía entre sábanas.- Levantó una ceja y sonrió pícaramente.

-Lo sé, y es mejor que cualquier libro.- Le contesté acercándome lenta y provocativamente hasta donde se encontraba parada, que no era tan lejos de donde yo estaba.

Tomé su mano y la acerqué hasta mi cuerpo, poniendo mis brazos alrededor de su cintura, mientras ella rodeaba mi cuello con los suyos, comencé a besarla lentamente para después profundizar el beso y empujarla hasta la cama.

Dejé que se sentara en el borde y me incliné para recostarla, mientras yo me sentaba justo encima de ella, todavía besándola.

Hizo un movimiento rápido y ambas quedamos sobre la cama, aprovechó para ponerse encima de mí y lentamente comenzar a deshacerse de toda mi ropa, mientras yo hacía lo mismo con la suya.

Cuando ambas nos encontrábamos completamente desnudas, comencé a dejar besos empezando por su cuello, recorriendo un camino hasta su hombro, y siguiendo los besos por sus clavículas, escuchaba su respiración acelerada y leves gemidos se escapaban de su boca cada que rozaba mis labios con su piel.

En otro movimiento, fue ella quien estuvo debajo mío, teniendo así el poder completo sobre su cuerpo.

Entrelacé su mano con la mía mientras nuestra posición permitía que nuestras piernas hicieran lo mismo, comencé a dibujar patrones en su estómago mientras regresaba mis labios a su boca, haciendo completamente míos sus labios.

Traté de profundizar todavía más el beso y dejé que mi rodilla rozara con su centro, haciendo fricción en éste, de haber traído ropa interior todavía, puedo afirmar que la hubiese arruinado por completo.

Cuando ambas estuvimos en un punto del clímax extraordinario, me levanté de la cama, dejando a Lucy recostada sobre ella, con una expresión desconcertada, recogí mi ropa, la puse en el cesto, fui por ropa limpia y traté de entrar al baño, cuando la voz de Lucy interrumpió la acción.

-¿Qué crees que estás haciendo, Jauregui?- Se había sentado en la cama para poder observarme.- Regresa y termina lo que empezaste.- Su voz se escuchaba entrecortada y su respiración aún estaba acelerada.

-Puedes leer tus libros, Lucy, y cuida tus palabras a la próxima.- Sonreí y le guiñé el ojo, entrando al baño para desaparecer todo el sudor que había en mi cuerpo.

Escuché a Lucy quejarse por la manera en la que la había dejado deseando que continuara con lo anterior, aunque, para ser sincera, me encontraba de la misma manera, fue difícil dejar eso, y más de esa forma, sólo para darle una lección a mi novia.

Al salir de bañarme, ella entró, ignorándome, lo cual hizo que me diera risa.

-¿Qué es tan chistoso?- Trató de imitar enojo en su voz.

-¿En serio crees que puedes ignorarme?- Seguí riendo, me acerqué hasta ella y dejé un beso en sus labios.- Te amo.- Le dije.

-Yo también te amo.- Y por fin, se dibujó una sonrisa en su rostro.

Lucy era una chica realmente dulce, que valía la pena completamente.

Cuando Lucy salió de bañarse, y al estar completamente arreglada, salimos para pasar el último día de descanso que nos quedaba antes de regresar al trabajo.

-Chris realmente quiere que trabajemos ahí.- Le dije a mi novia mientras conducía hacia una plaza cercana para encontrar algo que pudiéramos hacer.

-Dice que somos las mejores de la empresa.- Volteó a verme y sonrió.

-Por supuesto que lo somos.- Le contesté mientras estacionaba el carro.

Bajamos y nos dirigimos a la entrada de la plaza, habíamos decidido ir a comer algo primero para después pasar el rato por ahí.

No hicimos mucho, realmente, después de comer, fuimos a comprar un poco de ropa, lo mejor fue la pequeña sorpresa que recibimos.

-¿Lauren?- Conocía esa voz.

-Oh, ¡Ally!- Me acerqué a saludar emotivamente a mi amiga, la cual no veía hace mucho tiempo.- ¿Qué te trae por acá?- Le pregunté.

-Bueno, estoy esperando a dos chicas que seguro conoces.- Me respondió y hubo una pausa en su voz cuando dijo esto.

-Wow, ¿viniste hasta Los Ángeles para verlas?- Eso era muy lindo.

-Sí, las extraño, así que quise venir a verlas.- Me contestó mientras me dedicaba una sonrisa.

-¡Ally!- Alguien gritó a la distancia.

Al mirar, pude reconocer a ambas chicas que venían corriendo hasta donde estaba Ally, y obvio también donde estábamos Lucy y yo.

-¡Camila!, ¡Dinah!- Saludó Ally.

Algo me decía que iba a ser un día un tanto extraño, y claro, raro, pero, con eso se puede lidiar.

Sólo me quedaba la esperanza de no comenzar a sentir lo que se encontraba oculto en mi ser.

Un poema.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora