24.- Un juego duro.

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POV Camila.

¿Qué sucede cuando el amor de tu vida se ha ido?

Cada noche me pregunto lo mismo, y me culpo por todo.

Realmente no entiendo por qué Lauren se fue, simplemente un día desapareció, dejando una carta, la última por un buen rato.

FLASHBACK.

-¿Estás en casa, hija?- Preguntaba mi madre mientras entraba en mi habitación.

-Sí, estoy esperando a Lauren.- Le respondí con una sonrisa verdaderamente enorme.

-Oh, Camila...- Dijo mi madre con un poco de tristeza en su voz, algo definitivamente no estaba bien.

-Lauren... ¿cómo se encuentra ella?, ¿le pasó algo?, por favor, dime que está bien.- Pregunté un tanto intranquila.

-Te dejo esto, te quiero, hija.- Extendió la mano y me entregó un sobre.

Al abrir el sobre, era una carta, tal cual había dicho mi madre, era de Lauren.

Algo dentro de mí decía que mi corazón se iba a romper.

Aún así leí.

"Hola, Camz.
Bien, seguramente cuando leas esto, ya no estaré en Miami, así que, no hay mucho que decir.
Te deseo lo mejor, siempre lo haré.
Y aunque no lo creas, te amaré toda la vida.
Sé feliz, te lo mereces.
Y gracias, por romper mi corazón.
Con cariño sincero: Lauren Jauregui."

Guardé la carta, me senté en el borde de la cama y lloré, lloré como nunca lo había hecho, y más que llorar por la partida de Lauren, lloré porque se había ido sin ninguna razón.

FIN DEL FLASHBACK.

Nada podía hacer ahora, sólo seguir adelante, hace tres años que no sé nada de ella, y aún así, me atrevo a decir que sigo esperando su regreso, aunque no lo demuestre, aunque me haga la fuerte, aunque sepa que, en cualquier momento, su ausencia me va a terminar de destrozar y será peor de lo que puedo imaginarme.

-¡Hey, Mila!- Escuché que alguien gritaba y me asomé a la ventana.- ¿Estás lista?- Era Dinah, claro.

-Obvio que lo estoy, ¿quieres que baje ahora?- Le pregunté y una sonrisa se dibujó en su cara.

-No voy a disfrutar sola de Los Ángeles.- Me respondió, sonreí ante esto, cerré la ventana y bajé para encontrarme con ella.

-¿A dónde iremos primero?- Pregunté con gran entusiasmo.

-No lo sé, disfrutemos sin planearlo.- Me contestó y sabía que estaba igual de emocionada que yo.

-Mañana tenemos la boda de tu primo, recuérdalo.- Le recordé.

-¿Esteban se casa?- Preguntó mientras imitaba no recordarlo.

-Vamos Dinah, ya mañana veremos eso.- Ambas reímos y salimos a disfrutar nuestro primer día en Los Ángeles.

Fuimos a centros comerciales, comimos pizza, helado, y después descansamos en una pequeña plaza cerca del hotel en el que estábamos.

-¿Qué día es mañana?- Preguntó Dinah.

-27 de junio.- Contesté sin problema.- Oh, rayos.- Lo noté.

Un poema.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora