19.- El mensaje.

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POV Lauren.

Cuando desperté por segunda vez, siendo ya de día, Ally me recibió con el desayuno ya hecho.

-No puedo permitir que te sigas mal pasando.- Me dijo, y sabía que me estaba regañando.- Bastante mal estás como para darte el lujo de no comer ni dormir bien.

-Pronto se me pasará, Ally. De todos modos, gracias por preocuparte, no sé qué haría sin ti.- La abracé después de decir esto.

-Come, pequeña Jauregui, te falta recuperar fuerzas.- Dijo para luego tomar su mochila de un rincón cercano a la mesa en donde me encontraba.- Debo ir a clases, como sabrás, aún no termina el año, falta poco, pero no es todo, va mi último esfuerzo.- Se notaba agotada, pues Ally era de las mejores en la escuela, y sé lo que es eso, llega un punto en el que todo es extremadamente pesado.

-Te quiero, Ally.- Le dije antes de que saliera.

-Y yo te quiero a ti, Laur.- Respondió y me dedicó una sonrisa; después de esto, salió hacia la prepa y sabía que yo debería estar haciendo exactamente lo mismo, sin embargo, no lo hice.

Pude distinguir una hoja de entre todas las que había utilizado anoche, cuando en medio de la madrugada desperté.

"Te amo, Camila."

Eso era lo que se leía, y había más, claro, pero sigue sin ser el momento de revelarlo.

Todo el día me sentí hecha un total asco, apenas tenía fuerzas para bañarme y cambiarme.

Ally tenía razón, estaba mal pasándome y eso sólo me afectaría más de lo que ya lo hace.

Estaba decidida a arreglar todo con Camila, al parecer, ése tiempo que necesitaba, no era más que orden en mi cabeza, y al fin lo entendía, cuando amas a alguien, lo último que quieres hacer, es pelear con esa persona.

Decidida, tomé el teléfono de Ally para hacer una llamada.

POV Camila.

Me encontraba en la habitación de Sofi jugando con ella, pues me pidió que lo hiciera.

-¿Por qué Lolo ya no viene?- Había tristeza en sus palabras.

-Porque... ha estado ocupada.- Mentí.

-No es cierto.- Replicó.- No llorarías cada noche si Lolo sólo estuviera ocupada.

Esa niña es jodidamente inteligente.

-Sólo son un par de problemas, nada que no se resuelva pronto.- Le dije y mi mamá interrumpió entrando en la habitación.

-Y se resolverá pronto, supongo.- Dijo mi mamá.

-¿A qué te refieres?- Pregunté extrañada.

-Tienes una llamada.- Guiñó tal cual lo había hecho anoche y salió de la habitación.

Bajé con mucho nervio combinado con miedo esperando que no fuera nada malo aquella llamada.

Tomé el teléfono y contesté, quién pensaría que tendría que aguantarme todas las lágrimas.

-¿Hola?- Pregunté al teléfono.

-Hola, Camz...

-¿Lern?

-Sí, ella misma.- Escuché risitas a través del teléfono.- No quiero quitarte mucho tiempo, sólo... ¿estás libre en estos momentos?- Preguntó.

-Si es para ti, estoy libre todo el tiempo.- Contesté.

-Te veo en el parque, ¿sí?

-Voy para allá.- Colgué y subí para cambiarme de ropa.

-Nada que no se arregle pronto.- Dijo Sofi entrando a mi habitación.- Sean muy felices, Kaki.

-Gracias, Sofi.- La abracé y salí de la casa directo al parque.

Estuve caminando por unos cinco minutos, hasta que sentí una mano en mi hombro.

Me di vuelta y la vi ahí parada.

-Hey, Camz.- Su voz se escuchaba nerviosa.

No contesté, no dije ni una sola palabra, sólo la miré y la abracé instantes después, necesitaba sentir su cuerpo envolviendo el mío, necesitaba saber que ella realmente estaba ahí, que me quería y que jamás me soltaría.

-Te extrañé, Lern.- Susurré en su oído.

-Tú no sabes cuánto te extrañé yo.- Me respondió.

Después de soltarme de su abrazo, la besé, sin importar cuánta gente estaba ahí, sin embargo, ella comenzó a separarse y sabía qué era lo que pasaba.

-Necesito que me expliques qué fue lo que pasó.- Su voz se escuchaba entrecortada.- Tú sabes, Ariana, tú...

-Me creas o no me creas...- Comencé.- ... fue Ariana la culpable de todo.

Caminamos juntas hasta la banca más cercana y ahí nos sentamos, le expliqué lo sucedido con Ariana y sin más, me creyó, porque yo jamás le había mentido.

-Te amo, Camila.

-Te amo, Lauren.

La pasamos juntas hasta que se hizo tarde, comimos helado, como supuse pasaría, también compramos varios algodones de azúcar porque tanto ella como yo, tenemos una adicción a ellos.

Al llegar la noche, volvimos a sentarnos, y el cielo se veía más hermoso que de costumbre.

-¿Puedes notarlo?- Le pregunté mientras ambas mirábamos el cielo.

-Hay miles de estrellas.- Susurró.

-Desde hace días sólo había una.- Recordé.

-¿Sabes porqué estamos hoy aquí?- Me preguntó y tomó mi mano.

-Cuéntame.- Pedí, sabía que tenía una historia.

-Al mirar esa estrella solitaria, supe que no podía dejar que nuestro amor se apagara, si había sólo una, es porque la esperanza permanecía, y así aprendí que, un nuevo comienzo nunca es malo.- Me contó.

-No quiero que esto vuelva a pasar de nuevo.- Le dije.

-Jamás volverá a pasar.- Hubo un momento de silencio.- Perdón por mi actitud tan poco madura.- Continuó.- Necesitaba alejarme y esperar respuestas por parte de mi corazón.

-¿Tienes las respuestas?- Le pregunté.

-En realidad, es sólo una repetida miles de veces.- Contestó.

-¿Puedo saber cuál es?

-Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo y así sigue.- Dijo.

Luego de eso, nos levantamos y me acompañó hasta mi casa, mi mamá nos recibió ahí.

-Gracias, Lauren.- Dijo ella.- De nuevo veré a mi pequeña feliz, y todo gracias a ti.

-Hacerla feliz es lo único que me ha preocupado desde el primer día que la vi.- Contestó, volteó mi cabeza y me besó.- Gracias por permitirme pasar un día más a tu lado, un día más de todos los que nos faltan.- Se dirigió a mí.- Te amo, Camz.

-Gracias a ti, Lauren, también te amo.- Le dije y la abracé, después de esto, se despidió de mí y de mi madre.

-Realmente te quiere.- Me dijo mi madre.

-Y yo la quiero a ella.- Le respondí.

Subí a mi habitación, y por fin había comprendido el mensaje de las estrellas.

Un poema.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora