18.- ¿Hoy tampoco?

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POV Lauren.

Desperté en el sofá de Ally, una noche más, había pasado una semana que, decidí olvidar, pues el dolor no desaparecía si pensaba en eso hasta cuando los momentos felices aparecían.

Una sincera disculpa a mi mente que trata de recordar todo eso, pero fue la semana más dolorosa de mi vida, y preferiría saltármela de todos los recuerdos que queden en ella.

Todavía no podía distinguir la luz, así que supuse aún no amanecía.

Tomé mi celular y revisé la hora, apenas eran las tres de la mañana, me impresionaba el hecho de que no pudiera dormir hasta que la luz entrara por la ventana.

Decidí asomarme y ver hacia el cielo, pues el ver estrellas se había vuelto un vicio para mí desde que comencé a escribir.

Me sorprendió que, de todas las veces que había visto las estrellas, ésta era la única vez que había sólo una en el cielo.

Pensé en la pequeña luciérnaga, aquella que mi mente había creado un día y no había salido, hasta que Camila tuvo esa seguridad que me brindó y la base del cuento fue conocido entre ambas.

Y si me preguntan, no hablaba nunca del cuento por el hecho de que sonaba "muy infantil" para algunas personas.

Un dato interesante de mí, es que me preocupa mucho lo que diga la gente, suelo ocultarme entre ropa negra, mirada alta y postura firme, pero las palabras de los demás me llegan más que cualquier otra cosa en el mundo.

Me senté en una pequeña mesa que estaba en la sala de la casa de Ally y escribí.

No creo que sea un buen momento para revelar lo que la tinta manchaba en una hoja blanca.

Dato todavía más relevante.

Ally siempre dejaba hojas y plumas para mí, pues sabe que las ideas pueden llegan en cualquier momento y guardármelas no siempre resulta lo mejor.

Perfecto, Lauren Jauregui, repasa toda tu vida en experiencias mientras tu corazón está roto.

He cambiado algunos conceptos que antes tenía fijos.

La felicidad no es infinita, y la tristeza es sólo el sentimiento de extrañar los momentos alegres.

¿Mi corazón seguirá roto?, ¿no sanará hoy tampoco?

-Laur, ¿te sientes bien?- Pregunta Ally mientras se asoma por la puerta que da hacia la sala.

-Me sentía bien hace algunos días.- Respondí sin ánimos, dejando de lado la pluma que estaba usando y olvidándome de la hoja mientras me acomodaba en la silla para ver a Ally de frente.

-¿Todavía no la perdonas?- Me preguntó mientras su cara pasaba de estar preocupada a estar triste.- Me duele escucharla llorar todas las noches cuando llama y tener que mentirle al decir que no estás aquí, cuando, en realidad, tú estás soltando las mismas lágrimas que ella.

-La he perdonado desde el primer momento en que me di la vuelta y me fui.

-¿Y porqué no se lo haces saber?

-Porque yo la perdoné, sin embargo, mi corazón aún está dañado.- Al decir eso, regresé a mi postura anterior y seguí escribiendo lo que pasaba por mi mente, no puedo decir que ignoraba a Ally, pero, prefería estar sola en esos momentos.

-Descansa, Laur.- Me dijo y se dio media vuelta.- Espera.- Dijo regresando a su posición anterior.- Camila llamó hace rato, la chica es inteligente, me pidió que te deseara una linda noche, y que, por cierto, también notó a la pequeña luciérnaga que brillaba más que las demás.- Hubo un pequeño silencio.- Después tendré que preguntar acerca de eso, no entendí en lo absoluto.- Soltó unas pequeñas risitas y luego se dio vuelta para dirigirse a su habitación.

Me dolía pensar que, realmente, Camila no había tenido la culpa, pero más me duele el ser tan impotente que, por estar pensando en mi propio sufrimiento, me he olvidado que también le hago mal a ella.

Después de todo, es la chica a la que amo.

Su dolor automáticamente se convierte en mi dolor triplicado.

Sé que estoy haciendo mal al no tratar el tema de frente con ella, pero, supongo que no es el momento, así que, sólo esperaré.

POV Camila.

¿Hoy tampoco?

¿Hoy tampoco me llamarás?

-Por favor Ally, sé que Lauren está ahí.- Insistí una vez más.- Por favor.

-Mila...- Trató de decir Ally.

-No.- La interrumpí.- Sólo dile que le deseo una linda noche.- Hice silencio un momento.

-¿No quieres que le diga que la amas?- Preguntó.

-No es el momento, sin embargo, lo sabe.- Después de esto, colgué, necesitaba mi tiempo a solas.

Recuerdo haberle comentado a Ally sobre la pequeña luciérnaga, pues el pequeño detalle de que el cielo estaba siendo alumbrado por solo una estrella, me sorprendía bastante.

Ya era costumbre levantarme a las tres de la mañana para arrepentirme de ir a ése parque justo en ése momento.

Tenía una sola cosa en mente cuando el enojo se apoderaba de mí.

Y es que odiaba a Ariana.

Con todo mi ser.

Si mi relación con Lauren terminaba mal por su culpa, no quedarían rastros ni del polvo de sus huesos.

Pensé que podría esperar un poco más por Lauren, pensé que, simplemente, el dolor desaparecía si ignoraba el constante llamado de ayuda desde el fondo de mi ser.

Quería escribirle, quería hacerle saber que la amaba más que a nada, pero tenía que esperar.

-¿Todo está bien?- Preguntó mi mamá entrando en mi habitación mientras interrumpía mis pensamientos.

-La extraño.- Contesté, admito que estaba aguantándome las lágrimas.

-Y ella te extraña a ti.- Dijo mi mamá.

-¿Cómo estás tan segura de eso?- Le pregunté dudosa.

-Pues, no creo que Lauren haya llamado hoy para saber cómo estás, eso no lo hizo, ni lo pienses, tampoco se te ocurra imaginarte que lloró diciendo cuánto te extraña, pero que necesita tiempo, sólo es una suposición.- Guiñó el ojo y salió de mi habitación.

¿Lauren llamó para preguntar cómo estaba?

Seguramente, lo único que debo hacer es esperar, porque lo mejor siempre llega tarde.

Y si es por Lauren, esperaría mil años, mil décadas, mil eternidades.

Hoy, una estrella brilla en el cielo, y esa estrella representa más de lo que parece.

Representa la esperanza que hay, aunque esté rodeada de tristeza y malos momentos.

Mi corazón ayer supo que no debe rendirse.

Hoy tampoco.

Un poema.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora