31.- Entre palabras y recuerdos.

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POV Lauren.

Me levanté la mañana siguiente al escuchar ruidos en lo profundo de mi sueño, sabiendo con certeza que estaban siendo producidos fuera de éste, al abrir los ojos y girar mi mirada hacia la puerta, pude notar a tres chicas paradas en frente de ésta, haciendo ruidos para tratar de despertarme. Ligeramente giré la cabeza para ver si Camila seguía a mi lado, pero, no lo estaba, su parte de la cama estaba vacía y era más que notoria su ausencia, ya que despertar con ella reposando sobre mi cuerpo era algo que podía pasar diario el resto de nuestras vidas.

-Se metió a bañar mientras tú, floja, dormías.- Dijo Dinah mientras me apuntaba con su dedo.

-¿Tienen algún plan ustedes dos?- Preguntó Normani mientras las tres se acercaban un poco más a la cama.

-No como tal, pero las cinco podríamos planear algo para...

-No.- Me interrumpió Ally.- Ustedes dos.- Repitió las palabras de Normani.- Lauren y Camila, Camila y Lauren, Camren.- Finalizó.

-No tenemos ningún plan, acaso... ¿deberíamos tener uno?- Pregunté un tanto confundida.

-Sí, Ally, Mani y yo saldremos a explorar un poco de ésta bella ciudad, hay tantas cosas por ver que necesitamos salir ya, de hecho, vamos atrasadas tres minutos.- Revisó el reloj que tenía sobre su muñeca.- Corrección, tres minutos con veinte segundos.- Dijo aún mirando el reloj.- Deberían hacer algo juntas hoy, salir al lugar más romántico que conozcas, o ir a algún lugar que te recuerde a ella, ya sabes.- Añadió bajando la muñeca y subiendo la mirada hasta encontrarse con mis ojos.- Ustedes dos están más enamoradas de lo que se puede estar, recuperen eso que tanto cuidaban.- Al terminar de decir eso, se despidió de mí, al igual que Ally y Normani, después salieron por la puerta principal para comenzar su gran aventura.

Me senté sobre la cama para tratar de asimilar lo que Dinah había mencionado acerca de salir con Camila y disfrutar el tiempo a su lado, unos minutos después, ella salió completamente cambiada, lista para cualquier ocasión que se presente.

-¿Ya despertaste, Lern?, no recordaba que tenías el sueño tan pesado.- Dijo acercándose a la cama.

-Suelo tenerlo cuando sé que despertaré y no estarás a mi lado.- Dije vacilante.

Camila se acercó a mí, tomó mis mejillas entre sus manos y acercó suavemente mi cara hasta la suya para dejar un cálido y necesitado beso sobre mis labios.

-Extrañaba esto.- Mencioné al separarnos del beso.

-Yo extrañaba todo de ti.- Agregó a lo que anteriormente había dicho.

Pasamos unos minutos más mencionando cada cosa que extrañábamos la una de la otra, hasta que notó la ausencia de las tres chicas.

-¿Dónde están las demás?- Me preguntó mientras jugaba con un mechón de mi cabello.

-Salieron a explorar un poco Los Ángeles.- Respondí con una sonrisa.

-Era de imaginarse.- Añadió Camila, sonriendo también.

-Tengo el mejor plan del mundo, así que, ahora debo arreglarme mientras tú terminas de alistarte.- Comenté al tiempo que me levantaba de la cama para dirigirme al baño y depositaba un beso en los labios de Camila.

Media hora después, estábamos recorriendo las calles de Los Ángeles en mi carro, había ideado el mejor plan de todos para intentar hacer feliz a Camila.

Conocía un restaurante que era como un sueño, sus dueños eran franceses, así que el nombre también lo era.

"Le sens de la vie".

Al llegar al lugar, la cara de Camila se había tornado entre felicidad y asombro, ya que era de los más reconocidos no sólo en Estados Unidos, sino que lo era en todo el mundo.

-Dios, Lauren, esto es hermoso.- Me dijo y tomó mi mano.

-Es lo mínimo que se merece una princesa.- Le respondí y besé el dorso de su mano.

Era un restaurante ubicado en la parte interior de un árbol, nos sentamos en un lugar que tuviera vista hacia la parte exterior de éste, podíamos ver el jardín, que tenía algunas luces y flores realmente bonitas y coloridas, colocadas en el orden correcto para crear un ambiente de armonía y paz en todo el lugar.

-Es un lugar hermoso, realmente hermoso, así que, debo preguntar, ¿es un buen momento para hablar?- Había apoyado sus codos en la mesa con su cara sobre las palmas de su mano, tenía una linda sonrisa al preguntar eso.

-Siempre será un buen momento para hablar.- Le contesté y sonreí ampliamente.

-Bien.- Dijo poniéndose un poco seria.- ¿Podrías explicarme por qué decidiste mudarte aquí de un momento a otro sin razón alguna?- Sabía que esa pregunta debería salir en algún momento.

-Bueno, digamos que Ariana es muy buena en eso de editar fotografías, ¿sabes?- Traté de explicar.

-Yo... lo siento, no entiendo.- Dijo sinceramente.

-Ariana creó la mejor historia para destruir nuestra relación, diciendo que habías ido a su casa buscando un poco de placer mientras yo estudiaba en la biblioteca para los exámenes finales, obvio, no le creí, hasta que sacó su celular y me mostró una fotografía bastante convincente, la cual resultó ser falsa, pero mi enojo me había cegado demasiado como para notarlo...- Expliqué detalladamente, sintiendo las lágrimas amenazando con salir al recordar aquella mala experiencia.

Camila no dijo nada, sólo puso su mano sobre la mía y sonrió desde el otro lado de la mesa.

-Está bien, todo está bien, te amo.- Dijo para tranquilizarme ante lo que había tratado de recordar.

-También te amo, y demasiado.- Contesté.

De un instante a otro, la lluvia comenzó a caer, haciendo que las luces ubicadas en el jardín comenzaran a parpadear de una manera hermosa, haciendo que el jardín luciera como un mismo paraíso.

El olor de la tierra mojada ahora tenía un significado, algo especial, hacía que sintiera tranquilidad y todo el dolor se alejara.

Unas horas después, regresamos a mi casa, felices por el día que habíamos pasado, Dinah, Normani y Ally todavía no llegaban de su maravillosa aventura, así que decidimos viajar un poco al pasado y ver algunas películas que tenía guardadas.

-Ésta siempre fue de mis favoritas, fue la primera que vimos juntas.- Dijo Camila cuando terminó la película que había puesto.

-Lo sé, por eso es que la conservo.- Respondí mientras acariciaba su mano.

Nos dirigimos a mi habitación y nos sentamos en el suelo justo en frente de la ventana.

-Escogí éste departamento porque, de todos los que vi, era en el que mejor puedes apreciar las estrellas.- Le conté a Camila mientras mirábamos el oscuro firmamento.- Me pasé noches y noches escribiendo poemas, aquellos que ahora puedes leer, y algunos que sólo yo conozco, pero todos hablaban sobre tú y yo, te mantenía viva entre palabras y recuerdos.- Finalicé.

Un rato después, ambas nos cambiamos para ir a dormir, y como los días anteriores, nos quedamos dormidas casi al instante.

Nunca pensé que algún día podría llegar a enamorarme eternamente.

Hasta ése momento.

Un poema.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora