Darkness (Bellamy Blake)

Capítulo 3

Siega y cosecha.

No sabía como describir mis sentimientos respecto a esa situación. Clarke trataba de abrir la jaula de Anya mientras yo observaba a mi al rededor a todas esas personas enjauladas. Sin embargo, empuje a Clarke dentro de la jaula cuando oí la puerta abrirse. Hice una señal de silencio cuando ella pasaba frente a nosotras, sin embargo, no tardó en darse la vuelta e irse. En ese momento, salí rápido y comencé a buscar una salida. Un cartel con una señal de peligro llamó mi atención y se lo señalé a Clarke, quien caminaba más despacio porque caminaba junto a Anya.

Cuándo cerré esa puerta, una alarma comenzó a sonar.

—¿Qué suena? –preguntó Anya.

—No lo sé–respondió Clarke.

Yo iba a hablar, pero de repente el suelo se abrió y caímos.

Me quedé en shock por la sorpresa unos segundos, sin embargo luego me di cuenta de que estábamos sobre un montón de cadáveres.

Lo más rápido que pude salí de ahí, y luego ayude a salir a Clarke y a Anya. Ignoré las nauseas y las ganas de llorar que había provocado esa situación y caminé por el lugar, observándolo.

—Vestios. No llegaréis muy lejos asi– dije pasándole a Clarke una pila de ropa que había en el suelo. Sin embargo esta miró a Anya, la cual no se movía.

—No abandonaré así a los míos– se negó Anya. Mi mirada se cruzó con la de Clarke un momento, y ella negó con la cabeza para que yo no hablara.

—Anya, escúchame, los míos también están ahí,pero tienen guardias, tienen armas. Volveremos, juntas.

—No estamos juntas.

No prestaba atención a su conversación, pero menos cuando oí voces.

—Viene alguien. Segadores. Mierda.

Señalé a Clarke un carro para que nos metiesemos ahí y así lo hicimos, pero pronto comenzaron a caer sobre nosotras los cuerpos que ellos echaban.

Cuando estos dejaron de caer, el carro comenzó a moverse. Apreté la mano de Clarke.

(...)

—Bien, y ahora ¿por donde, Murphy?– pregunto Bellamy.

Por su suerte o desgracia, Murphy era el único que sabía el camino hacia esa aldea terrestre, y aunque no se fiaban de él demasiado, era el único que les podría ayudar.

—¿Por qué no me quitas esto primero?

—Ni hablar– decidió Finn.

—Si me atacan no tendré medios para defenderme... –iba a seguir hablando pero Bellamy le interrumpió.

—Me da igual.

Finn se acercó hacia él y le cortó las esposas, mientras Bellamy le miraba sin entender.

—Eh, ¿que ha sido eso?– le preguntó cuando hubieron adelantado.

—Tu decidiste traerle, no yo.

—Claro, porque él es el único que sabe el camino.

—Por eso no nos conviene que muera.

Bellamy rodó los ojos y se quedó atrás, por lo que Murphy aprovechó y se acercó.

—¿Me dais un arma?

Bellamy respondió a su pregunta empujandole con fuerza.

(...)

Sentí como el carro se detuvo después de un largo rato y no pude evitar que un escalofrío recorrerá mi cuerpo. Sacaron un cuerpo de encima nuestro y cuando se alejaron, aproveché para levantarme.