Ella

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Ella tocó la puerta suavemente y pude escuchar un fuerte suspiro de su parte.

-¿Charlotte?-preguntó desde afuera. Parecía asustada.

Abrí la puerta algo sorprendida y allí estaba. Era una mujer de 30 años, rubia y con ojos verdes. Era muy bonita.

-Mi nombre es Ella Green, tu debes ser Alexandra.

-Pasa.-le dije mientras entrecerraba la puerta.

-¿Ya llegó esta mujer...? Hola-dijo Charlie cuando bajó la escalera. Quedó atónito al verla.

-El es Charlie Haig-dije señalándolo- Su hermano menor, Adam Haig, Peter Duval, Sabrina Collins y ya conoces a Charlotte.

Hizo un saludo general y se sentó en la mesa. Charlie no podía sacarle los ojos de encima.

-Siento mucho lo que le pasó a tu hermana, Alex-dijo Ella- Es una muy buena persona.

Asentí.

-Cuéntanos lo que sabes.-dije.

-Bueno, lo único que tienen que saber es que Alex es la persona más poderosa del mundo. Pero hay un problema, si le sacan el poder que tiene dentro, va a morir, no solo del dolor sino porque la mayor parte del alma de nosotros está compuesta por magia. Si aguantas hasta el final, morirías de todas maneras.

Le mostré el papel que encontré en el negocio de Sabrina.

-Encontré esto en un libro.

-Todos estas personas portaban tu magia, pero ninguno fue tan fuerte como para soportarlo. Nadie pudo. Siempre morían en el momento de la extracción, aunque se dice que algunos lo hicieron a propósito. 

-¿Por qué mi nombre no aparece en él?

-Cuando tu hermana cumplió veinticinco años, se enteró de que tu eras la otra persona que llevaría a la destrucción del mundo. Por eso, cada paso que fue avanzando en su búsqueda, lo hizo tapando toda huella de que tu siguieras existiendo, aclamando que tuviste un accidente en el cual moriste, falsificando toda clase de archivos. Sin embargo, después de su desaparición, se enteraron de que tú...de que tú estabas viva.

No dije nada. Solo me concentré en escucharla.

-Hay un pequeño rumor que nadie cree. Se dice que una de estas personas no está muerta. Le sacaron la magia pero una pizca de ella quedó en su alma antes de pasar a otro cuerpo. Dicen que antes de que la secuestrasen, hizo un ritual para pasar su magia a otra persona. Se cree que por eso tu tienes más magia que Melissa. Ella quedó con el poder de la mujer.

-¿Cómo es que las dos tenemos magia? ¿Es porque estamos relacionadas?

-No lo sé. Pero la mujer de la que te estoy hablando tenía un poco más de veinte cuando esto pasó. Tu hermana ni había nacido, por eso nunca nos cerró lo que pasó. Puede ser que esté vinculado con tu familia...

-Lo dudo.-interrumpí tratando de salvar el honor de mis padres.

-Si esa mujer está viva, podremos saber en dónde está Melissa.-dijo Peter.

-Lo dudo, pero podrá decirnos algunos secretos.

-Hay que intentarlo ¿Dónde está?-pregunté.

-Trabaja en una escuela de Nueva Jersey. Pero alguien la puede llamar, haciéndose pasar por una madre o un padre buscando lugar, pediremos una reunión en su escuela e iremos a preguntar. Tendremos que ser discretos al principio, ya que la mujer perdió a su esposo aquel día. 

-Sabrina, ve a reservar un hotel. Los demás preparen las maletas con los libros.-comencé a dar ordenes-Ella, te prepararé un lugar para pasar la noche.

-Mañana no podemos ir.-exclamó Ella.

-¿Por qué?

-Es...es...-tartamudeaba.

-Noche de brujas.-dijo Charlotte.

-¿De qué hablas?

-Noche de cazadores, mejor dicho. 

-Nosotras tres somos las únicas brujas de la cabaña. Y los cazadores que siguen vivos después de tantos millones de años, todas las noches de luna azul, salen a cazar brujas.

-¿Luna azul?

-Si...es...es cuando la magia de una persona se debilita. Es como si la luz de la luna nos extrajese nuestro poder. Aunque no sea verdad, ya que no podríamos soportarlo. 

-Guau...bueno...eso fue interesante y algo extraño a decir verdad. Pero, si ustedes dicen que es la noche de la luna azul, iremos el día después de mañana.-dije algo desconcertada. 

Traté de salir pero Ella me lo impidió.

-Recuerda...hasta tu poder puede debilitarse. No te vayas. Pídele a otro que haga lo que debas hacer. Mañana por la noche te sentirás débil, asustada, cobarde...será culpa de la luna azul. Por eso, descansa, solo hazlo. 

-Bueno, lo haré.

-Y come.-gritó Adam desde arriba.

-¿Eso es necesario?-pregunté.

-Puedes ser.

Suspiré y subí las escaleras para dormir más de lo debido. Así, podría despertarme y esperar a que el día llegase y prepararme para poder buscar lo que tanto había estado anhelando...respuestas.

La noche cayó, pero yo no podía dormir a causa de las miles de preguntas que bailaban sin parar en mi cabeza.

-Peter...Peter.-lo llamaba mientras me acercaba a su cama.

-¿Qué sucede?-preguntó éste frotando sus ojos.

-Disculpa pero necesito decirte algo...encontré esto en mi maleta.-agarré una piedra celeste y se la entregué-Melissa me la dio cuando cumplí 14 años. Me dijo que esta piedra brillará en el momento que más lo necesite, y que cuando lo haga, yo tendré el poder de pedir un deseo, desde el corazón, que se cumplirá.

-¿Cuál es el problema?

-No está brillando. Y sé que lo siento en mi corazón, el deseo que tanto necesito que se cumpla, pero no brilla. 

-Puede que en el futuro la necesites.

-¿Más que ahora? Lo dudo.

-Tu futuro debe tener algo entre manos.

-¿Algo más? ¿Qué tan miserable seré?-reí.

-No lo serás, yo haré lo posible para que eso no suceda. 







¿Dónde está Melissa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora