Sabrina

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-Come tu comida.-me dijo Peter. Había pasado un mes y medio desde que le había mostrado la carta y comer ya no estaba en mi rutina diaria-Si no comes, le diré a Nick.

-No puedo creer que me extorsiones con mi novio.

-Para eso están los amigos.-dijo Adam.

Reí.

-Conozco a una mujer que colecciona antigüedades. Le puedo pedir a ella algunas cosas que nos puedan ayudar.-sugirió Adam.

-¿Cómo se llama?

-Sabrina Collins.

-Fue a la secundaria con nosotros-exclamó Charlie-Dejó la escuela para ir a buscar a sus padres biológicos.

-Vayamos ahora-dije.

-Vamos si terminas la hamburguesa.

Comí algo resentida aunque sabía que lo estaba haciendo por mi bien. Tenía ganas de vomitar pero traté de no llamar la atención y me terminé la comida.

Era una pequeña tienda en un lugar poblado, al lado se encontraba una panadería y el olor llegaba hasta aquel lugar lleno de libros antiguos, cada uno con algo propio de su época, desde la caligrafía hasta los sutiles colores. Me llevé la mano a la boca al entrar al encontrarme con tantos libros frente a mí...pero había uno que llamaba fuertemente mi atención.

-Esta cerrado-dijo una mujer algo amargada. Tendría entre unos 30 años, era pelirroja y tenía ojos claros. 

-¿Sabrina?-preguntó Adam.

-Adam ¿Qué haces aquí?

-Lo siento es que...

-¿Quiénes son ellos?-interrumpió Sabrina.

-El es Charlie, mi hermano mayor-dijo señalándolo- El es Peter, un amigo, y ella es Alexandra Lincolns, mi amiga. Estamos buscando a su hermana, Melissa.

-Lo siento, no se quien es.-dijo después de una pausa.

-Desapareció y necesitamos tu ayuda.-dijo Peter.

-¿Por qué ayudarlos? ¿No escucharon? Está cerrado.-dijo molesta.

-Escuche, necesito su ayuda. Por favor, solo quiero encontrar a mi hermana.

-Agarren lo que necesiten.-dijo.

Comenzamos a inspeccionar y la mayoría de los libros se trataban de lo que estábamos buscando. Fui dejando todos encima del mostrador. Estaba por ir a seguir revisando y miré el libro que había llamado mi atención anteriormente. Era rojo y tenía marcas de dedos por todas partes. Lo saqué de su lugar y pude ver que no tenía polvo pero parecía de épocas remotas. Sus páginas parecían pergaminos, con lo cual comencé a doblar las hojas con sumo cuidado. Su aroma tan peculiar me provocaba picazón de ojos. Estaba en un idioma que desconocía pero las imágenes redactaban la mayor parte. Mis alergias comenzaron a molestar con lo cual me tuve que detener. Al apoyar el libro sobre el mostrador, un pequeño papel que parecía arrancado de un cuaderno cayó al suelo. Era una lista de nombres, nombres extraños y todos estaban tachados, excepto el último. Me pareció ya que ella había dicho que no sabía quién era. Si no la conocía ¿Qué hacía el nombre de mi hermana en la lista?

-¿Encontraste algo?-preguntó Charlie.

-Si, mira.

Le mostré el papel y se quedó pensando. Estaba segura de que se preguntaba lo mismo que yo.

-Cuidado con esos libros...-dijo Sabrina entrando por la puerta trasera. Se asombró al ver la lista en mi mano-Diablos.

-¿Conoces a mi hermana?

-No, solo leí su nombre.-trató de agarrar la lista, pero yo se lo impedí.

-¿Por qué mentiste?-mi voz se iba haciendo cada vez más ronca. 

-Tienen que irse. Veo que los cuentos de hadas se les subieron a la cabeza.

Me guardé en mi bolsillo el papel, agarré los libros y me fui de allí más amargada de lo normal. 

-Por cierto-dije antes de cerrar la puerta-Lo único que vine a buscar fue ayuda...

-Tu no entiendes el riego que estas corriendo, Alexandra. Si quieres vivir, si quieres que tus amigos vivan, cumple el último deseo de tu hermana y vete de aquí.-dijo agarrando mi brazo.

-¿Por qué parece que en este lugar todos saben lo que sucede excepto yo?

-Porque por más que tu hermana te haya dicho su secreto, no tienes idea de lo que sucede. En esta historia, los detalles son lo esencial. Hasta que no sepas todos, no te metas en estos problemas.

-¿Puedes decirme qué diablos es lo que tienes que decirme?

-Lo siento...no puedo. Se lo prometí a alguien hace un tiempo...

-¡No me importa, solo dime dónde diablos está Melissa!

-¡No sé dónde está! Nadie lo sabe...

Me fui de allí con furia y apoyé suavemente los libros en el  baúl.  Volví a sacar el papel de mi bolsillo y me lo quedé mirando. Me parecía muy extraño que Melissa estuviera en él y no me podía meter en la cabeza que había personas relacionadas con lo que estaba sucediendo. Agarré mi celular y comencé a buscar a las personas tachadas. No tardé mucho en encontrarme con imágenes desgarradoras donde mostraban la muerte, las cuales habían sucedido no muy lejos. Se trataban de personas de tiempos antiguos, la última había sido encontrada hacía años. Se dice que fueron las escenas más violentas que se vieron en la historia y que no se puede descifrar la causa de la muerte de tantas personas. Nadie pudo resolver el caso. Una horrible sensación me vino a la cabeza.

-¿Qué haces aquí?-preguntó Adam-Tenemos que irnos.

-Si, lo siento.

Me subí al auto y comencé a conducir. Todos iban leyendo algo excepto yo, ya que mi vista estaba en el volante y en la calle. Pero por el espejo retrovisor pude ver a Adam con un libro y su celular apareció en su mano después de  vibrar.  

-¿Admiradora secreta?-preguntó Charlie.

-Sabrina me acaba de enviar un mensaje-dijo Adam obviando las palabras de su hermano-Dijo que nos encontremos mañana por la mañana en la tienda, que nos iremos a Nueva York.-dijo con decepción, ya que sabía lo que yo debía hacer. Me miró por el espejo y movió la cabeza hacia uno de sus lados.

-¿Nueva York?-dije con una leve sonrisa falsa.

-Mañana vamos en mi auto. Los paso a buscar a las nueve de la mañana.-Peter estaba eufórico y no podía dejar de planear. En cambio yo no lo estaba. Por un lado estaba feliz de haber encontrado una pista, pero por el otro, sabía que iba a tener que romper unos cuantos corazones esa noche.

Sus palabras comenzaron a ser un acompañamiento para mis pensamientos. Mis sentimientos por Nick eran demasiado fuertes como para abandonarlo así como así. No podía poner su vida en riesgo ya que la mía estaba colgando de un hilo. 

Al dejar a todos en sus casas, dejé mi auto a unas cuadras de la mía para poder pensar claramente. Pasé por una pequeña plaza donde mi padre me llevaba a andar en bicicleta cuando era pequeña. Y enfrente, el restaurante al que iba con mi madre a desayunar y a hacer mis tareas de la primaria. Todos esos recuerdos hermosos iban a ser guardados en mi memoria. Cada vez que los abriera iban a sumergirme en el dolor y la nostalgia. Solo el hecho de dejarlos ir a ellos también me hacía querer seguir el pedido de mi hermana. Sabía que nunca iba a arrepentirme tanto como esa noche, ya que mis padres siempre fueron mis mejores amigos. Dejarlos ir me era imposible imaginar. Era como abandonar una parte de mí...

¿Dónde está Melissa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora