Pesadillas

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Me digné a bajar para ordenar algo de comida. Abrí la puerta y estaba Nick, parado frente a mí, con una caja de pizza.

-No ordené nada.-le dije.

-Es un regalo.- no lo dejé pasar-¿Puedo pasar?

Dejé abierta la puerta por un momento y entró lentamente. 

-Pensé que ibas a comer abajo con los demás.-dije mientras metía mis manos en los bolsillos.

Levanté la tapa de la caja y solo había unos restos de queso en ella.

-¿Dónde está la pizza?-pregunté.

-No hay. Solo era una excusa para pedirte disculpas.

-¿Por qué? Yo debería disculparme.-cerré la caja fuertemente y me apoyé contra el respaldo de una silla. 

-Olivia me contó por qué no querías ir. 

Tenía ganas de decir "lo sabía", pero me contuve.

-¿Sabes qué? No te tienes que disculpar. Si para ti lo nuestro fue un error, lo fue. Si quieres ayudar, dejemos esto de lado, si no, te llevaré a California o te pagaré el viaje. Pero decídete ahora.-dije.

-Estaba muy enojado, Alex.-dijo mientras se acercaba a mí, pero yo me alejaba-Nunca me puse en tus zapatos. Lo único que tratabas de hacer era protegerme. Y estoy seguro que estos meses fueron más difíciles para ti que para mi. 

-Si, lo fueron. Pero lo que dijiste hoy...Yo siempre me arrepiento de las cosas que hago, pero nunca de lo nuestro. Creo que es una de las pocas cosas de las que no me arrepiento...-dije.

-Oh, Alex, ¿De verdad piensas que yo no pienso en ti todas las noches? ¿Sabes lo mucho que te extrañé? Lamentablemente mi enojo es algo que no puedo controlar, algo de lo que me arrepiento. Pero cada palabra que escuchaste de mí mientras no tenía noción de lo que decía, solo ponlas a un costado, tíralas a la basura si quieres. Y si, ya sé que no es una buena escusa, pero te prometo que en el futuro trataré de corregirlo. Pero escúchame ahora, lo único que quiero es volver a estar a tu lado, Alex. De poder contarte mis problemas, de poder escuchar los tuyos...porque después de toda una vida rodeado de abandonos y mentiras, tu eres lo único que sigue en pie para mí, lo único que me mantiene despierto de día.

-Nick, no me tengas pena. No necesito que me mientas para que yo me sienta bien.

-No, Alex, no es eso. Acabo de darte un sermón...

-¡Si!, y lo estás haciendo ahora. Me abrazas, sonríes al mirarme...¡Basta!-dije entre risas.

Él rió conmigo.

-Lo siento tanto. No sé qué hacer para que te  des cuenta de que no era verdad lo que dije.-comenzó a acercarse a mi hasta que quedamos cara a cara-¿No te sirvió lo que acabo de explicar?-sonrió.

-Si, lo hizo. Eres muy bueno cuando se trata de hablar de sentimientos, Nicholas Hall. Y yo también lo siento, te mentí por no sabes cuánto tiempo. Todas esas llamadas, esas escapadas...una vez te dije que...

-Bueno, basta.-interrumpió antes de volver a reír.

Agarró mi nuca y acarició mi cabello lentamente...y, como era de esperarse,  me besó. Sus brazos bajaron hasta rodear mi cintura y uno de ellos volvió a subir para llegar a mi cabello. Sus labios estaban fríos sin importar la estación. Mis piernas, inconscientemente, rodearon su cadera de forma inmediata, y sus labios comenzaron a calentarse, y no se alejaban de mi en ningún momento. Hasta que yo tuve que alejarlos para verlo. Volví a acercar mis labios a los suyos y sus manos volvieron a bajar hasta llegar a mi cintura. Mis piernas bajaron y se irguieron en el suelo...

-Nunca me contaste cómo es que terminaste en Nueva York.-le dije. Estábamos los dos recostados, mirándonos mutuamente.

-Olivia quería ir a ver a una banda que tocaba en allí. Estábamos en el medio del camino y no había gasolina. Fuimos lo más rápido posible a la estación de servicio más cercana, donde estabas tú. Escuché unos ruidos extraños, entonces fui para ver qué estaba pasando y allí estabas. 

Pude recordar su rostro encima del mio recibiendo la bala en el hombro. O la sangre manchando su camiseta.

-Gracias por salvarme la vida. Y perdón por haber recibido la bala.-le dije mientras pasaba mi mano suavemente sobre su pecho.

-No es nada, es solo una cicatriz.-sus labios volvieron a acercarse y nos dimos un beso antes de dormir.

Me dí la vuelta y miré a la ventana que daba a la ciudad. Tenía esa extraña sensación en el estómago cuando Nick acariciaba mi brazo con la yema de sus dedos. Como...mariposas.

-Nick...Volverás a California, ¿No?

-No, no hasta encontrar a Melissa y llevarte conmigo.

Necesitaba escuchar esas palabras solo para saber que no me quedaría sola una vez más. Aunque ya sabía que no se iría, lo necesitaba oír de su boca. Y aunque quería suplicarle que se fuese de allí, mi egoísmo no me dejó, porque lo quería a mi lado... 

Me abrazó fuertemente hasta que nos quedamos dormidos. 

Podía sentir un cálido viento soplar mi cabello y respirar en mi cuello. Yo estaba corriendo sin mirar para adelante. Me concentraba en la sombra que me seguía por detrás y en la manera de su caminar. Yo me estaba quedando sin aliento y él solo daba pasos lentos y sigilosos. Podía escuchar su voz diciendo mi nombre muchas veces. Tenía cierta maldad en ella. Miré mis pies y los vi paralizados por el miedo sin dejarme escapar. Pensaba que lo peor se acercaba, pero al ver sus sus extraños ojos, pude ver que era Melissa. Pero no pude ver en sus ojos reflejada la bondad o la felicidad. Ni siquiera la luminosidad que emitían al mirarte. Lo único que pude ver fue una faceta de colores agrios y oscuros que te dejaban sin habla. No era la misma persona que conocía. 

Me desperté de un saltó. Estaba agitada y alarmé a Nick. Con toda la paciencia del mundo me preguntó qué sucedía.

-Solo fue una pesadilla.-le dije tratando de parecer tranquila. Pero fue imposible ya que ni yo misma me lo creía.

Me concentré en mirarlo y en volver a recostarme a su lado. Sus brazos volvieron a abrazarme y pude leer sus labios: "Todo va a estar bien, solo fue una pesadilla. Si necesitas algo estoy aquí ¿Si?"

Mis ojos se cerraron y todo fue oscuridad. Una horrible y fría oscuridad. Estaba concentrada en la desesperación de un rostro, el cual podía ver muy de lejos. El silencio era tan profundo que podía escuchar mi sangre recorrer por mis venas. O el crudo sonido de los huesos de mis piernas levantándose. 

-"¡No! Camille, no" "Mira cómo cambió tu humor" "¡Diablos que es apuesto!"-una voz extraña me susurraba en el oído. 

Caí en el suelo y mis lágrimas formaron un mar desértico en el medio de la nada. Mi corazón palpitaba fuertemente.

-Estoy muy confundida.-le dije al extraño.

-¿Por qué trajiste a Nick?-me levantó la barbilla y pude ver que la extraña voz era yo. Mis pensamientos más profundos que ni siquiera yo los escuchaba a veces -¿Crees que esto es mejor?¿Por qué no lo dejaste morir en paz?

-No, ¡No!-me tapé los oídos para no seguir escuchando la fuerte voz que magullaba mi tímpano.

-¿Crees que significas algo? ¿Qué pasará cuando no seas nadie? ¿Cómo te sentirás?

-Déjame despertar.

-¿No te convertirás en la heroína de esta pesadilla? ¿O solo eres una patética y es...

-¡Vete de aquí!-mi gritó rebotó en todo el lugar, rompiendo en mil pedazos mis pensamientos, transformándolos en fragmentos olvidados en mi mente. 

La oscuridad comenzó a desvanecerse y lo único que había quedado fue el nombre de Nick escrito en tinta a punto de ser tachado.

-¡Alex!-gritó Nick con tanta fuerza que logró despertarme.

-¿Qué sucede?

Al hablar, pude sentir la poca vitalidad de mis cuerdas vocales y la adrenalina que había sido expulsada de mi cuerpo en pocos segundos.

¿Dónde está Melissa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora