Scott

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Toqué la puerta y aguardé allí por unos minutos.

-¿Serena?-preguntó el hombre del otro lado de la puerta.

-Si.-dudé.

-Está abierto.

Abrí la puerta rápidamente y la cerré con cuidado.

-Bueno, aquí está tu informe.-comenzó a decir sin siquiera mirarme-Perdona por...

Su rostro mostró cierta palidez.

-Tu no eres Serena.

-Lo sé. Disculpe por venir a estas horas...

-¿Eres alumna en esta universidad?

-No, pero de verdad necesito su ayuda. Es acerca de mi hermana, esta perdida.

-Espera, me pareces familiar.-revolvió unos papeles que estaban en su escritorio y sacó un periódico. Giró el papel y me mostró una imagen mía en primer plano al lado de mi hermana. Debajo de ella decía "Perdidas"en rojo-¿Tu eres Alexandra Lincolns?

-Si. Por favor, no llame a la policía. Solo...

-¿Sabes lo que pagarían por ti?¿Tienes idea de lo que puedo hacer con solo chasquear mis dedos? Cariño, de verdad que te has puesto en peligro al venir aquí.

En ese momento me arrepentí de no haberle dicho a nadie mi plan de ir a la NYU a tales horas. Se acercó a mí sin dudarlo.

-Lo sé. Pero quiero saber cuán bien conoces a mi hermana.

-¡Por Dios! ¿Crees que te voy a ayudar? ¿Después de todo por lo que Melissa me hizo pasar? Casi me asesinan. Tardé años en limpiar mi nombre. Y de seguro que ellos me pagarán mejor que tú.

-Escúchame.-le dije levantando la mano para separar su rostro del mío y alejarme de él-Vine aquí para buscar ayuda. Lo único que quiero es que me digas por qué ayudaste a Melissa y me iré por esa puerta y no volveré ¿Trato?

-Eres muy mala para hacer tratos. Quiero algo más. Quiero ser parte de tu grupo en busca de Melissa.

Me hice la pensativa. Lo cual era mentira ya que mi respuesta era muy obvia.

-¿Por qué diablos todos quieren lo mismo?-pregunté.

-Te lo explicaré si me dices que sí.

-No.-respondí de manera seca.

-No hay respuesta.-estaba tan cerca mío que podía escuchar hasta el movimiento de su garganta al tragar saliva.

-¿De qué lado estás?-pregunté inútilmente.

-Del tuyo.

Su respuesta me sorprendió. Estaba esperando un "¿Tú qué crees?" o "Vete de aquí, ahora mismo". ¿Me habrá mentido?, pensé.

-¿Y por qué no me quieres ayudar?

-Por qué si te digo lo que sé, si te digo lo que quiero, no hay trato para mi.

-Por favor.-dije entre dientes.

-No.

-Me iré.-mentí.

-Y yo chasquearé.

Me quedé callada, estaba pensando diferentes escapatorias de aquel lugar. No podía salir corriendo y pretender que nada había pasado. Porque eso estaba perjudicando todo por lo que habíamos trabajado. No tenía mas tiempo, tuve que actuar rápido.

-Trato. Pero debes ayudarme.

Agarró su abrigo y abrió la puerta.

-¿Un trago?-preguntó mientras mantenía la puerta abierta.

Asentí, algo resentida y me adelanté.

Fuimos a un bar lleno de gente y nos sentamos en la barra.

-¿Qué quieres saber?-preguntó después de beber la mitad de la botella de un trago.

Alejé la bebida con dos dedos. Giré para dirigirme a él. Me sentía algo culpable por haberme escapado por la noche. Estaba muy segura de que se sentían aterrados.

-¿Qué quieres? ¿Por qué quieres ir a la cabaña?

-Charlotte me debe un pequeño trato, algo que sucedió hace unos cientos de años, larga historia. Digamos que gracias a mí obtuvo sus poderes. Necesito cobrar lo que es mío.

-¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué ayudaste a mi hermana?

Vaciló por un momento.

-Melissa tenía algo en contra mio. Mi historia. Me ofreció desaparecer a cambio de información.

-¿Tu historia?

-La historia que escribieron los humanos no tiene nada que ver con lo que sucedió. La princesa Rosaline estaba casada con un príncipe, el cual no quiero nombrar. Tuvimos un romance y ella quedó embarazada. Al nacer la niña se dieron cuenta que no era como ellos. Era... diferente. Podía hacer ciertas cosas que los humanos no podían. Comencé a encariñarme con mi hija, Celine, no como el príncipe que en el fondo sabía que no era de él. Cuando se enteraron que la niña tenía poderes, Rosaline me pidió que me la llevase lejos ya que la asesarían al saber que estuvo conmigo y que su hija era mía. Me la llevé y estuvimos allí unos años.

-¿Qué pasó después? ¿Qué le sucedió a tu hija?

-Los humanos. La rebelión comenzó y nos encontraron.

-¿Por qué me quieres ayudar si yo estoy tratando de salvar a los humanos?

-Puede ser que los humanos destruyeron mi vida, pero le prometí a mi hija que terminaría con la guerra. Fue la primera persona con tu poder.-su voz comenzó a entrecortarse- La torturaron tanto que no pudo ni siquiera comenzar con el proceso de extracción. Sufrió tanto y todo culpa de ese príncipe...pero el peor de todos, Eden. El peor de los inmortales. Le trató de sacar la magia y la terminó asesinando por el dolor que provocó. Y es el mismo que quiere sacarles la magia a tu hermana y a ti.

-Lo siento. No sabía la historia de tu hija.

Levantó la mano como si mis disculpas no valieran la pena. Las cuales sabía que no podían volver el tiempo atrás.

-¿Sabes dónde la tienen?

-Algo así. Sé quién puede llegar a saberlo.

Se me subió a la cabeza la estúpida imagen del rencuentro entre Melissa y yo, y de la felicidad en su rostro, lo cual no iba a suceder. Iba a estar algo furiosa por haber tratado de salvarla y haber metido a otras personas en ello. La conocía hace 20 años, y mejor que nadie ya que me contó todos sus secretos, excepto que nos estaban buscando para destruir el mundo.

-¿Quién?

-Primero tu parte del trato. Llévame allí.

Mi sonrisa desapareció por un instante. Levanté mi cerveza y le dije que nos iríamos al terminarla.

Pensaba en lo que diría Peter. O en lo que Charlotte y Ella pensarían, o la decepción reflejada en el rostro de Nick por no contarle lo que tramaba. Y sabía que tendría que hacer algo más que disculparme. Tendría que demostrarles que confío en ellos después de todo

Nos levantamos después de unos pocos minutos de silencio y nos dirigimos a mi auto.

-¿Está muy lejos?-preguntó.

-Solo tenemos una hora.

-¿No se preguntarán dónde estás?

-No les dije que me iba.

-Les mentiste.-dijo algo sorprendido.

-No les metí, solo les oculte la verdad para poder encontrar a mi hermana. Tenía que preguntarte algunas cosas y ellos no me habrían dejado.

-Solo se preocupan por ti. Ya lo sé, muy humano.-dijo con una mueca de aberración- Todo el mundo te está buscando para, técnicamente, destruirte.

Sabía que tenía razón, ellos me querían proteger. Pero lo de aquella noche fue algo que sentí que debía hacer sola.

¿Dónde está Melissa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora