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La luna brillaba predominante detrás de las oscuras nubes que cubrían el cielo nocturno, y ocultaban las estrellas. Testigo y aliada de nuestros actos, iluminaba nuestro camino lo suficiente como para que Will y yo lleváramos a cabo nuestro tan esperado plan. Bueno, mi tan esperado plan.
La casa antigua de dos pisos estaba frente a nosotros con todas sus luces apagadas, excepto una en el segundo piso. A leguas se veía que la casa tenía ya muchos años, pero realmente no estaba deteriorada. Alguien vivía ahí, y aún la mantenía perfecta. Por alguna razón yo esperaba encontrar una casa vieja, y escalofriante. La clase que los jóvenes sólo le prestan atención en halloween, y los padres usan como amenaza para poner a sus hijos en cintura. Lamentablemente no era así, así que probablemente no encontraríamos nada.
Para entrar trepé por la no muy alta valla de madera. Una vez del otro lado me agaché entre los arbustos para no ser vista, aunque realmente no se sentía ninguna otra presencia alrededor. Aquel era un lugar tranquilo, nadie parecía salir de noche, ni caminando ni en coche, por lo que no fue tan difícil entrar en la propiedad. Will imitó mis movimientos saltando y metiendose entre los arbustos. Le hice una señal con la cabeza para que me siguiera. En cuclillas y aún metidos entre los arbustos avanzamos sigilosamente hasta la parte trasera de la casa. El césped mojado nos había limpiado la suela de los zapatos que minutos atrás habían estado cubiertas de lodo.
—Ahí esta la entrada —dije apuntando una pequeña puertita de dos alas que sobresalía del suelo al costado de la casa.
—Tiene candado —dijo Will tomándolo entre sus manos.
—Tendremos que quebrarlo con una piedra —dije.
—Eso sería muy escandaloso —Will frunció el ceño —, mejor déjamelo a mí.
Will sostuvo el candado con su mano izquierda y coloco su dedo índice de la derecha en el orificio donde va la llave. Una muy diminuta chispa de mana salio de su dedo entrando por el orificio del candado, y un pequeño ruido se hizo presente cuando este derritió un agujero en el metal, provocando que el candado se abriera sin escandalo alguno. Me pregunte por qué Will no había simplemente desintegrado todo el candado, pero luego recordé que él siempre trataba de hacer el menor desastre posible. Y viendo que era la primera vez que lo veía tomar la delantera en algo, no quise molestarlo.
Descendimos por una sombría, delgada, y empinada escalerilla. Cuando ya estábamos abajo él mencionó.
—Así fue como descubrí mi habilidad —susurró—, me encantaba jugar video juegos, un día mi mamá se enojo conmigo por qué le conteste de una forma algo grosera manera a mi tía. Me ordenó disculparme, y me negué. Entonces puso un candado en el enchufe de mi consola para que no pudiese conectarla a la luz, era muy pequeño así que no sé cómo fue que se me ocurrió esto pero lo hice. Claro que la bola fue de más magnitud y terminé desintegrando todo el cable.
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Avril - 1998
General Fiction¿Qué pasaría si te dijeran que realmente no estás loca? Que en realidad la voz que has escuchado en tu cabeza todo este tiempo es real, que no eres tan normal como pensabas, y que eres portadora de una habilidad que muchos desearan y te querrán arra...