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La muerte puede ser la más fácil de las salidas. No es tan mala si lo piensas detenidamente. Te alejas de las preocupaciones, y todos tus errores quedan en el olvido.
O al menos eso es lo que algunos dicen.
Personalmente, no quiero morir, no todavía. No quiero irme y dejar todo y a todos en manos de Dominique y Denisse, no cuando todo esto fue por mi culpa. Quién diría que mis primeros días en esta escuela estarían llenos de cosas tan extrañas, pensé que el venir aquí acabaría con mis problemas, pero no fue así.
Estaba muerta.
O eso creía.
Ya no había nada más que hacer, me sentía en el limbo. Todo estaba obscuro. Me levanté lentamente. Observé a mi alrededor y solo vi obscuridad. El cielo era negro, las paredes e incluso el suelo, era una habitación muy extraña porque a pesar de todo podia verme a la perfección. Una luz blanca comenzó a aparecer frente a mí, era muy pequeña, tanto como una luciérnaga que comenzó a revolotear a mi alrededor; avanzando hacia adelante. Quería que la siguiera.
Estaba a punto de dar un paso cuando escuché mi nombre a mis espaldas, era la voz de Will. Me di media vuelta y lo vi. Una de las paredes me dejaba verlo en el jardín de las rosas, corrí hacia él pero un cristal me impidió llegar, este dividía el jardín y la habitación obscura en la que me encontraba. Nunca pensé llegar a ver tal escena, verme a mí misma sin vida, estaba entre los brazos de Will y él entre sollozos decía mi nombre, pidiéndome que volviera. Y sí quería hacerlo. Puse ambas manos en el cristal y comencé a golpearlo mientras gritaba su nombre.
¡Will! ¡Will!
Era en vano.
Él no podía oírme. Me tiré al suelo con la cabeza pegada al cristal. Mis ojos se llenaron de lágrimas y pronto se comenzaron a rodar.
—Eres una tonta —me dijo entre sollozos.
¿En serio lloraba así por mi?
Un fuerte llanto brotó de mi interior y las lagrimas rodaban una tras otra. No lo entendía. No sabía como había podido tomarle semejante cariño a Will en tan solo un par de semanas. Había tal caos alrededor que ni siquiera me había dado cuenta lo asustados que estaban todos. No eran muchos los que se atrevía a enfrentar a Denisse.
A pesar de todo, algunos de los magos de mana que regresaron con Will lo hacían, no creo que fuese por mí pero se los agradecía. Su mana de colores volaba por los aires en dirección a ella, pero casi todos fallaban. Ya que no podían con la presión del remolino de aire que se había formado a su alrededor. El aire se desataba de una forma aterradora gracias a que ella lo estaba controlando, algunas rosas se deshojaban y sus pétalos volaban de un lado a otro, combinados con las bolas de colores. Si esto no fuese una pelea, sería un bello espectáculo.
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Avril - 1998
General Fiction¿Qué pasaría si te dijeran que realmente no estás loca? Que en realidad la voz que has escuchado en tu cabeza todo este tiempo es real, que no eres tan normal como pensabas, y que eres portadora de una habilidad que muchos desearan y te querrán arra...